El factor latino

El tema de la inmigración fue clave en la decisión del voto latino

Política

El presidente Barack Obama consigue un segundo mandato al imponerse en todos los Estados clave y gana el voto popular por más de dos millones de sufragios.

Tal vez lo más notable del día fue el voto latino, clave en la victoria de Obama.

La mayor integración de los hispanos en la sociedad estadounidense, su preocupación por asuntos como la economía por encima de la inmigración y un mayor nivel de participación en estas elecciones pueden haber sido suficientes para incrementar su influencia en unos comicios presidenciales históricas para ellos.

Pero la ventaja conseguida por Obama no se apoya sólo en una mayor participación de los latinos, sino que refleja otros cambios demográficos profundos en este grupo.

Por primera vez, la base de hispanos elegibles para votar fue una cifra de dos dígitos: 11% del electorado total, comparado con alrededor de 9,5% en 2008. Por otro lado, el carácter joven de la comunidad multiplica los nuevos votantes a un ritmo sin precedentes: el Centro Pew calcula que en 2012 hubo 2 millones de votantes hispanos más que en 2008, la mayoría de ellos por cumplir la mayoría de edad.

Como debutantes en las lides electorales, estos jóvenes tiene sus opciones más abiertas que los votantes veteranos y, según parece, los demócratas han hecho un mejor trabajo para captarlos.

A la hora de los balances, Obama deberá agradecer que los latinos respondieron al llamado de las urnas como nunca antes, y se convirtió en un factor instrumental para el triunfo demócrata.

Las encuestas a boca de urna hablan de un nivel de apoyo de más de 70% de los votantes hispanos para el presidente reelecto. El derrotado Mitt Romney, en tanto, tuvo un estimado 29% del voto latino

Según los expertos, la ineficacia de Romney para conquistar el electorado hispano deberá llevar a un replanteo estratégico en el seno de su partido.

El resultado confirma que los Republicanos se enfrentan a una trampa demográfica de la que tienen que liberarse cuanto antes si no quieren permanecer varios años apartados del poder. Ningún conservador logrará llegar a la Casa Blanca si no suaviza la retórica contra los latinos, advierten. El partido debe asumir como un objetivo necesario la reforma migratoria

Un detalle que ayuda a comprender el triunfo de Obama en el corazón industrial del país —Michigan, Minnesota, Wisconsin, Ohio, Iowa— cabe atribuirlo más bien a la decisión del presidente de ampliar el rescate de su predecesor a las firmas Chrysler y General Motors, lo que aquí se conoce como la industria del automóvil de Detroit.

Así como el apoyo de Obama a la industria automotriz fue fundamental en los estados del mediooeste, en Florida fue fundamental el vuelco del voto latino hacia el candidato demócrata por las políticas antiinmigrante del gobierno estatal, en contraste con la posición más tolerante del partido del presidente. A pesar de la fuerte base republicana de los inmigrantes cubanos, los latinos, 17%del padrón de Florida, apoyaron a Obama en proporción de seis a cuatro.

Florida ha revelado cómo su otrora inquebrantable inclinación republicana, determinada por la comunidad cubano-estadounidense, quedó modificada tras la llegada de nuevas oleadas de inmigrantes de Puerto Rico o Venezuela, más abiertas a considerar la alternativa demócrata. Asimismo, las terceras o cuartas generaciones de cubanos parecen haber diversificado sus opciones de voto.

El voto latino también volcó a Nevada, Colorado y Nuevo México en la columna demócrata, amén de los dos millones de votos que le suman a Obama en California.

Según las encuestas a boca de urna realizados por la agencia AP, el tema de inmigración fue clave, y ese factor jugó a favor de Obama para obtener el voto latino ante la posición antinmigrante de Romney, y eso fue un componente importante de su coalición que lo llevó al triunfo.

Obama aseguró que se pondrá cuanto antes a resolver los problemas más urgentes, entre los que mencionó una reforma para la legalización de los inmigrantes indocumentados. Es la gran deuda que el mandatario no puede obviar.

Aunque toda legislación necesita la aprobación del Congreso —y mucho depende de cómo reaccionen los Republicanos— esta medida para modernizar la manera como llegan inmigrantes y trabajadores a Estados Unidos y para normalizar el estatus de 11 millones de indocumentados estará al tope de la agenda del segundo gobierno de Obama.

No es posible pensarlo de otra manera, indica Tara McGuiness, sería un desprestigio muy grande para el presidente y para el Partido Demócrata —que goza del tradicional apoyo de los latinos— si no pone manos a la obra.

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