Miles de voces se hacen escuchar en marcha en LA

Alrededor de 7,000 personas marcharon y algunas compartieron sus experiencias de deportaciones, falta de oportunidades y familias separadas por la falta de documentos migratorios

Edgar Jara y su hija Allyson, se unieron a la marcha para apoyar a los inmigrantes indocumentados.

Edgar Jara y su hija Allyson, se unieron a la marcha para apoyar a los inmigrantes indocumentados. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinión

El domingo por la mañana, miles de inmigrantes hicieron escuchar su voz, durante la Marcha de Millones de Voces para una Reforma Migratoria, organizada por una coalición de organizaciones y grupos inmigrantes y activistas.

Alrededor de 7,000 personas marcharon desde la esquina de Broadway y Olympic, en Los Ángeles, hasta la calle 1, en el Grand Park, frente al Ayuntamiento.

“Estamos aquí porque el pueblo tiene que manifestarse cuando el gobierno no hace su trabajo”, indicó Gloria Saucedo, Directora de Hermandad Mexicana Transnacional, una de las organizaciones de la coalición.

Participantes de todas las edades y familias con niños marchaban por la calle Broadway llevando carteles y banderas norteamericanas y de sus países de origen. Los organizadores y líderes de la coalición coincidieron en que las próximas semanas serán decisivas para la aprobación de la reforma.

“Este es sólo el despegue, el comienzo “, señaló Javier Rodríguez, del grupo dirigente de la coalición, refiriéndose a la manifestación. “El 5 de octubre tendremos otra marcha, todos tenemos que salir a las calles”, opinó.

“Mi llamado es a todos los inmigrantes para que se involucren. La reforma no se va a resolver por sí sola. Necesitamos la participación de todos”, indicó Anabella Bastida, Directora de COFEM. “La reforma es mucho más que una cuestión de política, es una cuestión de familias. Queremos que los inmigrantes dejen de sentir temor, que puedan salir de las sombras, y que padres e hijos puedan volver a reunirse”, agregó.

Mientras marchaban, los participantes compartían sus experiencias personales de deportaciones, falta de oportunidades y familias separadas por la falta de documentos migratorios. Tomás Venancio, de Puebla, México, perdió a su esposa este año y no pudo viajar a verla por no tener sus documentos.

“Hace 14 años que estoy tratando de arreglar mi situación”, contó Venancio. En enero de este año, su esposa que se encontraba aun en México con uno de sus dos hijos, sufrió un derrame cerebral y falleció repentinamente. “Fue devastador”, señaló el padre, que no pudo viajar a verla, pero que finalmente logró regularizar la situación de sus dos hijos.

Hardy García, del Movimiento Político Independiente de Salvadoreños, contó la historia de su sobrina de 21 años que fue detenida, luego de que el coyote que iba cruzarlos a ella y a su novio, también de 21 años, los abandonara en medio de la noche. Debido a que su caso aun está bajo investigación, García no pudo revelar el nombre de su sobrina.

“Su novio comenzó a sentirse mal y el coyote decidió abandonarlos en medio del desierto”, contó García. “Era una noche muy oscura, el novio le dijo a mi sobrina que la amaba, tomó un poco de líquido que les quedaba y se durmieron.

Cuando comenzó a amanecer, a la luz, mi sobrina recién pudo ver que su novio estaba morado y que había fallecido durante la noche y tuvo que llamar al 911”, explicó García.

Luego de pasar tres días en el desierto, la sobrina fue llevada a la cárcel de Corpus Christi, Texas, donde estuvo arrestada por 6 meses. Al salir, la joven pudo calificar para la visa U, por haber sido testigo del crimen del coyote. Su caso aún se encuentra bajo investigación.

Los organizadores esperaban más participación en la marcha, pero se mostraron optimistas. “Yo pienso que sí la vamos a lograr”, opinó Alfredo Gómez, Presidente de la Unión Poblana UPEXT.

“Desgraciadamente vino menos gente de lo que esperábamos, pero escuché que muchos no se hicieron presentes por temor a que los deportaran”, explicó.

En su lugar, muchos inmigrantes que sí pudieron resolver su situación migratoria, se acercaron a la marcha para apoyar a aquellos que temieron hacerlo. Tal fue el caso de , María Belén Jacobo, una nativa de Jalisco de 86 años de edad que necesita la ayuda de un bastón para caminar.

A pesar de haberse hecho ciudadana americana hace años, la anciana se sumó a la protesta. “Rengueando como me ve, vamos a todas las protestas, porque vemos el dolor de la gente y queremos apoyarlos”, indicó Jacobo.

“Mi tía no se pierde ninguna marcha, ya la conocen como ‘la abuelita del club Mezcala’”, contó su sobrina, Inocencia Hernández, del Club Mezcala de Los Ángeles, parte de la Federación de clubes Jalicences de Los Ángeles.

Otras organizaciones hispanas, que regularmente no se ocupan de temas de inmigración, también se sumaron a la marcha. Mike González, Presidente de la organización “32 por México”, cuya misión es rescatar el arte y las tradiciones de todos los estados mexicanos, dijo que habían decidido participar por tratarse de un asunto clave para los inmigrantes.

“¿Cómo vamos a rescatar nuestras tradiciones, cuando siguen habiendo tantos atropellos?”, opinó.

“Hace 27 años que vivimos aquí, nuestra hija nació en EEUU, y sin embargo seguimos con temor de salir a trabajar y hacer nuestras vidas regularmente por no tener los documentos”, dijo Patricia Piña. “Lo que veo es que somos siempre los latinos los que salimos a dar la cara. No veo ni a chinos ni a coreanos marchando por una reforma, pero ellos también se van a beneficiar”, agregó.

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