Migración y la economía

La reforma migratoria impulsará fuertemente la economía de California

'Es tiempo que haya una reforma migratoria' rezaba el letrero que cargaba un inmigrante durante la marcha del 1 de mayo.

'Es tiempo que haya una reforma migratoria' rezaba el letrero que cargaba un inmigrante durante la marcha del 1 de mayo. Crédito: La Opinion / Ciro Cesar

California

Como humanos tenemos un historial de dividir el mundo entre “nosotros” y “ellos”. Como hijo de inmigrantes, vi directamente la agitación de aquellos que no estaban listos para trascender las diferencias culturales con otros estadounidenses. Sé lo que es ser catalogado como uno de “ellos”.

Por eso en el actual debate sobre inmigración, me identifico con los argumentos morales que piden más tolerancia y diversidad. Pero como jefe fiscal de un estado ansioso por expandir su economía, creo que un camino a la ciudadanía es esencial para la salud económica de California. Los californianos del siglo 21 —ciudadanos del mundo global— reconocemos las contribuciones de “ellos”. Están inseparablemente entrelazados en la vibración, el éxito y la productividad de nuestro estado.

El Presidente Obama reinició una conversación nacional sobre cómo fortalecer la seguridad en la frontera y restructurar la inmigración con un camino claro hacia la ciudadanía. Numerosos estudios recientes hacen mención de los posibles beneficios de las reformas y la contribución de los inmigrantes a nuestra economía.

El Departamento de Trabajo federal midió los efectos de otorgar estatus legal y ciudadanía a los inmigrantes después de la ley de inmigración de1986. Determinó que a cinco años del cambio, el salario de los inmigrantes afectados aumentó el 15.1% luego de ser ajustado por inflación. Ingresos superiores promueven el comercio, aumentan la compra de viviendas y benefician al resto de la economía. Puede expandir oportunidades para negocios y generar más crecimiento para nuestro estado.

La Oficina de Presupuestos del Congreso (no partidaria) determinó que una reforma integral aumentaría tanto las inversiones como la productividad de nuevos trabajadores entrando nuestra fuerza laboral. A partir del 2016, el producto bruto interno aumentaría de 0.8 a 1.3 por ciento. Dada su mixta población y economía, California probablemente vería una tasa de crecimiento superior a la de la nación. Asumiendo que el estado se beneficiara por sólo un décimo de la nación en su totalidad, las ganancias de California en diez años podrían ser de entre 80,000 millones y 140,000 millones.

Mientras tanto, el Instituto de Política Fiscal estima que las pequeñas empresas de propiedad de inmigrantes emplearon a 4.7 millones de personas en el 2007, con 500,000 de ellos en California. Con una reforma migratoria adecuada, podríamos ver más dueños de pequeñas empresas que ayudan a crear nuevos empleos. Según un estudio del Centro Para El Progreso Americano, otorgar estatus legal o ciudadanía a los residentes actuales podría llevar a un aumento anual de entre 121,000 y 203,000 empleos, dependiendo de cuan rápidamente se implementen las reformas. California podría agregar por lo menos 12,000 trabajos por año.

Algunos han sugerido que la reforma migratoria podría alentar un mejor cumplimiento de las obligaciones tributarias, facilitando esfuerzos estatales y federales para hacer cumplir estas obligaciones. El Instituto Cato, de tendencia conservadora, estimó que si se hubiera implementado una reforma migratoria, los ingresos del Fondo General de California hubieran aumentado 5 mil millones sólo en 2012. Si se consideran los muchos fondos especiales del estado, el aumento sería aún mayor.

El fondo del argumento del Instituto Cato es éste: el deficiente sistema federal de inmigración ha llevado a una depresión salarial. Con una reforma integral, el salario mínimo de los trabajadores aumentaría, se crearían nuevas oportunidades de inversión, y los presupuestos de servicios públicos se regenerarían con la nueva actividad económica.

Con una cantidad sin precedentes de californianos alcanzando la edad de jubilación, las proyecciones muestran una mayor dependencia en nuevos inmigrantes y sus hijos estadounidenses, especialmente en sectores vitales como tecnología, servicios y agricultura. Para crecer nuestra base de empleos y satisfacer las necesidades de los empleadores el discurso nacional sobre inmigración debe producir más que charlas políticas.

En un mundo globalmente competitivo, el talento y el dinero van a donde más se los valore. A California no le conviene limitar el flujo de aptitudes, trabajadores e inversiones. Si rechazamos a los trabajadores inmigrantes ponemos en riesgo nuestra economía. El anteproyecto del presidente para la reforma migratoria reconoce el potencial inutilizado de una economía diversa, fuerte y creciente. Debemos permitirnos un futuro próspero.

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