Cese de deportaciones, mejor regalo de Navidad para niños

Decenas de niños y adolescentes mañana entregarán al Congreso unas 10.000 cartas para pedir, como deseo navideño, que Estados Unidos pare la separación de sus familias

Washington – Muchos niños en EE.UU, elaboran para esta Navidad sus listas de regalos para “Santa” o el Niño Dios, pero Eliza Morales y Anthony Hoz-Peña tienen un solo deseo- un cese a las deportaciones y la separación de sus familias.

Morales, de 19 años, y Hoz-Peña, de 12, figurarán entre decenas de niños y adolescentes que mañana entregarán al Congreso unas 10.000 cartas para pedir, como deseo navideño, que Estados Unidos cese el quebranto de la comunidad inmigrante.

Mientras la mayoría de los niños en EE.UU. pasa su infancia entre juguetes, paseos, y deberes en el colegio, Morales y Hoz-Peña han tenido que sufrir la ausencia de su madre o su padre porque Inmigración los ha deportado o detenido, respectivamente, por no tener “papeles”.

Morales nació en Los Ángeles (California) y su madre fue deportada en 2008 mientras iba a recogerla del colegio. No supo de su madre hasta que ésta la llamó desde Tijuana (México), a donde fue deportada.

“No hay sentimiento que se compare con lo que sentí esa noche más que la muerte. Me sentí completamente sola y vacía”, cuenta Eliza en una de las cartas que serán entregadas mañana.

Hoz-Peña nació en Florida y en su carta describe el miedo y la tristeza que sintió cuando sus hermanos le avisaron que su padre fue trasladado a una cárcel hace nueve meses.

“Me hace falta su beso antes de ir al colegio, comer juntos o salir a pasear como familia. No es justo que ustedes, los congresistas, pueden ver a sus hijos a diario y yo solo veo a mi padre cada 15 días, si es que tengo suerte de conseguir verlo porque la cárcel está muy lejos, en otro condado”, escribe el niño.

Las historias de estos niños no son aisladas- según un informe de marzo pasado de la propia Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), 46.686 padres indocumentados con al menos un hijo nacido en EE.UU. fueron deportados en la primera mitad de 2011.

Para grupos pro-inmigrantes, como el Servicio Luterano de Inmigración y Refugiados, la crisis humanitaria desatada por las deportaciones contraviene la imagen de EE.UU. como un país que honra los valores familiares, porque el sistema migratorio está fragmentando a las familias de los indocumentados.

En enero pasado, un informe del Centro de Investigaciones Aplicadas, acertadamente titulado “Familias quebrantadas”, señaló que más de 5.100 hijos nacidos en EE.UU. de indocumentados han ido a parar a hogares temporales (“foster care”) tras la deportación de sus padres.

Ese informe vaticinó que al menos 15.000 niños adicionales podrían ir a parar a esos hogares -que en EE.UU. suelen ser un peldaño previo a la adopción-, en los próximos cinco años.

Según el Centro, alrededor de 5,5 millones de niños nacidos en EE.UU. tienen uno o ambos padres “sin papeles”.

En 2011, ICE anunció una revisión nacional de casos pendientes ante tribunales de Inmigración para determinar a cuáles daría prioridad para la deportación.

Pero eso de poco sirve para buena parte de los indocumentados- para que se suspenda su deportación, tienen que demostrar que llevan una larga presencia en el país y que han establecido vínculos y contribuciones convincentes a Estados Unidos.

Es un listón muy alto para personas que, debido a su condición de indocumentados, prefieren permanecer “por debajo del radar” de las autoridades.

Para Mariana Viturro, subdirectora de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, estos casos demuestran la urgencia de una reforma migratoria integral en 2013.

“Las opciones para los niños nacidos en EE.UU. de padres indocumentados son pocas. Si no tienen un familiar que los cuide o un guardián legal, terminan en ‘foster care’, y eso les causa un trama muy fuerte, les afecta en el colegio, en todo”, dijo a Efe Viturro.

Para María de Los Angeles Torres, directora y profesora de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Illinois en Chicago, el Gobierno de Washington haría bien en no repetir errores de siglos pasados, en los que miles de niños estadounidenses fueron separados de sus familias, por problemas de pobreza o del entorno familiar.

La familia es un elemento sagrado de la sociedad estadounidense -al menos así dicen los políticos en época electoral- y, en esta Navidad, el Congreso debe atender el reclamo de los jóvenes que en esas 10.000 cartas piden la unificación de sus familias.

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