La economía domina la actual batalla electoral

Ningún presidente de EE.UU. ha logrado la reelección con un desempleo superior al 7.5 por ciento

Los votantes estadounidenses irán a las urnas con una sola cosa en mente: la recuperación económica.

Los votantes estadounidenses irán a las urnas con una sola cosa en mente: la recuperación económica. Crédito: AP / Archivo

La debilidad de la economía de EE.UU. y las recetas para revitalizarla son el principal interés de las elecciones en el país que enfrentarán el 6 de noviembre al actual mandatario Barack Obama y al republicano Mitt Romney.

Obama, que busca la reelección, se ha concentrado las últimas semanas en subrayar su compromiso con los trabajadores al recordar una y otra vez la importancia del multimillonario rescate gubernamental de la industria automovilística (General Motors y Chrysler) como salvavidas de miles de empleos domésticos.

“Cuando el gobernador Romney dice que deberíamos dejar que Detroit (corazón de la industria automovilística de EE.UU.) se hunda, yo digo que debemos apostar por los trabajadores de EE.UU. y la industria del motor, que ha vuelto a resurgir”, afirmó Obama en el segundo debate.

El presidente dice que la debilidad económica es fruto del estallido de la burbuja financiera de 2008 que, a su juicio, fue alimentada por las políticas de su antecesor, el republicano George W. Bush, y que Romney, según él, pretende replicar.

Por el contrario, Romney, que saca a colación con frecuencia su amplia experiencia en el sector privado, sostiene que la recuperación económica actual no parece “de verdad”.

“Una recuperación real no se parece a esto”, indicó Romney en un mitin en Virginia al criticar el tímido ritmo anual de crecimiento del 1.3% en el segundo trimestre del año, así como el 2 por ciento del tercer trimestre aún provisional, y el elevado índice de desempleo en EE.UU., que se situó en septiembre en el 7.8%.

El desempleo en EE.UU. había permanecido hasta septiembre 43 semanas por encima del 8%, un dato utilizado una y otra vez por Romney y los republicanos para criticar la fragilidad económica.

La cifra de septiembre pareció dar un respiro a Obama, a quien se le ha recordado que ningún presidente ha logrado la reelección con un desempleo superior al 7.5%.

Para un segundo mandato, Obama ha propuesto el llamado “nuevo patriotismo económico”, un plan basado en el impulso de la clase media, la creación de empleo manufacturero, la inversión en educación y el desarrollo de los recursos energéticos en territorio estadounidense.

Para Romney, sin embargo, el problema principal reside en que el actual presidente considera, a su juicio, que es “el Gobierno quien debe construir las empresas” y que quiere sustituir la iniciativa privada como principio básico de la economía de EE.UU.

“No creemos que las mejores ideas estén en Washington, gestionadas por burócratas. Creemos en la competencia”, añadió el número dos republicano, Paul Ryan, en un reciente acto de campaña en Florida.

Otro de los ejes de la confrontación es la creciente deuda, que alcanza ya los 16 billones de dólares, y el abultado déficit de Estados Unidos, que ha cerrado los últimos cuatro años fiscales por encima del billón de dólares y en los niveles más altos desde la Segunda Guerra Mundial.

El aspirante republicano a la Casa Blanca ha calificado de “inmoral” el endeudamiento de EE.UU. porque supone pasar la factura a las siguientes generaciones, y ha arremetido contra las recetas políticas de Obama basadas en subir los impuestos ya que, dice, “ralentizan el crecimiento”.

Por contra, Obama ha criticado la “romnesia” (amnesia de Romney) por sus cambios de opinión, la falta de detalles de sus planes económicos y su intención de favorecer a los más ricos al evitar que se aumente su carga tributaria.

“En suma, (Romney) tiene un plan de empleo que no crea empleo, y un plan de déficit que no reduce el déficit”, dijo el candidato demócrata en un acto en Nuevo Hampshire, uno de los estados bisagra, en alusión a las dudas expresadas por economistas sobre la viabilidad de los objetivos de reducción del déficit y de creación de 12 millones de empleos del candidato republicano.

Tal es la concentración de ambos candidatos en la economía que en el último debate presidencial en Boca Ratón (Florida), basado en un principio en cuestiones de política exterior, sostuvieron una encendida confrontación acerca del desempleo y los presupuestos durante más de diez minutos antes de que el atónito moderador pudiese retomar las cuestiones internacionales.

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