Supertormenta estropea recta final de la campaña

Tanto Romney como Obama suspendieron actos justo cuando resta una semana en su muy reñida contienda por la Casa Blanca

Así lucían el Capitolio y la Avenida Pensilvania la mañana del lunes 29 de octubre de 2012, mientras empezaba a caer la lluvia por la tormenta Sandy.

Así lucían el Capitolio y la Avenida Pensilvania la mañana del lunes 29 de octubre de 2012, mientras empezaba a caer la lluvia por la tormenta Sandy. Crédito: AP / J. Scott Applewhite

La supertormenta que azota la costa este de Estados Unidos causó estragos en las estrategias proselitistas del presidente Barack Obama y del candidato republicano Mitt Romney, justo cuando resta una semana en su muy reñida contienda por la Casa Blanca.

Obama canceló actos de campaña el lunes y martes a fin de atender desde la Casa Blanca la excepcional emergencia que asuela la región densamente poblada entre Washington y Boston, y que comienza a extenderse hacia Chicago y la zona centro-nororiental del país. El vicepresidente Joe Biden, que también busca la reelección, se sumó a Obama en suspender las actividades electorales del martes.

Romney siguió adelante en la campaña con una reunión programada en Ohio, pero su equipo afirmó que el propósito era dar alivio por la tormenta. Su compañero de fórmula, Paul Ryan, canceló tres mítines en Colorado.

Los dos candidatos presidenciales desearon evitar la apariencia de darle más importancia a la política que a las necesidades más inmediatas de numerosos estadounidenses derivadas de las inundaciones, los apagones, los apuros económicos y la seguridad individual.

Ante el panorama de que el resultado de los comicios del martes 6 de noviembre sea posiblemente decidido por el menor de los márgenes, la tormenta dominará la cobertura noticiosa y distraerá a millones de electores en los escasos días cruciales para que los candidatos se ganen el favor de los votantes todavía indecisos.

“Cuando la ciudad más grande de la nación e incluso su capital están en peligro, cuando tanta gente está en peligro y en riesgo de penurias, es difícil regresar para discutir sobre los impuestos”, puntualizó el historiador y biógrafo presidencial Douglas Brinkley.

Obama anunció el martes la declaración de “desastre mayor” en la ciudad de Nueva York y en algunos lugares de Nueva Jersey. Ha mantenido un contacto frecuente con los gobernantes de estados afectados, de tal modo que el gobernador de Nueva Jersey, el ardientemente republicano Chris Christie, le presentó un muy raro elogio al mandatario.

“El presidente ha sido excelente en esto”, expresó Christie, un crítico frecuente de Obama y simpatizante de Romney. “Ha sido una muy buena colaboración con el presidente y su gobierno”.

La mayoría de las encuestas nacionales muestran a Obama y Romney separados por un margen estadísticamente insignificante de uno o dos puntos porcentuales, aunque algunos dijeron que el republicano tenía una ventaja ligera para la votación popular en general.

Los comicios serán ganados o perdidos en los nueve estados más competitivos que no son fiablemente republicanos o demócratas. Los republicanos obtuvieron impulso en esos estados, pero el equipo de campaña de Obama expresó confianza. Romney se ha concentrado en Iowa, Wisconsin y Ohio, con la intención aparente de seguir buscando colocarse adelante en la región centro-nororiental para impedir que Obama consiga los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para la victoria.

El presidente no es elegido por el voto popular nacional, sino por contiendas estatales que asignan esos “votos electorales”. Cada estado recibe un voto electoral por cada uno de sus escaños en la Cámara de Representantes federal, en función de la población, y dos votos electorales por cada uno de sus dos senadores. Eso significa que hay 538 votos, incluidos tres para la capital Washington. El candidato ganador debe tener a menores el 50% más uno; es decir, 270 votos.

Obama lleva la delantera en estados y la capital Washington que representan 237 votos electorales. Romney tiene una ventaja cómoda en estados con 191 votos electorales.

Varios millones de personas se quedaron sin electricidad mientras la mortífera tormenta seguía su paso arrollador hacia lugares clave para los comicios, como los estados de Carolina del Norte, Virginia y Nueva Hampshire. Se ha extendido a lugares tan distantes como los Grandes Lagos, donde los vendavales amenazaban regiones laguneras de Ohio y Wisconsin, dos de los otros estados indecisos en que la elección será decidida.

De acuerdo a las autoridades, unas 17 personas han muerto en hechos atribuidos a la supertormenta.

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