Ya es hora de que tengas un seguro de vida

Define tus metas, las de tu pareja y la de ustedes dos.

Define tus metas, las de tu pareja y la de ustedes dos. Crédito: Photos.com

Poseer un seguro de vida es esencial para afirmar el futuro y la estabilidad económica y emocional de tu familia. Esas pólizas que tan fácilmente pueden adquirirse a precios que se adaptan a tu economía particular son excelentes recursos que aseguran el bienestar de tus seres queridos en caso de que tú faltes y que, por eso mismo, te darán una gran tranquilidad mental en vida.

Los seguros de vida de hoy en día vienen en todos los colores, es decir, con muchas diferentes variantes para satisfacer tus necesidades individuales y tus posibilidades económicas, y los hay hasta que te devuelven el dinero que inviertes en ellos si nunca llega a usarse en el plazo de tiempo para el que lo compras (por cierto, esto es lo que se llama un seguro con Return of Premium, o ROP).

Entonces si son tan importantes, ¿por qué muchas personas a quienes les harían tanta falta no los adquieren y se evitarían así muchos problemas en el futuro? Pues porque tienen ideas preconcebidas y falsas sobre esas pólizas, mitos que quizás han pasado de generación en generación y que les han hecho pensar que si prescinden de un seguro de vida se ahorrarán tiempo y dinero. ¡Pues es todo lo contrario¡

No poseer una póliza de ese tipo podría significar la ruina futura de la familia que tanto amas… cuando ya tú no estés junto a ellos para ayudarlos a salir del apuro. Estos son cinco de esos mitos que tanta gente -y especialmente nosotros los latinos- cree sobre los seguros y por qué, si los miras de cerca y con realismo, son totalmente falsos:

1. “Si algo me pasa, mi familia puede regresar a mi país en América Latina” -Lo más probable es que tu familia no quiera regresar a una realidad que ya les es ajena-.

2. “Mis parientes aquí o en América Latina se ocuparán de mi familia” -Si tú no te ocupas de los tuyos cuando puedes hacerlo, asegurando su futuro con una póliza de vida, va a ser difícil que alguien tenga los recursos o el deseo de ayudarlos como se merecen-.

3. “Dios se ocupará de ellos” – Confía en lo bueno que vendrá de allá arriba, pero también hazle las cosas más fáciles dejándole a tu familia recursos financieros prácticos para que salgan adelante-.

4. “Mi mujer se casará de nuevo y la familia tendrá un nuevo padre” -No puedes contar con que esa nueva persona en la vida de tu viuda vaya a ocuparse económicamente de los tuyos. Es responsabilidad tuya en vida proveerles para el caso de que tú no puedas verlos crecer-.

5. “Soy joven y saludable y no creo que me vaya a pasar nada malo” -Es maravilloso ser optimista en la vida pero como nadie tiene una bola de cristal para saber cuando le llegará su fin, pon un dinero aparte cada mes para pagar una póliza que, pase lo que pase, dará a tu cónyuge y a tus hijos la red de seguridad que necesitan para enfrentarse solos a la vida-.

Tus metas, sus metas y las de los dos

Voy a comenzar con un corto relato: había una vez una pareja que estaba tratando de empujar un piano a través del umbral de una puerta. Después de un tiempo de esfuerzos y sin ningún resultado, le dice él a ella: “¡Qué va, nunca podremos entrar este piano al cuarto!”. A lo que ella le respondíó: “¿Entrarlo? ¡Yo estaba tratando de empujarlo hacia afuera!”. Créelo o no, esta historia tiene mucho significado cuando se trata de la comunicación entre parejas acerca del dinero.

Muchas veces tal vez sabemos que platillo le gusta, cual es su color preferido y a donde ir para celebrar su cumpleaños, pero en realidad no tenemos ni la menor idea de las metas personales de nuestra pareja, y mucho menos de las metas que podríamos alcanzar entre los dos si “empujamos” ese piano en la misma dirección. Para hacerlo, aquí tienes unos simples pasos que te ayudarán a tener bien claras tus metas, las de él y la de los dos:

Número 1: Define tus metas y las de tu pareja.

Envíale una invitación a una reunión contigo en un sitio tranquilo y sin distracciones. Dile que traiga una mochila o bolso imaginario donde va a poner sus sueños y sus planes personales para el futuro y dile que tú harás lo mismo.

Solo por el hecho de que ahora eres parte de una pareja, no significa que te hayas convertido en una mitad. Tú tienes tus propias metas personales y qué bueno que ahora puedas contar con el apoyo de tu pareja para ayudarte a alcanzarlas. Pero para eso necesitas tener bien claro de que se tratan y que ayuda o apoyo, específicamente, esperas de él o de ella. Tal vez quieras continuar tu educación, cambiar de trabajo o comenzar a trabajar fuera de casa. Comparte tus sueños y metas. Te va a ayudar a ti a alcanzarlas y a él o ella a no tener que leer tu mente para saber que deseas.

Tu pareja también tiene sus metas personales y es muy saludable que se sienta cómodo/a de poder compartirlas contigo. Esta conversación no tiene que esperar hasta después del matrimonio. Es un tema muy importante que establecerá el voto de confianza entre los dos y les hará sentir a cada uno que no está solo y que tiene un cómplice, un aliado en su crecimiento personal. Pero tienes que darle la importancia que se merece al enfocarte solo en este tema durante esta reunión. Eviten la tentación de traer otros asuntos al caso. Concéntrense en ustedes.

Número 2: Establezcan todas las metas que tengan en conjunto.

Puede ser la compra de una casa, hacer un viaje juntos, comenzar una familia… En fin, definan cuáles son las prioridades que tienen como pareja.

Los conflictos más comunes entre las parejas y la causa principal de un divorcio es la discordia por el dinero. Pero si tu tienes bien claro cuales son tus propias metas, las de tu pareja y las que ambos comparten estás fabricando unos cimientos muy estables y evitando los malos entendidos que pudieran llegar a peores consecuencias.

Recuerda que el amor no se trata tanto de mirarse profundamente a los ojos por horas con tu pareja, sino de mirar juntos hacia un mismo horizonte.

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