Chita Rivera, de Broadway a la Quinta Avenida

Hoy, durante el Desfile Nacional Puertorriqueño, el público podrá ver y saludar a una verdadera leyenda boricua de Broadway, a la actriz, bailarina y cantante Chita Rivera, honrada como Gran Mariscal del desfile en reconocimiento a su trayectoria artística durante más de 50 años.

“El trabajo artístico de Chita Rivera ha traspasado fronteras, lenguas y generaciones, y ha sido una fuente de orgullo e inspiración para los puertorriqueños de todo el mundo”, dijo Madelyn Lugo, presidenta del desfile.

Por su lado, Chita Rivera, ganadora de dos premios Tony como Mejor Actriz Principal en un musical, dijo que ella ha sido bendecida durante toda su vida por múltiples premios y reconocimientos, “pero tengo que confesar que siempre he querido ser la Gran Mariscal de este desfile”.

“Llevaré conmigo en mi carro a mis sobrinas nietas, para que las niñas sientan la historia, la familiaridad, la música”, dijo la honrada con la Medalla Presidencial de la Libertad otorgada por el presidente Barack Obama. “El desfile es un día familiar para celebrar juntos nuestra cultura, y estoy profundamente agradecida de recibir este honor de ser Gran Mariscal”, señaló Rivera.

Chita Rivera, llamada mundialmente “un tesoro de la nación americana”, a lo largo de cinco décadas ha desempeñado un papel estelar e incomparable en la historia del teatro musical contemporáneo.

Nació de padre puertorriqueño y madre irlandesa e italiana con el nombre de Dolores Conchita Figueroa del Rivero en Washington, D.C., en enero 23 de 1933. Gracias a su mamá, que buscaba suavizar un poco el carácter bullicioso de la niña, Chita entró a una escuela de danza en 1944, la entonces llamada Jones-Haywood School of Ballet, y a los 15 años el famoso coreógrafo George Balanchine visitó la escuela y escogió a Chita, junto a otra estudiante, para que hiciera una prueba de talento en Nueva York. La audición fue exitosa, y Chita entró becada.

Pero el futuro de Chita no estaba en ser bailarina clásica. La esperaban las tablas. A los 17 años, acudió a las audiciones de la obra Call Me Madam, en calidad de acompañante de una amiga. Fue Chita, sin embargo, la que obtuvo el papel. Seguirían participaciones en producciones como Guys and Dolls, Shoestring Revue, Can-Can y Seventh Heaven.

El 26 de septiembre de 1957, en el Winter Garden Theater de Nueva York, llegó su oportunidad de brillar al interpretar a Anita en el estreno del revolucionario musical West Side Story. La obra, sobre un amorío a lo Romeo y Julieta dentro del mundo de las pandillas, no sólo la hizo estrella, sino que, trabajando en el show pudo conocer a un bailarín del elenco que se convertiría en su esposo, Tony Mordente, padre de su hija Lisa. La pareja se divorciaría en 1966.

En 1975, Chita interpretaría otro de sus papeles más importantes, el de la asesina Velma Kelly, en el musical Chicago.

Chita ganó su primer Tony con el musical The Rink, junto a Liza Minnelli, en 1984.

A los 60 años, Chita retornó a los escenarios de Broadway para encarnar a Aurora en el musical Kiss of the Spider Woman, basado en la obra El Beso de la mujer araña, del argentino Manuel Puig. Su inolvidable y magistral interpretación le ganó su segundo Tony en 1993.

En el 2003, Chita se apuntaría otro triunfo al regresar a Broadway en la puesta en escena del musical Nine, que protagonizó Antonio Banderas. Chita obtuvo entonces su octava nominación al premio Tony, y su cuarta postulación al Drama Desk Award.

En el 2009, Chita obtuvo una de las más grandes distinciones que cualquier persona pudiera recibir, cuando el presidente estadounidense Barack Obama le confirió la Medalla Presidencial de la Libertad. En noviembre de ese año, la artista lanzó además un disco, And Now I Swing.

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