Seis candidatos con nombres insólitos en Brasil

BBC Mundo entrevistó en exclusiva a Jesús, Bin Laden, Mr. Bean y otros candidatos que se presentan a las elecciones brasileñas con apelativos especiales. Estas son sus historias.

En octubre los brasileños elegirán quién va a presidir el mayor país de Sudamérica durante los próximos cuatro años, pero también van a decidir el destino de Jesús, Bin Laden y Cara de Hamburguesa.

La aparición de candidatos con nombres llamativos y hasta insólitos se ha vuelto una costumbre electoral en Brasil, donde las reglas de la democracia permiten a quienes piden el voto elegir cómo desean presentarse en las urnas.

En estos comicios -que además del presidente y vicepresidente definen cargos de gobernadores de estados y legisladores a distintos niveles- parecen haberse registrado nombres para casi todos los gustos.

Están por ejemplo los que aluden a personajes famosos, como Mick Jagger de Brasil y Neymar Cover, candidatos a la diputación federal y estatal de Sao Paulo, respectivamente. O Tiché – Michael Jackson Cover, que busca ser representante estatal en Mato Grosso del Sur.

Al menos cuatro candidatos a diputados federales por diferentes estados optaron por llevar el apellido del presidente estadounidense, Barack Obama.

Incluso hay quienes evocan a superhéroes: Profesor Moisés, el Hombre Araña, quiere ser diputado federal por Bahía, y Clark Crente aspira a la diputación estatal por Paraná. También está Batman Capixaba, aunque su registro como candidato a diputado estatal de Espírito Santo sí encontró dificultades.

Estos nombres a menudo responden a una estrategia para hacerse notar en el mar de partidos y candidatos que componen el sistema político brasileño. Pero otras veces tan sólo reflejan historias personales.

Seis candidatos brasileños con nombres insólitos relataron sus casos a BBC Mundo. Aquí van.

A Pedro De Oliveira Luna lo conocen mejor como Jesús en su tierra natal de Pernambuco, en el noreste brasileño. “Es un nombre que cargo desde hace tiempo”, señala. Y ahora decidió llevarlo hasta la urna.

Este estudiante universitario de 31 años que aspira a ser diputado estatal por el Partido de la Movilización Nacional (PMN) cuenta que desde adolescente actuó en piezas teatrales representando a Cristo, debido a su similitud física con el personaje.

De cabellos largos, barba y figura delgada, ahora aparece vestido como Jesucristo en los afiches de publicidad electoral. Pero aclara que “no es una broma o una irreverencia”.

“El personaje llama la atención, atrae a las personas a saber por qué. Si estuviese como cualquier otro candidato, de traje y corbata, eso no ocurriría”, sostiene. “Me da la oportunidad de explicar que soy un candidato con propuestas bastante diferenciadas”.

Jesús defiende el pase libre estudiantil en el transporte público y promete donar la mitad de su salario a proyectos sociales.

“Vaya con Dios”, recomienda al despedirse.

Cuando a Manoel dos Santos Silva Irmao le preguntan por teléfono por qué escogió el nombre de Bin Laden para su candidatura a diputado federal por Sao Paulo, él responde con otra interrogante: “¿Ya conoce mi figura?”.

De larguísima barba negra y gris, su imagen evoca la de Osama bin Laden, el líder del grupo extremista islámico al Qaeda abatido por militares estadounidenses en Pakistán en 2011.

Pero el Bin Laden brasileño pertenece al Partido Ecológico Nacional (PEN), dice que es un católico que salió “del lodo” de la pobreza y a los 49 años trabaja en la manutención de un edificio.

Propone cosas como bajar los costos para estudiar medicina. “En Brasil no se hacen muchos médicos”, advierte. Pero también ha llamado la atención diciendo que, si pudiera, eliminaría a todos los políticos.

Admite que el nombre lo eligió para ganar visibilidad en los medios. En una publicidad electoral apareció usando una suerte de turbante, con una camisa naranja y un fondo montañoso.

Pero ¿lo beneficia que lo asocien imaginariamente con alguien que reivindicó los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos?

“Osama bin Laden hizo cosas equivocadas, pero yo conozco varios Bin Laden”, dice aludiendo a otros candidatos brasileños que se presentan con el mismo nombre (hay un aspirante a diputado estatal en Amazonas y otro en Minas Gerais). “Son gente de bien”, remata.

José Raimundo dos Santos cuenta que cuando trabajaba en un bar de Camaçari, municipio del estado de Bahía, solía llamar a los clientes de “Cara de Hamburguesa” por los rasgos de los habitantes de esa zona del noreste de Brasil. Y tanto insistió, que el apodo le quedó a él mismo.

“El formato de mi rostro es redondo”, comenta el candidato a diputado estatal por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), el mismo de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. “Hace más de 20 años que sólo me llaman Cara de Hamburguesa”.

Por eso cree que si se hubiese presentado a las elecciones con el nombre de José Raimundo nadie sabría de quién se trataba. Explica que en Bahía es común llamar a la gente por su sobrenombre, incluso a los políticos: ahí están los concejales João de la Gallina y Zé del Pan.

Este trabajador del polo petroquímico de Camaçari y sindicalista de 48 años propone la municipalización de la salud pública. “A pesar de mi nombre”, aclara, “mis propuestas son serias”.

Olga Cestaro tiene 63 años y es candidata a diputada estatal de Sao Paulo por el Partido Social Demócrata Cristiano (PSDC). Pero en su papeleta electoral figura como Olga un Beso y un Queso.

Cuenta que ese apodo le quedó por una costumbre que tenía cuando era funcionaria municipal y despedía a sus compañeros con esa rima, bastante popular en Brasil.

Y ahora que busca un cargo electivo, decidió usarla como carta de presentación. Incluso un afiche de su campaña incluye una marca de labios rojos junto a un trozo de queso.

“No denigra a nadie”, sostiene esta mujer que ya utilizó el mismo apodo en los comicios municipales de 2012, cuando fracasó su intento de ser concejal.

Otra de sus peculiaridades es que evita definir sus principales propuestas para estos comicios. “Las propuestas sólo quedan en los cajones”, dice. “Si comenzamos a hacer funcionar todo lo que está parado por la mitad, ya sería un gran avance”.

Y al despedirse, lanza una vez más: “¡Un beso y un queso!”.

“Mi (primer) nombre ya es gracioso”, advierte Hilário do Nascimento. Pero para intentar ser electo diputado federal por el estado de Acre, este hombre de 48 años parece haber redoblado la apuesta: se presenta en las urnas con el apelativo de Mr. Bean.

“Siempre me dijeron que me parezco al comediante inglés”, señala en referencia a Rowan Atkinson, que interpreta el desopilante personaje.

El candidato por el Partido Verde dice que el uso de ese nombre con fines electorales busca suplir la falta de recursos para hacer publicidad. “Mr. Bean es conocido en todo el mundo; Hilário no”, razona.

Compara su estrategia con la que utilizó el Payaso Tiririca, un personaje famoso de la TV brasileña, para obtener un escaño de diputado en las elecciones pasadas. “Es la hora de cambiar, allá existe un payaso y otro va a llegar”, augura un jingle de Mr. Bean.

Pero él niega que esto lo haga un candidato poco serio. Destaca que estudió administración de empresas y tiene un posgrado en gestión pública. Es técnico de un Tribunal Regional de Trabajo y en el pasado se ganó la vida como albañil, electricista y policía militar.

“Cuando este país tenga gestores públicos que tomen los recursos públicos de determinados proyectos y los apliquen hasta el final sin desvíos, acaban 90% de los problemas sociales”, asegura Mr. Bean.

Y advierte muy serio: “No estoy jugando con la política”.

En Brasil hablar del “THC” puede aludir a algo más que el principal constituyente psicoactivo del cannabis. También es parte del nombre de un candidato a diputado federal por Santa Catarina. Y no es mera coincidencia.

“Lucas Presidente THC” es la denominación con que se presenta en las urnas Lucas de Oliveira, un estudiante de economía y miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Es el mismo partido que integra el expresidente Fernando Henrique Cardoso, quien en los últimos años ha defendido la legalización de la marihuana como alternativa a la “guerra a las drogas”.

Como Oliveira comparte esa postura y fundó el Instituto de Cannabis en su universidad para estudiar el impacto económico de la prohibición, rápidamente fue apodado “Presidente THC” en referencia a la planta y a las iniciales FHC con que también es conocido Cardoso.

“Entré a la campaña para promover un cambio cultural”, señala el candidato de 33 años.

Admite que la legalización de la marihuana es un tema marginal en el debate electoral, pero manifiesta su esperanza de que las cosas cambien.

“Lo que estoy haciendo”, sostiene, “es plantar una semilla”.

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