Una buena ley en peligro

California está entre los Estados con las leyes más estrictas en el control de las armas de fuego. Esto puede cambiar, multiplicándose la cantidad de armas que se podrán portar a escondidas según el resultado de una disputa judicial.

La ley vigente en California exige que un solicitante de un permiso para llevar un arma escondida debe de mostrar “un buen carácter moral”, tomar un curso de entrenamiento y establecer una “buena causa” para necesitar ese tipo de autorización. Los Sheriffs de cada condado tienen la discreción de rechazar la petición si no consideran que el solicitante tiene un buen motivo.

Todo esto hasta que el Sheriff de San Diego le rechazó la petición del permiso a un individuo que lo demandó ante los tribunales bajo el argumento que esa restricción era una violación a su derecho a portar armas, protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución.

Un juez federal rechazó la demanda, un panel del Noveno Circuito de Apelaciones en febrero pasado falló a favor del demandante y ese mismo tribunal rechazó hace unos días la intervención en el caso de la Procuradora de Justicia estatal, Kamala Harris, y varios jefes de policías y Sheriffs de California, preocupados por el impacto perjudicial a la seguridad pública que tendrá una mayor cantidad de armas en la calle.

La ley actual no contribuye a una uniformidad estatal, se sabe que en las áreas rurales se otorgan este tipo de permisos con mayor facilidad que en las urbanas.

Si la decisión judicial prevalece, se anulará la ley actual, o sea los Sheriffs deberán dar el permiso para llevar armas escondidas sin importar el motivo. Los expertos estiman que aumentaría el número de gente con armas escondidas hasta un 5% de la población estatal, llegando a 1.9 millones de californianos.

Se estima que la Suprema de Corte de Justicia tomará el caso en algún momento ya que hay 10 estados con una ley similar a la de California.

Los entusiastas de las armas quieren eliminar toda restricción bajo la falsa idea de que cuan más gente esté armada, más seguros estamos todos. Una y otra vez esta teoría ha fracasado. Esperamos que los jueces miren a su alrededor para determinar que este no es solo un debate constitucional sino una cuestión de vida y muerte

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