Pandilla tiene aterrorizados a residentes de Watts
Varios vecinos se quejaron de las actividades que los pandilleros llevan a cabo en esta zona en el Sur de Los Ángeles.

Esta es una de las casas abandonadas que la Procuraduría quiere restringir de que sea usada por pandilleros locales. Crédito: Jorge Morales Almada / La Opinión
Una pandilla de afroamericanos mantiene aterrorizados a los residentes de Watts, un vecindario del sur de Los Ángeles.
Se trata de la peligrosa banda Grape Street Crips que opera en el complejo de vivienda pública Jordan Downs y calles aledañas.
Vecinos reportaron que estos pandilleros mantienen el control de las calles, venden drogas y “hacen lo que se les da la gana”.
Varias propiedades sobre la calle Anzac, que están abandonadas o que ya han sido decomisadas por el Gobierno, son utilizadas para la venta y elaboración de drogas, esconder armas y realizar otras actividades delictivas, según reportó la Procuraduría de la Ciudad.
El miércoles el procurador Mike Feuer solicitó órdenes judiciales para evitar que tres viviendas de Watts sean utilizadas como guarida de pandilleros.
Dos están ubicadas en la calle Anzac, las marcadas con los números 10007 y 10102, a escasos metros de un kínder y de una primaria. La otra propiedad se localiza en el 235 de la calle East 102.
Una señora que el miércoles fue a recoger a su niña a la primaria Florence Griffith Joyner, contó que en septiembre pasado la escuela fue sitiada ya que varios pandilleros protagonizaron un tiroteo.
“A punta de pistola amenazaron a los maestros y durante varias horas no pudimos recoger a nuestros hijos y se me hizo bien raro que no llegara la policía ni el helicóptero ni nada“, mencionó la vecina de la avenida Wilmington que omitió su nombre por miedo a represalias.
Un día antes de ese incidente, al parecer como consecuencia de la muerte de dos conocidos pandilleros, según contaron vecinos, los pandilleros colocaron volantes en varios lugares del barrio en el que advertían que habría “un arcoiris de muertos“.
A diario, recalcaron los residentes, tienen que lidiar con la presencia de pandilleros que andan “en bola” para cometer asaltos.
“La verdad que sí está bien peligroso, hace unos días me tocó ver que a una señora le arrancaron la bolsa y otra vez a un muchacho que no era de la pandilla lo golpearon”, comentó un residente de la calle 102.
“¡Está terrible, oiga!”, fue la expresión de otra vecina de Watts. “A mí dos veces me han cerrado el paso cuando voy en el carro, se me ponen enfrente y no se mueven, como intimidando, y pues qué hacemos… pues nada”.