Estigmas y limitaciones de parejas gay e inmigrantes

Parejas gay, aún las casadas, no tienen el derecho de un patrocinio

Los derechos de los matrimonios gay e indocumentados también deben ser incluidos en la reforma migratoria.

Los derechos de los matrimonios gay e indocumentados también deben ser incluidos en la reforma migratoria. Crédito: Archivo / AP

Para Antonio D., la alternativa a la falta de una reforma migratoria no es revelar su identidad y salir del closet indocumentado, sino mantenerse allí por el mayor tiempo posible. Es la realidad de los indocumentados gays de más edad y tiempo en el país, cuya vida —literalmente— depende del total anonimato.

“Temo por mi vida y la continuidad de mi tratamiento si se llega a descubrir que soy indocumentado”, dijo Antonio, de 54 años, quien vive en EEUU desde hace 18 años y es HIV positivo. Desde hace 16 años trabaja en una empresa de Los Ángeles con seguro médico privado, por la cual recibe tratamiento y se mantiene en buen estado de salud. “Una deportación a mi país significaría detener la continuidad de tratamiento, y quién sabe qué pasaría”, agregó.

Más allá de los años vividos aquí sin poder asistir a la muerte de seres queridos —”me despedí de mi mamá por Skype”, comenta Antonio— está el no poder aprovechar oportunidades de trabajo y progreso que son posibles a otros inmigrantes, como los que logran legalizarse por estar casados con ciudadanos americanos.

Es el caso de Ronaldo, de 50 años, quien a pesar de haber venido al país hace 22 años con inglés y profesión y de tener pareja estable desde ese momento con un ciudadano americano, aún se ve limitado por la falta de documentos.

” He tenido que limitar mis posibilidades de trabajo, de viaje, de ver a mi familia”, comentó Ronaldo. “Yo estoy totalmente integrado desde todo punto de vista y, sin embargo, como pinta la reforma migratoria y el largo camino a la ciudadanía, no me conviene tanto lo que están planteando”.

Para este inmigrante sería más conveniente “como pareja binacional que la Corte Suprema anule DOMA (Defense of Marriage Act) y que Obama, como lo ha expresado, le de igualdad de derechos federales a los estados”.

“Será más rápido para mí como pareja de un estadounidense lograr la residencia de esa manera”, dijo.

Las parejas del mismo sexo, aún las casadas, no tienen derechos de patrocinio migratorio. Al mismo tiempo, en otra generación más joven — los “dreamers” que son gays— se presenta el problema de cómo empezar y construir una vida con las limitaciones de papeles y con otras limitaciones, como la discriminación doble. “La verdad es que hay un doble estigma, ambos grupos sociales han sido atacados política y socialmente y por eso hay miedo a expresarnos. A indocumentados y a gays nos culpan por muchos problemas de esta sociedad y por eso el miedo a la autodeterminación”, dijo Imelda Plascencia, una joven de 27, bisexual e indocumentada que da charlas a adolescentes en la misma situación en el Labor Center de Los Ángeles, frente a McArthur Park.

“Nuestro mensaje es siempre de amor, de inclusión, de cambiar esos pensamientos y esa cultura. Pero también queremos que nuestras voces se escuchen en el movimiento de los inmigrantes indocumentados”, subrayó.

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