Inevitable para expertos aumento de impuestos a los ricos (Fotos)

Coincidieron en que, para conseguir el acuerdo fiscal que evitaría que EE.UU. caiga en una recesión, es necesaria aprobar una medida a esos fines

El senador Mitch McConnell (derecha) acompañado de la representante Nancy Pelosi y el "speaker" de ese organismo John Boehner durante una conferencia de prensa hoy en el Congreso.

El senador Mitch McConnell (derecha) acompañado de la representante Nancy Pelosi y el "speaker" de ese organismo John Boehner durante una conferencia de prensa hoy en el Congreso. Crédito: AP / Jacquelyn Martin

Washington – El expresidente de la Reserva Federal Alan Greenspan y otros veteranos responsables económicos coincidieron hoy en que, para conseguir el esquivo pacto fiscal que evitaría que EE.UU. recayese en una profunda recesión, será inevitable un aumento de los impuestos a las rentas altas y reducir el gasto.

El que fuera jefe de la política monetaria de Estados Unidos entre 1987 y 2006 dijo que aumentar los impuestos a las rentas superiores a $250,000 tendría consecuencias negativas en los niveles de ahorro y la inversión del país, pero sería “un mal menor”, si se consigue un pacto en el Congreso que devuelva la certidumbre.

Por su parte, Erskine Bowles, codirector de la única comisión bipartidista que ha intentado consensuar medidas de reducción del déficit en este primer mandato de Barack Obama, indicó que “los impuestos a los estadounidenses más ricos van a subir, es un hecho. Lo importante será reducir el impacto en la productividad”.

La reunión de importantes figuras de la política económica organizada hoy por la Fundación Peterson en Washington se produce precisamente el día en que la Casa Blanca inicia un nuevo intento de poner de acuerdo a demócratas y republicanos en el Congreso para que el país no caiga en el llamado “precipicio fiscal”.

Con ese nombre se designa al escenario que tendría lugar a principios de 2013, en el que se combinarían drásticos recortes del gasto con subidas de impuestos, y que podría llevar al PIB estadounidense a caer hasta un 3,5 % el año próximo.

Esta catástrofe “histórica”, como coincidieron tanto Greenspan como su predecesor en el cargo, Paul Volcker, se daría si no se actúa rápidamente.

En opinión de Greenspan, “si el coste de salir del problema (del desacuerdo en materia fiscal) es una recesión moderada, sería un bajo precio… pensar en salir de éste (el desacuerdo político) sin pagar es un sinsentido”.

Tanto Bowles como el senador republicano Alan Simpsons, que dieron nombre a la Comisión Simpsons-Bowles, se mostraron pesimistas porque se haya perdido la tradición de alcanzar consensos entre diferentes ideas en el Congreso, especialmente en un momento tan delicado como éste.

El Congreso, dividido entre una Cámara de Representantes dominada por los republicanos y un Senado bajo control demócrata, tiene la urgente tarea de llegar a un acuerdo suficiente entre posturas totalmente encontradas hasta el momento tanto en lo que atañe a los impuestos como al gasto público.

La petición de Obama es que se aumenten los ingresos mediante una subida de impuestos a las rentas superiores a los $250,000 anuales, mientras que los republicanos se oponen a cualquier subida impositiva.

La Casa Blanca quiere además que se extiendan el recorte del 2 por ciento de las retenciones a la nómina de los estadounidenses y que se mantengan durante más tiempo las condiciones actuales en las prestaciones por desempleo.

Las diferencias persisten en qué hacer con gastos sociales como el del programa sanitario para los jubilados (Medicare), que los republicanos consideran insostenible.

En lo que todos coinciden en Washington es en que Estados Unidos no puede, tras cuatro años consecutivos, seguir generando más de un billón de dólares anuales de déficit y engordando la deuda pública, por lo que se debe actuar tanto en los ingresos como en el gasto.

El jefe del equipo económico de la Casa Blanca, Gene Sperling, dijo en el mismo foro que el aumento en los ingresos federales en EE.UU. deben ser de “alrededor de los 1,6 billones de dólares”, de modo que se alcance un plan de reducción del déficit de 4 billones de dólares en la próxima década.

Sperling no comparte la idea de que pueda ser suficiente una eliminación de deducciones fiscales para incrementar los ingresos del Estado y que pueda evitarse un aumento de la fiscalidad sobre las rentas altas.

“Nos tenemos que asegurar de que la reforma sea consistente con los principios de justicia fiscal e imposición progresiva”, aseguró Sperling, uno de los principales actores en las negociaciones entre la Casa Blanca y el Congreso.

En su opinión, lo ideal “es un solo acuerdo” que englobe todas las partes de esta compleja negociación y recordó- “no hay razón para caer por el precipicio, la clave es saber si quieren llegar a un acuerdo antes o después de enero (cuando se teme que se desencadene la crisis fiscal)”.

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