Algunos inmigrantes se quedan sin atención médica

Muchos deberán esperar hasta una década para aspirar a la atención proyectada en la Reforma Migratoria.

Los cuidados médicos podrían retrasarse hasta 10 años.

Los cuidados médicos podrían retrasarse hasta 10 años. Crédito: AP

PHOENIX— El presidente Barack Obama promueve dos cambios fundamentales que podrían transformar la vida de la gente en Estados Unidos: la atención médica asequible para todos y una vía hacia la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes que residen de forma ilegal en Estados Unidos.

Empero, muchos de esos inmigrantes tendrán que aguardar más de una década para poder recibir cuidados médicos bajo proyecto de reforma inmigratoria que se debate actualmente en el Congreso, por lo que un amplio sector de quienes viven en Estados Unidos seguirá careciendo seguro médico, al entrar en vigencia la piedra angular de la ley de salud el año próximo.

Los legisladores que defienden ese proyecto de ley sostienen que agregar más pacientes encarecerá y hará imposible una prestación ya costosa.

Los analistas del seguro médico y partidarios de la reforma inmigratoria sostienen que negar la cobertura obligará a los gobiernos locales a costear a los inmigrantes sin seguro médico. Temen además una crisis a medida que los inmigrantes puedan recibir esas prestaciones médicas, ya que los de mayor edad y los enfermos más graves requerirán cuidados más costosos. Los que queden enmarcados en una situación temporal formarán el segundo grupo del país sin seguro médico, el 25%, según un estudio del 2012 del Urban Institute.

“Todas las investigaciones indican que uno se enferma más a medida que envejece, por lo que esas personas verán empeorar su salud y serán una carga mayor para el sistema”, dijo Matthew O’Brien, gerente de una clínica para inmigrantes en Filadelfia e investigador sobre las tendencias médicas en la Universidad Temple.

A partir de enero, la Ley de Cuidado Médico Asequible facilitará el acceso a la atención médica a millones de personas que carecen de seguro, mediante pólizas privadas subvencionadas por el erario para las familias de clase media y ampliará el acceso al Medicaid, el seguro médico de personas con bajos ingresos financiado con impuestos federales y estatales. El proyecto de reforma inmigratoria dice explícitamente que los inmigrantes no pueden recibir el Medicaid o adquirir pólizas en los nuevos centros de seguros de salud durante más de una década tras estar en situación de legalizar su estancia, y solamente tras cumplir ciertos requisitos financieros y de seguridad que han sido establecidos.

Los inmigrantes con estatus provisional podrán adquirir seguros médicos a través de sus patronos una vez que legalicen su posibilidad de trabajar, aunque muchos carecen de capacitación laboral y suelen trabajar en empleos de bajos salarios y pequeños negocios que no están obligados a aportar beneficios bajo la ley de cuidados de salud. Los inmigrantes que residen sin autorización en Estados Unidos podrán acudir a los centros de salud comunitarios, pero las personas que regentan esos centros dijeron estar abrumados por la demanda.

“No podemos ayudar a todo el mundo”, dijo Bethy Mathis, directora del Centro Comunitario Wesley, en Phoenix. La clínica asiste a 7.000 pacientes al año, que acuden tanto para vacunarse y tratarse de dolencias menores como para recibir cuidados para males crónicos como la diabetes.

Isabel Castillo fue traída por sus padres en forma irregular cuando era niña. Tiene ahora 28 años y no se ha sometido a un examen médico anual desde el 2007. Siempre que sufre un dolor se debate entre ir al médico o no.

En Carolina del Norte, Jessica Sánchez Rodríguez dijo que fue operada varias veces y toma fármacos por sufrir de espina bífida, un trastorno congénito y que puede causar lesiones cerebrales. Sus padres la trajeron desde México de forma irregular cuando tenía 11 meses y de niña recibió atención médica subvencionada, que perdió en febrero al cumplir 18 años.

Su familia intenta recaudar los 55.000 dólares de la operación para conectar una sonda a su vejiga.

“Es terrible”, dijo Sánchez Rodríguez. “Tengo que ir a la escuela con estos dolores”.

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