Metanfetaminas inundan EEUU
Cárteles mexicanos la producen a escala industrial; controlan el 80% del mercado

Un soldado mexicano custodia parte del decomiso de 15 toneladas de metanfetaminas, en septiembre pasado, en el estado de Jalisco. Crédito: EFE
SAN LUIS, Missourí. – La represión de la producción y venta de metanfetamina nacional ha creado un vacío que está siendo rápidamente llenado por los carteles de la droga mexicanos, que inundan las ciudades estadounidenses con una variedad de la droga muy barata y extremadamente potente, producida en “superlaboratorios” que funcionan como fábricas.
Si bien las metanfetaminas mexicanas no son nuevas en Estados Unidos, hoy constituyen probablemente el 80% de ese mercado en este país, según la Administración de Lucha contra las Drogas (DEA). Tiene una pureza de hasta el 90%, lo que le garantiza al usuario un efecto más rápido, intenso y prolongado.
“Son operaciones sofisticadas, de alta tecnología, que se manejan con mucha precisión en México”, afirmó Jim Shroba, agente de la DEA en San Luis. “La ponen en venta apenas terminan de producirla”.
Los carteles están penetrando el mercado de metanfetaminas estadounidense del mismo modo que penetraron el de la heroína: produciendo una variedad de la droga barata, altamente adictiva, que transportan por los mismos canales usados para la marihuana y la cocaína, indicaron las autoridades.
Las confiscaciones de metanfetaminas a lo largo de la frontera con México se han más que cuadruplicado en los últimos cinco años. Los archivos de la DEA revisados por la Associated Press muestran que las cantidades confiscadas han aumentado de poco más de 4,000 libras en el 2007 a más de 16,000 en el 2011.
En el mismo periodo, también se incrementó la pureza de las metanfetaminas mexicanas, de 39% en 2007 a 88% en 2011, según los documentos de la DEA. También el precio cayó a su vez un 69%, de 290 dólares por gramo puro a menos de 90 dólares.
Las metanfetaminas mexicanas tienen una apariencia más clara, como si fuera vidrio, en comparación con las fórmulas de producción más rudimentaria. A menudo se asemejan a fragmentos de hielo, de color entre azul y blanco claro, y su olor es parecido al amoniaco, orina de gato o incluso plástico quemado.
“Si se les mira se advierte que tiene una apariencia mucho más pura”, dijo Paul Roach, agente de la DEA en Denver.
La mayor presencia de las metanfetaminas mexicanas en el mercado estadounidense no significa que los laboratorios estadounidenses hayan desaparecido.
La cantidad de laboratorios que fabrican metanfetaminas en Estados Unidos va en aumento no obstante que las autoridades federales, estatales y locales han impuesto severas restricciones a la compra de píldoras para resfriados y alergias que contienen pseudoefedrina, un componente básico en la fórmula más común de las metanfetaminas.
La represión se intensificó hace una década e hizo que resultase más difícil producir grandes cantidades, de modo que los estadounidenses comenzaron a producir una variante de la droga con un método más sencillo, en el que se mezclan los ingredientes en una botella de medio litro que produce pequeñas cantidades, suficientes para el consumo personal.
Pero del lado mexicano de la frontera se produce la droga en escala industrial. Modernas fábricas producen toneladas de droga usando fórmulas desarrolladas por químicos profesionales. El producto final es generalmente entrado de contrabando a Estados Unidos, escondido debajo de camiones o junto con otras drogas.
Mientras que los laboratorios clandestinos de Estados Unidos generalmente abastecen zonas rurales, la metanfetamina mexicana va dirigida a los usuarios de las ciudades y sus suburbios. Cada vez se confiscan más drogas en decenas de ciudades incluidas Dallas, Phoenix, Denver, Chicago, San Luis y Salt Lake City, según la DEA.
La comercialización de la droga sigue un modelo muy establecido. Al aumentar la pureza y bajar el precio, los carteles consiguen que mucha gente se haga adicta y crean una nueva base de clientes.
“Son unos genios para la venta”, comentó Jack Riley, agente de la DEA a cargo de la oficina de Chicago.
Cuando las autoridades de Illinois confiscaron recientemente 1,000 libras de marihuana mexicana, encontraron diez libras de metanfetaminas escondidas en el cargamento, básicamente una muestra gratis para que el distribuidor ofrezca a sus clientes, indicó Riley.
Hasta hace poco, rara vez se veía metanfetamina en los centros urbanos grandes, con excepción de algunas pandillas de motociclistas y sectores de la comunidad gay, dijo el funcionario.
“No se veía en la calle, como la cocaína y la heroína”, manifestó Riley, quien teme que si los aproximadamente 180,000 pandilleros que se cree hay en Chicago se involucran en el tráfico de la droga se produzcan brotes de violencia.
Los agentes federales dicen que el flujo de metanfetaminas mexicanas refleja la dificultad de librar una guerra de dos frentes contra las drogas en México. Cuando se asesta un golpe a una fuente, la otra intensifica su oferta para satisfacer la demanda.
Si se toma en cuenta que el mercado de metanfetaminas de las grandes ciudades no había sido explotado, no sorprende el incremento en la venta de esa droga, afirmó el criminólogo de la Universidad Estatal de Illinois Ralph Weisheit, quien es experto en las metanfetaminas.
“Era algo inevitable”, afirmó. “Algo que se veía venir”.
La cocaína sigue siendo de lejos la droga más rentable para los carteles. La RAND Corp. calcula que los traficantes mexicanos se embolsan unos 30,000 millones de dólares anuales por la cocaína, 20,000 millones por la heroína y unos 5,000 millones por las metanfetaminas que distribuyen
Pero la cocaína es cada día más costosa y menos pura. La DEA dice que el precio del gramo de cocaína pura subió un 59% entre el 2007 y septiembre del 2011. Y su pureza disminuyó un 25%.
La cocaína, por otro lado, generalmente viene de Colombia, lo que implica que los carteles mexicanos actúan como intermediarios y tienen que competir entre sí. Ello disminuye las ganancias.
Dado que las metanfetaminas son una droga sintética que pueden producir ellos mismos, las ganancias potenciales son enormes.
“No dependen de una planta”, destacó Weisheit. “Pueden producirla en su totalidad en México. Y es algo muy compacto, más fácil de contrabandear”, agregó