Nuevo Laredo espera baño de sangre tras captura de “Z40”

Los habitantes de esta ciudad fronteriza temen una respuesta violenta por el arresto del líder de Los Zetas

El año pasado nueve cadáveres aparecieron colgados en un puente en Nuevo Laredo.

El año pasado nueve cadáveres aparecieron colgados en un puente en Nuevo Laredo. Crédito: AP

Nuevo Laredo — Los habitantes de la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo no hablan en público de la captura en esta localidad del líder máximo del cartel de las drogas de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, y tampoco se mencionó nada al respecto en los periódicos locales.

Después de todo, este es un lugar donde han aparecido cadáveres colgados en puentes, nueve una noche del año pasado. Es frecuente ver que dejan abandonan cabezas cercenadas a un costado de los caminos y aquellos que se atreven a protestar les caen granadas, todo en un esfuerzo por asegurar el reino de Treviño.

Discretos y lejos de las miradas entrometidas, los habitantes de esta ciudad en el estado de Tamaulipas esperan intranquilos una respuesta violenta. Treviño era un mafioso local que peleó ferozmente para controlar esta valiosa ruta para el tráfico de drogas y migrantes, y los residentes creen que su detención no pasará inadvertida.

Miembros de la Marina capturaron el lunes a Treviño y otras dos personas cuando iban en un camino de terracería en el suroeste de la ciudad, sin un solo disparo. Ahora, los habitantes de la ciudad natal del capo guardan silencio y esperan. Los soldados vigilaban detrás de sacos de arena mientras los militares, policías federales y estatales cruzaban la ciudad de 350,000 habitantes en caravanas armadas bastante visibles.

Cuando atraparon al apodado “Z40”, de 40 años, traía dos millones de dólares en efectivo, ocho rifles y unos 500 cartuchos.

“Estamos en espera”, dijo Antonio Ybarra Martínez, de 54 años. Él no se refería a pasar el tiempo con sus dos amigos en la leve sombra de un estacionamiento en el centro de la ciudad. Se refería a que están esperando el derramamiento de sangre.

“La verdad, es un poco tenso”, dijo su amigo, quien sólo se identificó como Sergio. “Podría ser represalias”, agregó el hombre de 44 años y quien dijo que era obrero. Sergio agregó que Treviño era de Nuevo Laredo y su familia podría presionar para que haya una respuesta.

Nuevo Laredo tiene la sensación de una ciudad fronteriza donde el comercio manda. El centro es una parrilla de congestionadas y estrechas calles repletas de negocios. Artistas callejeros se dan empujones con los limpiaparabrisas para conseguir la atención de los conductores en las esquinas más transitadas. Mientras tanto, tractores repletos de productos para el mercado estadounidense recorren estruendosamente amplias carreteras en el perímetro con rumbo a los puentes internacionales.

El martes, cuatro camionetas tipo pickup repletas de policías estatales armados con fusiles de asalto se estacionaron frente al ayuntamiento donde en otras ocasiones han caído granadas. No sorprende que un portavoz de la ciudad no quisiera hablar y que el alcalde no estuviera disponible. Las autoridades de la ciudad tampoco dijeron nada después de que desapareció el jefe de la Policía, Roberto Balmori Garza, excepto que esperaban que regresara.

Un camión de soldados se estacionó en medio de los vehículos Ford nuevos de una concesionaria a las afueras de la ciudad. Nadie quiso hablar ahí tampoco. Este es el arte de sobrevivir en Nuevo Laredo, las lecciones de la experiencia. En 2011, Los Zetas atacaron un intento de la gente por compartir información a través de salas de charla en internet. Al menos tres supuestos usuarios del sitio Nuevo Laredo en Vivo fueron asesinados, incluyendo una mujer que fue decapitada. En caso de que no quedara claro el mensaje, la cabeza de María Elizabeth Macías, conocida como “La Nena de Laredo” en las redes sociales, fue dejada sobre un teclado de computadora.

La violencia también podría provenir de rivales ajenos a los Zetas, de acuerdo con los residentes.

Los Zetas y el cartel de Sinaloa se han peleado Nuevo Laredo desde hace años. Cinco puentes internacionales conectan a la ciudad con Laredo, Texas, por lo tanto, es la puerta comercial de entrada más transitada en la frontera entre México y Estados Unidos. Varios años de calma siguieron a una sangrienta batalla en 2005, al parecer ganada por Los Zetas.

En los últimos años, sin embargo, la violencia se ha reanudado, con Los Zetas respondiendo a los ataques de los cárteles de Sinaloa y del Golfo, que al parecer estarían aliados.

Hay un cruce con un puente a las afueras de Nuevo Laredo que es uno de los más activos. Una ancha carretera flanqueada por plantas de ensamblaje como Sony y un distribuidor de la cervecería Modelo, pasa por debajo de la arteria principal de la ciudad.

Un día de mayo de 2012, aparecieron 23 cadáveres abandonados que eran supuestamente resultado de la batalla con los rivales de Los Zetas. Catorce de ellos estaban decapitados y fueron arrojados cerca del ayuntamiento, mientras que los otros nueve fueron colgados de ese puente. Con ellos había mensajes amenazando a los antiguos benefactores de Los Zetas, el cártel del Golfo.

Viendo hacia este puente el martes, un hombre dijo que el arresto fue una buena noticia que todo el mundo sabía, pero de la que nadie hablaba en público.

“Casi no comentan”, indicó el hombre, quien no quiso dar su nombre por razones de seguridad. Agregó que la gente no quiere participar, ni siquiera en conversaciones sobre delincuencia organizada. Hasta ahora la ciudad ha estado en calma, dijo, pero en la noche veremos “si se pone feo”.

Se dice que el “Z 40” ya dirigía las operaciones del cártel cuando Heriberto Lazcano, uno de los miembros fundadores de Los Zetas, fue abatido por la Armada, en el estado de Coahuila, vecino de Tamaulipas, el año pasado.

Y la violencia no afecta exclusivamente a los lugareños.

En abril de 2010, un pequeño artefacto explosivo fue hacia la cerca del consulado de Estados Unidos en el centro de Nuevo Laredo causando daños menores y no hubo heridos. El Departamento de Estado cerró temporalmente su representación y tiempo después volvió a abrirla.

Ahora, la gente de la ciudad está a la expectativa, temerosos de que la sucesión pueda provocar una nueva ola de violencia.

“Nadie sabe quiénes son los buenos ni los malos”, dice el administrador de una tienda de conveniencias que tampoco quiso dar su nombre. Se quejó de que el temor existente en la ciudad también ha afectado sus ventas. Muchos centros nocturnos y lugares de reunión en el centro han cerrado porque ya nadie quiere salir de noche, comenta. Agrega ni siquiera había escuchado del arresto de Treviño porque no tiene televisión en su tienda y no había nada al respecto en el periódico. “La verdad es que la situación es muy difícil. Nadie habla de este mundo”.

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