BARCELONA, España (EFE). El sueño lo verbalizó el entrenador Louis van Gaal, lo planificó Josep Guardiola y lo ha concretado Tito Vilanova.
Éste ha sido el camino que llevó al Barcelona a jugar por primera vez con 11 futbolistas criados en La Masia, una apuesta que se concretó el domingo con una goleada al Levante (0-4).
Se lesionó Dani Alves una elongación muscular y el técnico Vilanova apostó por Martín Montoya.
“Es muy importante que el Barsa pueda ganar la Copa de Europa con muchos futbolistas criados en Cataluña”. Cuando Van Gaal pronunció aquella frase en noviembre de 1998, muchos pensaron que el controvertido holandés aún no se había situado en el universo barcelonista.
Evidentemente, el partido del domingo con Levante no era la final de la Copa de Europa, pero marcará un punto de inflexión porque es la primera vez que Barcelona actúa con 11 futbolistas nacidos en La Masia: Valdés; Montoya, Piqué, Puyol, Alba; Busquets, Xavi, Cesc, Pedro, Messi e Iniesta.
Van Gaal había recogido la apuesta de Johan Cruyff y le dio la alternativa a Xavi Hernández, Carles Puyol, Andrés Iniesta y Víctor Valdés, quien tuvo unos inicios muy complicados con el técnico holandés.
Frank Rijkaard fue quien le dio la alternativa a Lio Messi, mientras que Guardiola recuperó a Gerard Piqué (del Manchester United) y a Cesc Fabregas (del Arsenal), promocionó a Sergio Busquets y Pedro Rodríguez (del filial) y también le dio sus primeros minutos a Martín Montoya.
El fichaje este verano de Jordi Alba, procedente del Valencia, ha sido la apuesta de Tito Vilanova para completar el once de canteranos. El entrenador azulgrana ya había comentado que era muy posible que esta temporada el equipo jugara con 11 canteranos, más por la inercia de la situación que por un cupo de números.
Once canteranos para mantener un estilo de juego que ha ido evolucionando. Cuando al equipo barcelonista se le solicitaba un plan B para tener opciones ante las estrategias conservadoras de los rivales, Vilanova ha decidido apostar por sus jugadores más creativos para tener más opciones.
Alinear a Busquets, Xavi, Cesc, Iniesta y Messi, en la línea de creación permite al Barsa múltiples opciones. Iniesta, que parte desde el extremo de izquierdo, es el desequilibrio.
El manchego firmó una actuación de lujo: tres asistencias y un gol. El secreto del Barsa es la llegada imprevisible desde la segunda línea de los mediocampistas o de los delanteros que caen a la medular.
Es el caso de Cesc, autor del último gol, o de Messi, que marcó los dos primeros. El desequilibrio en ataque, pero también el equilibrio en defensa, una línea en la que las lesiones habían pasado factura a un equipo que encajaba demasiados goles.
Los problemas físicos de Piqué y de Puyol fueron el primer contratiempo para Vilanova, quien tuvo que echar mano de Javier Mascherano e incluso de Alexander Song.
A pesar de todos los problemas físicos, los números del Barsa son de ensueño: 12 victorias y un empate en las primeras 13 jornadas con lo que ha igualado el mejor arranque de la historia en la Liga.
Si el equipo catalán es capaz de ganar el próximo sábado al Athletic, el Barsa habrá batido el récord que ahora comparte con el Real Madrid entrenado por Radomir Antic.
Once canteranos, 11 puntos de diferencia sobre los blancos, 19 goles de Messi en 13 partidos, todo son buenas noticias en el Camp Nou.