‘White House Down’, una cinta de acción espléndida

La película 'White House Down' se revela como un impecable cine de acción

Channing Tatum (izq.) y Jamie Foxx se enfrentan a terroristas en 'White House Down'.

Channing Tatum (izq.) y Jamie Foxx se enfrentan a terroristas en 'White House Down'. Crédito: Columbia Pictures

Cuando el cine de acción parece reservado para títulos que ocultan su evidente homoerotismo en músculos y música popular (sí, te estoy mirando a ti, saga de Fast and the Furious), da gusto regresar a un ejemplo de cine de acción tradicional, donde los hombres actúan como tales, las mujeres aportan las células cerebrales y no hay respiro para las secuencias espectaculares y, sobretodo, el buen humor.

White House Down es, sin lugar a dudas, un extraordinario regreso al mejor cine del género desde los tiempos maravillosos en los que los aficionados de verdad al mismo (no, no me estoy refiriendo a ti, saga de Fast and the Furious), disfrutaban de clásicos (y en ocasiones hasta obras maestras) como Lethal Weapon, Die Hard, Air Force One o The Rock.

El director alemán Roland Emmerich (curiosamente uno de los cineastas de Hollywood más influyentes en la comunidad gay), aporta la intensidad adecuada a la historia de White House Down, que alimenta con diálogos que, a veces, resultan algo cursis (así como algunas de sus escenas, que destilan un patriotismo añejo), pero que son olvidados instantáneamente gracias a un conjunto que se podría definir como impecable.

De este modo, el responsable de Universal Soldier, Stargate, Independence Day, 2012, The Day After Tomorrow y las muy interesantes The Patriot y Anonymous, consigue presentar la que es la mejor película de su filmografía.

John Cale (un muy carismático Channing Tatum) es el guardaespaldas del Presidente de la Cámara de Representantes, Eli Raphelson (Richard Jenkins), pero quiere acceder al equipo del servicio secreto que protege al presidente James Sawyer (Jamie Foxx).

No obstante, su pasado se lo impide.

Durante una visita a la Casa Blanca, en la que es entrevistado por la agente Carol Finnerty (Maggie Gyllenhaal), logra ser acompañado por su hija, Emily (Joey King), fanática de la Historia de Estados Unidos y, en especial, de Sawyer (una versión idealista y bastante simplista de Barack Obama).

Pero un grupo terrorista ha logrado introducirse en el hogar presidencial y, en un abrir y cerrar de ojos, toman posesión del mismo, con la intención de aprehender a Sawyer y demandar una serie de condiciones para su liberación.

De lo contrario, la Casa Blanca caerá.

White House Down se estructura como las clásicas cintas de acción de los años 80 y 90, que esperaban un tiempo para adentrar al espectador en las persecuciones y peleas. El filme, escrito por James Vanderbilt, autor de excelentes guiones como Basic, The Rundown y The Amazing Spider-Man, así como de su obra maestra, Zodiac, se toma su tiempo presentando a los personajes (que sí, son unidimensionales, pero nunca innecesarios).

Apoyado por un diseño de producción exquisito, Emmerich pasea a la acción de White House Down —ya en cines y clasificada PG-13— por cada una de sus habitaciones y áreas, sin nunca restringir sus intenciones de grandeza: hay persecuciones automovilísticas en sus jardines, explosiones subterráneas, incendios descontrolados, vuelos de helicópteros a ras de suelo, misiles teledirigidos, ataques nucleares… y hasta la posibilidad de la Tercera Guerra Mundial.

White House Down es un placer para aquellos que disfrutan de un buen cine de verano.

No, no es una película perfecta. Quizás podría haber durando diez minutos menos. Pero de lo que no cabe la menor duda es que se trata de una lección de cómo hacer cine entretenido. Y clásico.

Sin necesidad de cantantes de reggaetón adornando su reparto, actrices cuya única razón de ser es mostrar sus atributos pectorales y pseudo-actores cuyos músculos son más expresivos que sus caras.

Y sí, me estoy refiriendo a ti, Fast and the Furious.

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