Barcelona y sus astros apagados

Se viene el Clásico y Messi está lento, Iniesta acusa bajón y a Neymar le falta

Barcelona sufre en la cancha porque Lionel Messi no puede funcionar como acostumbra pues acaba de salir de una lesión muscular.

Barcelona sufre en la cancha porque Lionel Messi no puede funcionar como acostumbra pues acaba de salir de una lesión muscular. Crédito: AP

BARCELONA, España (EFE).— El Barcelona llegará al Clásico del sábado con algunas alertas encendidas.

Dos empates en los dos últimos encuentros, en los que ha mostrado un juego previsible, falto de desborde, y con jugadores titulares que se ven lejos de su mejor momento.

No es el equipo azulgrana un conjunto que últimamente se haya escondido en los resultados, aunque a los analistas les pueda engañar el resultadismo. ¿Cómo poner en duda a un equipo que encadena 10 victorias consecutivas?

Vivir del juego ha sido la premisa del Barsa, encumbrar la máxima “al final, el futbol te devuelve lo que le das”.

El motivo final de un equipo sobresaliente que difícilmente podrá volver a la excelencia del pasado con Pep Guardiola.

Se vio la temporada anterior, cuando el Barsa vivió en dos mundos antagónicos, el del indiscutible dominio en la Liga doméstica, y el del batacazo europeo ante el Bayern Munich.

Unos meses después, con entrenador nuevo, Gerardo “Tata” Martino, y la estrella emergente del balompié mundial, Neymar, los azulgrana esperan revertir la situación.

Pero los indicios no invitan al optimismo.

El Barsa no tiene velocidad de crucero y sí una zaga frágil, como se vio el martes en Milán.

A jugadores clave, como Andrés Iniesta, les falta ese punto de genialidad que marca la diferencia; a Lio Messi esa explosividad que no tiene recién salido de una lesión muscular, y a Neymar acabar de aterrizar en el futbol europeo.

Y también está ante un nuevo universo el “Tata”, quien se mostró asombrado por las “crisis semanales”, cuando descubrió que en el Barcelona resultado y juego van por caminos diferentes.

En cualquier otra parte, ganar es sinónimo de jugar bien, con el Barcelona no.

A las primeras de cambio, cuando el calendario aprieta, el argentino ha decidido sacar la calculadora para equilibrar los minutos de los jugadores más cargados de partidos. Sin mucha lógica, ha vuelto a contar más la jerarquía que el estado de forma, y el paradigma fue la presencia en el banquillo de Marc Bartra.

El joven central ha lucido con solvencia en las bajas de Mascherano, Piqué y Puyol, pero en cuanto todos están recuperados, ha vuelto a su lugar, en una de las esquinas de la banca.

El error de Javier Mascherano en el tanto milanista dibuja otro elemento a tener en cuenta en la dinámica del equipo. ‘El jefecito’ venía de un mes sin jugar por lesión y erró, el argentino fue el único que puso el punto de autocrítica en el discurso del equipo.

Ni Martino -“no hemos retrocedido en el juego- ni Xavi -“se ha visto a un buen Barça- ni Piqué -“sólo puedo estar orgulloso del equipo”- admiten un ápice de duda en el juego del Barça.

Tal vez todos ellos esperan el partido del sábado para recuperar la razón. Cierto que el clásico no tiene nada que ver con inercias, ni ganadoras ni perdedoras, pero también que el Barsa necesita recuperar sus automatismos y esa velocidad de ejecución para desmontar a los rivales.

Al Barsa no le falta futbol, sino volver a encontrar esa finura que convierte los pases en asistencias y los remates ajustados en goles.

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