Retraso de reforma migratoria pospone metas de ‘sin papeles’

El año está por terminar y la esperanza de que se lleve a cabo una reforma migratoria se ve cada vez más lejana, truncando los sueños y planes de millones de indocumentados.

Cristian Herrera con su esposa Celia García y sus hijos Álvaro Arriaga, de 14 años, y su hija Nomei Herrera.

Cristian Herrera con su esposa Celia García y sus hijos Álvaro Arriaga, de 14 años, y su hija Nomei Herrera. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

La esperanza de una reforma migratoria para recibir el nuevo año se esfuma con los días, y con ella los planes que muchos indocumentados venían haciendo para buscar un mejor trabajo, ir a la universidad, viajar de visita a su país de nacimiento o simplemente respirar tranquilos después de años de tensión, viviendo “en las sombras”.

José Luis Gaytán, de 47 años, ha ido poco a poco sacando sus curso en el East LA College con la esperanza de transferirse a Cal State LA a estudiar ciencias políticas. Pero por el momento, mientras no haya papeles, seguirá trabajando “entre una nube de polvo”, como el mismo dice, construyendo tarimas para una fábrica a la cual debe reportarse a las 4 de la mañana.

“Ahí no doy para más. Mi trabajo no es de habilidad ni de inteligencia sino de fuerza bruta”, dijo Gaytán. “La esperanza que yo tenía era seguir mis estudios y también encontrar un mejor empleo, aparte de visitar a mi familia en México que no veo desde hace 24 años”.

Estos inmigrantes parecen inmunes a la desilusión. La sienten, pero no es nada nuevo en su vida. Es parte de la carga con la que han vivido desde hace años, pero no por eso menos pesada.

En algunos casos, la situación es más grave, ya que de una posible legalización depende la unidad de una familia. Es el caso de la familia de Cristian Randolfo Herrera, de 25 años, que hace planes para Navidad sin saber si esta será la última vez que estén juntos para estas fechas.

Herrera tiene que presentarse a corte en Febrero, para su última audiencia de un caso de deportación que se generó hace 4 años, luego de un accidente de carro sufrido por el joven al quedarse dormido al volante.

“Del accidente no recuerdo nada. Llevaba 3 o 4 meses trabajando doble turno, 16 horas diarias. Ese día habían entrado a las 5 de la mañana y salí a la 1 de la mañana siguiente. Simplemente me desmayé del cansancio y choqué”, dijo Herrera, quien por aquel entonces tenía 19 años. Asustado, por no tener licencia, ni seguro, escapó del lugar del accidente.

Herrera ahora está casado con Celia y tienen una hija de 2 años y otros dos hijos del previo matrimonio de ella. Eventualmente, Cristian se entregó a las autoridades para saldar su deuda por el accidente, y terminó en proceso de deportación.

“Desde entonces no tengo ni un ticket. Voy de mi casa al trabajo y del trabajo a la casa. Y sigo con mi abogada esperando que se pueda ganar tiempo y ganar tiempo a la deportación”, dice Cristian, quien vive con su esposa e hijos en Bell Gardens y trabaja en un 7-11. “La idea es que si hay un cambio de ley mi situación sea resuelta”.

Eleazar Valdez, de 36 años, terminó su licenciatura en cultura hispana y su maestría en literatura latinoamericana, pero se gana la vida como fotógrafo y cocinando para grupos en iglesias.

“Estaba muy esperanzado con lo que aprobó el senado”, dijo Valdez, quien vive en Fresno, California, desde la edad de 12 años.

Eleazar recibe cada día correos electrónicos de trabajos como profesor en su área que serían perfectos para él. “Me da tristeza no poder solicitarlos”, comenta Valdez. “No estoy casado tampoco porque estoy enfocado en superarme, hasta el amor tendrá que esperar”.

Su aspiración de hacer un doctorado quedó pospuesta debido a que es muy difícil conseguir becas para indocumentados a ese nivel de estudios.

“Si obtuviera mi permiso o residencia, buscaría un trabajo fijo y poco a poco sacaría mi doctorado”, dice Valdez. “Ya es tiempo que a personas como yo se nos de la oportunidad de demostrar que estamos preparados para dar algo más a este país”.

La reforma migratoria en Estados Unidos está muerta, opina Wayne Cornelius, profesor emérito de la Universidad de California en San Diego. El politólogo advierte que los cambios migratorios se verán a nivel estatal y no federal.

Una reforma migratoria comprensiva, detalla, podría aprobarse hasta 2023.

¿Cuáles son las posibilidades de que se apruebe la reforma?

Antes de que el Senado aprobara su proyecto de ley, pensaba que había un chance del 50 por ciento, pero desde junio esa probabilidad ha bajado notoriamente, porque los republicanos en la Cámara de Representantes han mostrado su oposición casi total al proyecto. Diría que la probabilidad de que el proyecto del Senado sea aprobado, es cero, no va a pasar.

En enero estaremos en pleno ciclo electoral. Veo muy poco probable que haya acción en cualquier proyecto importante de legislación durante 2014.

¿También ve improbable una nueva iniciativa?

La única cosa que los republicanos apoyan en la Cámara de Representantes son pedacitos del proyecto del Senado, sobre todo vigilancia fronteriza e interna. Se habla de algún proyecto sumamente limitado de legalización, sin la posibilidad de hacerse ciudadano, y aún con esa limitación, no veo a la mayoría republicana a favor.

En la Cámara de Representantes solamente hay 45 distritos con posibilidad de competencia. En la mayoría de los distritos controlados por republicanos no hay incentivos para apoyar ningún proyecto.

Se puede proyectar que esas mismas condiciones de los distritos seguros estarán hasta después del censo de 2020, hasta que haya una nueva redistritación en 2022, y el primer ciclo electoral después de eso sería el de 2023, o sea, existe la posibilidad de que no haya un proceso serio de reforma migratoria en 10 años.

Había muchas expectativas sobre la reforma a inicios de año ¿qué pasó?

La Cámara de Representants ha sido el panteón de la reforma migratoria desde 2006, y muy poco ha cambiado.

Obama prometió una reforma migratoria…

Puede echarle la culpa a los republicanos, y tendría mucha razón, pero me pregunto, ¿qué es lo que va a ofrecer a los latinos el próximo candidato demócrata a la presidencia?, ¿prometer de nuevo la reforma migratoria frente a una Cámara de Representantes igual o peor? ¿Sería una promesa con credibilidad o no?

¿Qué pasa con los dreamers?

Existe un programa para ellos que se llama DACA, Acción Diferida. Es el único programa de legalización que tenemos funcionando, y es muy probable que sea el único vehículo para legalizarse de corto plazo, desde ahora hasta fines de la administración de Obama.

El peligro es que, si gana un republicano en 2016, el programa se acaba, aunque sería difícil para un presidente republicano desecharlo completamente.

Mientras tanto siguen las deportaciones…

Ése es un punto clave. El argumento político para las deportaciones masivas es que era necesario para construir la credibilidad de Obama, de que tomaría en serio los elementos de vigilancia. Ahora que las posibilidades de una reforma comprensiva son cada vez más escasas, ¿cuál es el argumento por mantener ese nivel de actividad en cuanto a las deportaciones?

Este punto carece de validez política, moral, hasta fiscal. El costo de sacar casi 400 mil indocumentados del país cada año supera los 5 mil millones de dólares.

¿Qué hay de los estados?

Por primera vez, desde 2006, la mayoría de los proyectos de ley introducidos en las legislaturas estatales son de tipo pro inmigrante. La posibilidad de que haya progreso en cuanto a derechos de inmigrantes en el futuro previsible existe a nivel estatal y a nivel local, o sea, se puede hacer más por ese lado, que a nivel federal.

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