Es común escuchar a algunos padres, que tras innumerables trastornos gastrointestinales de sus hijos, compartan su preocupación sobre el diagnóstico del especialista: intolerancia a la lactosa.
Desafortunadamente alrededor de esta situación hay una gran cantidad de desinformación que confunde a los padres sobre el tratamiento, así como sobre las recomendaciones ideales para que los pequeños que atraviesan esta situación lo hagan de la mejor forma.
El doctor Mario A. Acosta Bastidas, especialista en pediatría médica del Instituto Nacional de Pediatría, aclara los principales mitos y explica las realidades que rodean a este padecimiento.
Si bien se presenta principalmente en los niños recién nacidos prematuros -ya que su tubo digestivo aún no ha terminado de desarrollarse-, también puede manifestarse entre los dos o tres años de edad, cuando inicia con la alimentación completa.
Mito 2: El responsable de diagnosticar este padecimiento es el gastroenterólogo
No es verdad. Lo más recomendable es que sea el pediatra, quien como especialista en el cuidado de la salud del niño, realice el adecuado diagnóstico del infante, así como el tratamiento a seguir.
Mito 3: Las molestias se presentan sólo cuando se ingiere leche
Falso. Consumir cualquier tipo de alimentos lácteos ocasiona que se presenten las molestias. Estas aparecen aproximadamente media hora después de su ingestión, lo que hace que se altere el estado general del niño.
El especialista explica que los síntomas más comunes de la intolerancia a la lactosa en la población infantil son muy específicos e indicativos de que algo anda mal con su salud, ya que provoca en los menores síntomas como náuseas y en ocasiones vómito, dolor abdominal -cólico-, distensión abdominal o gases, así como estreñimiento y/o diarrea. Es preciso informar al pediatra si alguna de estas situaciones se presenta y estar al pendiente sobre la frecuencia en la que se manifiestan.
Tratamiento
Una de las falsas ideas que hay alrededor de este padecimiento es que será una condición con la que el niño crecerá, por lo que deberá evitar ciertos alimentos que en particular, es frecuente que a los niños les encanten, pero que pertenecen al grupo de lácteos.
Mario A. Acosta Bastidas explica que esto es falso ya que sí es posible curar la intolerancia a la lactosa, pero se requiere de un tratamiento puntual, así como de seguir de manera disciplinada las indicaciones del pediatra.
Subraya que es fundamental durante el tratamiento retirarle los lácteos de la dieta al pequeño hasta haberlo concluido. Además indica que: “Si no se siguen las indicaciones médicas como evitar los alimentos contraindicados, puede ser que la sintomatología empeore y con ello se presenten complicaciones como desnutrición por bajo peso, úlceras gástricas o hasta perforaciones intestinales. Por esta razón es básico que el pequeño siga una dieta balanceada, lo que ayudará a mejorar su condición de salud y que se recupere su sistema digestivo”.
Para un padre, la salud de su hijo es el tesoro más importante, por lo que es vital que al lado del pediatra se vigile que el tratamiento y las indicaciones sean llevadas a cabo al pie de la letra, para que el pequeño pueda superar esta condición y no evite alimentos que seguramente le apetecen.
Para leer: Entre tu pediatra y tú, Carlos González, Ediciones Temas de Hoy.
Colaboración de Fundación Teletón México
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