Si la renuncia de un papa es un hecho insólito, también lo es el que haya dejado frases y reflexiones, a modo de legado, sobre su decisión y la Iglesia.
Al despedirse de sus fieles:
“Amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, teniendo siempre presente el bien de la Iglesia y no el de uno”
Al anunciar su retirada:
“Después de haber examinado ante Dios mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerza para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.”
En el encuentro de los miércoles con los fieles:
“Soy consciente de la importancia del hecho, pero también consciente de no ser capaz de llevar a cabo el ministerio petrino con la fuerza física y el espíritu que requiere”.
“La división en el clero y la falta de unidad desfiguran el rostro de la Iglesia”.
En una homilía afirma:
“En nuestros días son muchos los que están dispuestos a rasgarse las vestiduras ante escándalos e injusticias -naturalmente, las cometidas por otros-, pero pocos parecen dispuestos a actuar sobre su propia conciencia e intenciones”.
En su despedida de obispos y sacerdotes de su diócesis:
“Aunque para el mundo permanezca oculto, siempre sé que estaréis cerca de mí”.
Ante los miembros de la Curia romana:
“El maligno intenta siempre ensuciar la creación de Dios a través del mal de este mundo, el sufrimiento y la corrupción”.
En su último Ángelus s:
“La vida cristiana consiste en un continuo subir a la montaña para encontrarse con Dios, para después descender llevando el amor y la fuerza con el fin de servir a nuestros hermanos con el mismo amor de Dios”.
En su última audiencia:
“No abandono la cruz, sigo de una nueva manera con el Señor Crucificado. Sigo a su servicio en el recinto de San Pedro”.
En su último tuit:
“Quisiera que cada uno de vosotros experimentara la alegría de ser cristiano, de sentirse amado por Dios, que nos ha enviado a su Hijo”.
Recibe gratis las noticias más importantes y más leídas diariamente en tu email