Cómo Turquía está cambiando el mercado de las teleseries de A. Latina

La telenovela turca "Las mil y una noches" es el nuevo éxito de sintonía en Chile. Desató la fiebre de programadores por comprar series hechas en Turquía. Seis otros países también están interesados.

Si usted vive en Chile y no conoce a Onur y Sherezade, corre peligro de quedar fuera de varias conversaciones.

No son ni políticos ni artistas de moda. Ni siquiera existen. Ambos son los protagonistas de “Las mil y una noches”, la telenovela turca que revolucionó el mercado chileno y que está a punto de marcar un giro en la industria audiovisual regional.

La serie cuenta la historia de una arquitecta, Sherezade, cuyo hijo se enferma de leucemia. Para juntar el dinero necesario para su tratamiento, acepta dormir con su jefe, Onur. Finalmente, ambos terminan enamorándose.

En Turquía se emitió por Kanal D entre 2006 y 2009 y fue un éxito rotundo. En Chile actualmente lidera la sintonía en horario prime, muy por sobre sus competidores. Y en los últimos seis meses Kanal D ha sido contactado por otros seis países latinoamericanos para comprar sus producciones.

En su época de director de programación de uno de los canales más importantes de Chile-, Patricio Hernández tenía “Las mil y una noches” en la mira.

La vio en un mercado internacional, en un stand perdido. Y le gustó. “En un primer minuto, nos pareció interesante adaptar el guión”, le explica Hernández a BBC Mundo.

Y se lo propuso al comité ejecutivo de su empresa. La respuesta fue negativa.

“Nos dijeron que era muy difícil que una teleserie turca conquistara el mercado chileno y rechazaron el proyecto”, cuenta Hernández.

Pero el tiempo le dio la razón. Un año después fue fichado por otra empresa chilena, el canal Mega.

“Estábamos con una pantalla muy fría, con bajos niveles de rating. Necesitábamos una parrilla de emergencia que nos permitiera levantar el rating lo antes posible”, relata Hernández, quien hoy es director ejecutivo de Mega.

Fue entonces cuando recordaron, junto con el gerente de contenidos internacionales, la teleserie turca.

Esta vez no pensaban adaptar el guión, no había tiempo ni área dramática, así que compraron “la lata”, es decir, el producto listo para doblar.

“En marzo teníamos dos capítulos doblados y los emitimos”, cuenta Hernández.

En cinco meses de emisión, la telenovela más que duplicó su rating inicial. Hoy se pasa cuatro días a la semana y lidera el horario de máxima sintonía.

Desde Turquía reconocen que Chile fue pionero en ver el potencial de sus dramas.

Según Kerim Emrah Turna, ejecutivo de ventas internacionales de Kanal D, durante los últimos tres meses le vendieron seis producciones a canales chilenos y están a punto de cerrar cuatro más. De hacerlo, los cuatro principales canales en Chile contarán con telenovelas turcas en su parrilla.

No son los únicos. Tras el éxito de “Las mil y una noches”, canales de Uruguay, Ecuador, Argentina, México, Puerto Rico y Colombia se acercaron a Kanal D interesados en comprar sus producciones.

“Todo ha pasado en los últimos seis meses”, le cuenta Turna a BBC Mundo.

Entre 2011 y 2012 Kanal D comenzó un proyecto de investigación de los mercados latinoamericano. “Las mil y una noches” -que a diferencia del resto de sus títulos, están a cargo de un distribuidor- sirvió de conejillo de indias y se pusieron de cabeza a internacionalizar sus otras producciones.

Ahora no sólo tienen varios títulos traducidos al español, sino que están adelantando doblajes de algunos cortos publicitarios en Miami, para posicionarse en la industria latina.

Un mercado cuya competencia por estos productos ha hecho crecer en un 100% el valor por episodio de las nuevas series respecto del inicial de “Las mil y una noches”.

¿La meta? “Que en 2015 todos los países de América Latina disfruten de alguna producción turca”, dice Turna.

“Nos reconforta haber sido pioneros en abrirle el territorio a un producto distinto, que se percibe como una innovación”, le dice Hernández a BBC Mundo desde Santiago.

“Su forma narrativa va a generar un influjo y un impacto en la producción de telenovelas en América Latina”, continúa.

“Empecé a verla porque la daban pocas veces por semana, para no amarrarme. Y me terminé esclavizando igual”, cuenta Claudia Carrasco, profesora chilena, consumidora habitual de telenovelas.

“Es lenta, pero muy buena. Las [telenovelas] nocturnas en Chile son muy agresivas. La gente se aburrió de ver eso y quería ver algo más light, más romántico, no llegar a prender el televisor a las 22.30 para estresarse”, asegura.

En Turquía, “Las mil y una noches” se emitía una vez a la semana, en capítulos de hora y media. Técnicamente no es una telenovela, sino una serie, con costos más elevados, dado que no se filma en estudios, sino en locaciones reales y no escatima en exteriores.

“Al tener un formato de una vez a la semana, tiene muchos más giros, mucha más acción, al pegar un capitulo con otro pasan muchas más cosas. Tiene mayor ritmo”, explica Hernández.

Y la clave del éxito, según Hernández, tiene que ver con volver a lo clásico sin perder de vista la calidad. “Es una historia universal que convoca principalmente a público femenino, recupera el romanticismo de manera clásica, pero lo actualiza con una muy buena puesta escena”.

Turna tiene otra explicación.

“Según lo que arrojan los estudios y los comentarios de la audiencia, el concepto de familia es muy importante tanto en América Latina como en Turquía. Y no me refiero al núcleo familiar, sino a las familias grandes”.

Alberto Gesswein, director del área de ficción de Canal 13, también ha seguido de cerca el fenómeno.

“Son claramente un melodrama clásico, romántico, casi ochentero. Está súper cuidado, de muy buen nivel”, asegura Gesswein.

Gesswein no le quita mérito a lo que denomina el “fenómeno” de “Las mil y una noches”, pero advierte que, como otros fenómenos, pasará.

Según el ejecutivo, padre de renombradas series chilenas, como “Los 80”, el éxito de la serie turca no significa una amenaza real a las producciones nacionales, principal preocupación de actores y guionistas.

“Es un producto muy distinto a lo que se estaba mostrando en general. El tipo de historia es sumamente conservadora, tremendamente tradicionalista. Es un romanticismo tradicional, a la antigua, fantástico, casi infantil”, explica el ejecutivo de Canal 13.

Lo que sí le preocupa a sus competidores es el impacto que genera para los otros canales.

“El espacio que hay en la industria es estrecho, en términos de avisaje y de rating disponible. Al resto de los canales no les va bien si a uno le va muy bien. Es muy arrasador”, explica Gesswein.

Hernández tampoco cree que la importación de telenovelas vaya a amenazar a las áreas dramáticas chilenas. “La solidez al largo plazo te la da la producción nacional”.

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