Abran paso: mujeres en acción

Rousey y Carmouche harán historia en UFC por su primera pelea de campeonato

Ronda Rousey posa  con el cinturón del UFC, al lado de la retadora Liz Carmouche. Hoy se enfrentan en el Honda Center.

Ronda Rousey posa con el cinturón del UFC, al lado de la retadora Liz Carmouche. Hoy se enfrentan en el Honda Center. Crédito: Rafael Hernández Brito

Durante años los mejores peleadores del mundo han visto acción en el Ultimate Fighting Championship (UFC), pero hasta hoy el escenario más importante de las artes marciales mixtas jamás le había abierto las puertas a las mujeres que practican este deporte.

Han pasado casi 20 años desde la creación del UFC y por fin la espera terminó.

Hoy, en el Honda Center de Anaheim, se hará historia cuando la campeona de peso gallo de UFC, Ronda Rousey, peleé contra Liz Carmouche en la batalla estelar del UFC 157.

“No me consideraré campeona de UFC hasta que haya peleado y me gane el cinturón dentro del octágono”, declara Rousey, a quien le dieron el título debido a que fue la última campeona de Strikeforce.

“Es un honor ser parte de esta primera pelea de mujeres en el UFC. En ser parte de la historia. Mi meta es quedarme con el título”, afirma Carmouche.

Las dos tienen historias que bien podrían prestarse para hacer el guión de una película.

En una esquina está Rousey, exmedallista de judo en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y última campeona peso gallo de la hoy extinta promoción Strikeforce.

En la otra está Carmouche, una veterana de guerra que ha encontrado en las artes marciales mixtas un modo de vida y que además es la primera persona que practica este deporte en declarar abiertamente que es lesbiana.

Rousey es nieta de un inmigrante venezolano e hija de la campeona mundial de judo AnnMaría Demars. Desde que nació ha luchado contra la adversidad.

En el alumbramiento el cordón umbilical se le enredó en el cuello y esto le provocó un trauma que le impidió desarrollar su habilidad para hablar hasta los tres años.

Cuando tenía 8 años su papá murió y su mamá tuvo que criar a sus hijas.

Rousey se refugió en el deporte y comenzó entrenar judo. A los 17 años se convirtió en la deportista más joven en participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Cuatro años después ganó el bronce en Beijing 2008 convirtiéndose en en la primera persona en ganar una medalla para Estados Unidos desde que el judo fue aceptado como disciplina olímpica en 1992.

Al terminar su ciclo como judoka, le reveló a su madre que sus intenciones eran entrenar artes marciales mixtas.

“Le dije que era la idea más estúpida que se le había ocurrido, pues no había organizaciones fuertes en las cuales pudiera pelear y ganar mucho dinero. Yo quería que estudiara como sus hermanas. Hoy, al ver lo que ella ha logrado me tengo que comer mis palabras”, comenta una orgullosa señora Demars.

Rousey cuenta con una racha invicta de seis peleas como profesional, en las que nunca ha pasado del primer asalto, ya que somete a sus rivales con una palanca al brazo llamada “armbar”, que práctica desde niña.

“Cuando era chiquita mi mamá me despertaba haciéndome llaves o palancas al brazo y me decía que siempre tenía que estar alerta”, recuerda Rousey, quien en su casa de Venice Beach, ha colocado esferas y pelotas que cuelgan del techo para estar siempre atenta y practicar inconscientemente boxeo de sombra.

La figura mediática de Rousey contrasta con la de su rival Liz Carmouche, una veterana de guerra que hizo tres periodos de servicio militar en Irak en los cinco años que perteneció a las fuerzas armadas de EEUU.

Ahí fue donde comenzó a entrenar con mayor seriedad artes marciales mixtas y luego de dejar el ejército abrazó al deporte como su nuevo modo de vida.

“Me gustó el deporte y me di cuenta que era buena para esto. Así qué decidí dedicarle el cien por ciento de mi tiempo”, comenta Carmouche, quien tiene un récord profesional de 8 victorias y 2 derrotas.

Pero no ha sido fácil. Carmouche trabaja como recepcionista, entrenadora, y hace de todo en el gimnasio de San Diego donde practica para así pagar por su preparación deportiva.

Además es el primer peleador o peleadora en actuar en el UFC que ha expresado abiertamente su sexualidad.

“Descubrí que era lesbiana a los veintidós años. Cuando estuve en el ejército fue muy difícil porque algunas personas se imaginaban que lo era, pero no decían nada y yo me sentía incómoda. Salí del clóset después de dejar a los Marines. Mi familia y amigos me aceptan”.

Las apuestas están en contra de Carmouche 12 a 1, pero ella sabe que ganar es su pasaporte a cosas mejores.

“Ronda tiene la fama y el cinturón. Yo soy la persona que se los va a quitar. Ese dinero me ayudará para tener un lugar mejor donde vivir, traerme a mi mamá de México [por ahora radica en Guadalajara] y comprarme un carro en el que no tenga temor de quedarme tirada a media calle”, asegura Carmouche.

Además de la pelea entre Rousey y Carmouche, los pleitos estelares de UFC 157 contarán con la batalla en peso semicompleto entre el brasileño Lyoto Machida y Dan Henderson, y en peso gallo Urijah Faber enfrenta al salvadoreño Iván Menjívar.

El vencedor de la pelea entre Machida y Henderson se las verá contra el ganador del pleito entre el campeón Jon Jones y Chael Sonnen que se realizará en abril.

Mientras que Menjívar buscará sumar su quinta victoria en el octágono y de paso cobrar revancha ante el popular Faber, quien lo venció hace siete años.

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