Homenaje a los bomberos

Los bomberos invariablemente y en todo momento que están en acción, están exponiendo su vida.

Los bomberos invariablemente y en todo momento que están en acción, están exponiendo su vida. Crédito: Archivo/Gustavo Rangel / Rumbo

Burbujas

Hoy no puedo evitar el pensar y escribir sobre una tragedia. Me refiero a los bomberos muertos y heridos en un incendio en Houston.

Pese a que lo veo con frecuencia, no deja de sorprenderme el sistema de construcción de las casas en los Estados Unidos.

Estoy acostumbrado a casas de cal y canto, cada vez que paso frente a una construcción aquí, me detengo a ver cómo está hecha su estructura de “palitos”, lo que me hace recordar un juego de mi niñez que se llamaba “stabilo” en que en una caja venían tiras de metal con agujeros, tuercas y tornillos, y con ello se armaba cualquier cosa. Recuerdo que construí algo que podía parecerse a la torre Eiffel de París, toda hecha de fierritos atornillados.

Supongo que la madera que se usa en las construcciones está especialmente tratada con retardantes al fuego, sin embargo, creo que una vez que se desata un incendio, es difícil evitar la destrucción total.

Todo en este país se fabrica con una duración pre-determinada, y sin saber de ello, debo suponer que las casas hechas con esos ‘palitos” están planeadas para durar alrededor de 50 años.

Quizás a ello se deba que los incendios alcancen magnitudes anormales, y que pese a la indudable eficiencia de los bomberos, no se salven los edificios, mientras los bomberos ponen su mejor esfuerzo en evitar la propagación del fuego al vecindario y evitar las víctimas humanas.

Me pregunto si el código de construcción debería reconsiderarse para incluir un material no flamable en la estructura que evitara el colapso de casas durante un incendio.

En ese ambiente, la actuación de los bomberos, de por sí ya heroica, es más una operación de salvamento de personas que de control del incendio. Hay innumerables casos y evidencias en que sabemos que los bomberos entran a un incendio en condiciones muy peligrosas, arriesgando su vida, porque saben que hay una persona adentro, máxime si es un niño.

Hay muchas profesiones peligrosas o que al ejercerse por un momento se corren ciertos riesgos, pero en el caso de los bomberos invariablemente y en todo momento que están en acción, están exponiendo su vida pese al entrenamiento que han recibido y al equipo moderno que utilizan.

En el lamentable caso del incendio sucedido el viernes 31 de mayo, en Houston, Texas, se incendió un hotel y un restaurante, se derrumbó un techo, el cual supongo que debe haber estado sostenido por vigas de madera. El derrumbe cobró la vida de cuatro bomberos y dejó lisiado para el resto de su vida a otro.

El pueblo ha respondido a la heroicidad de estos hombres y mujeres con cariño y respeto. Todos reconocemos que los bomberos están tomando riesgos al llevar a cabo su función de salvar vidas, por lo que merecen homenajes más allá de los que se hacen solamente cuando algunos de ellos son víctimas de las situaciones peligrosas a las que se enfrentan.

Sería interesante que hiciéramos algo para rendirles homenaje en una ocasión en que no se diera por la muerte de algún miembro del cuerpo de bomberos, sino para mostrarles nuestro agradecimiento y reconocimiento.

Escribo esto no solo por los cuatro héroes de Houston sino por los cientos de bomberos que a través de los años se han sacrificado en esta profesión. Como todos sabemos, en toda tragedia o situación social de emergencia, los bomberos son llamados y ellos responden con gran disposición. Son soldados civiles que protegen a la sociedad.

Yo los he visto en California luchar en contra de los incendios forestales, tratando desesperadamente de proteger las viviendas particulares y aunque a veces estas no se salvan —por el mismo sistema de construcción que ya mencioné—, su objetivo de salvar vidas se logra mediante evacuaciones y operaciones ejemplares.

Me duele pensar en la incongruencia de las remuneraciones que reciben los bomberos. Estos servidores públicos perciben sueldos muy inferiores a los de cualquier politiquillo de cuarta que nunca arriesga su vida ni salva a nadie.

Hemos visto que de vez en cuando se hacen colectas y esfuerzos especiales para conseguir recursos para los bomberos, pero normalmente esto es provocado por una tragedia, no para mejorar la condición de vida de ellos. No se hace durante su vida, se hace cuando ya la perdieron.

Más allá del tema de percepciones, los bomberos merecen que los reconozcamos siempre, que los condecoremos, que ellos y sus familias sientan con orgullo lo valioso que los consideramos. En el caso de los bomberos que fallecen, debemos asegurar para sus familias el poder conservar un nivel de vida digno, sustentado por la sociedad a la que el bombero sirvió.

Mattthew Renaud de 35 años, Robert Bebee, de 41 años, Robert Garner de 29 años, y Anne Sullivan de 24 años, son los héroes en esta ocasión en Houston. Hay muchos más caídos en todos los estados y miles luchando a diario en diversos incendios. Todos ellos merecen el reconocimiento público en todo momento.

Espero que el reconocimiento que se hace a los bomberos fallecidos perdure, y que se haga extensivo a los bomberos que siguen sirviendo a nuestra sociedad.

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