Obra ‘Chavez Ravine’ regresa con más fuerza que nunca

Culture Clash recupera su obra angelina para constatar una tragedia humana y social que aún perdura

Herbert Sigüenza, Richard Montoya y Ric Salinas, y, en pie, Randy Rodarte, Vaneza Mari Calderón, Sabina Zúñiga Varela y Scott Rodarte..

Herbert Sigüenza, Richard Montoya y Ric Salinas, y, en pie, Randy Rodarte, Vaneza Mari Calderón, Sabina Zúñiga Varela y Scott Rodarte.. Crédito: <copyrite>Craig Schwartz</copyrite><person>< / person>

@josepopinion

La Loma, Bishop y Palo Verde. Son tres nombres que hoy muchos no recuerdan. Pero hay generaciones de familias que con sólo citarlos recuperan memorias de una época, primero, de esperanza, y después, de rabia.

La Loma, Bishop y Palo Verde eran los nombres de las comunidades que formaban Chávez Ravine, hoy el área que ocupa el Dodgers Stadium y sus alrededores.

Allí, desde 1910, residían centenares de inmigrantes, la mayoría mexicanos, hasta que la alcaldía de la ciudad los obligó a mudarse con el fin de construir edificios de baja renta.

La promesa de que los residentes de Chávez Ravine serían los primeros en poder acceder a los nuevos apartamentos fue pronto olvidada.

El resto es historia.

La obra de Culture Clash, “Chavez Ravine”, ahora con el subtítulo de “An L.A. Revival”, resume esos hechos históricos trasladando al espectador a 1981, cuando el lanzador Fernando Valenzuela debutó en el Dodger Stadium.

El fantasma de uno de los residentes de Chávez Ravine lleva al beisbolista a los años 40, cuando ese barrio era un referente de la cultura mexicano-americana.

Hablamos con Ric Salinas, uno de los integrantes de la compañía Culture Clash, sobre la obra, su significado hoy, más de diez años después de su estreno, y la necesidad de reponerla.

Desde el estreno hace doce años, ¿qué es lo ha cambiado en Los Ángeles que ha necesitado también cambiar en la obra?

No han cambiado mucho las cosas. La gente pobre aún no tiene voz. La gente tiene que ir a votar para cambiar las cosas. [Los residentes de Chávez Ravine] no tenían voz… Eso nunca hubiera pasado en Beverly Hills porque [allí vive] la gente con dinero, con los contactos con los políticos. Hoy con todo lo que está pasando con las manifestaciones, los afroamericanos, con [el movimiento] Occupy, yo creo que la gente que no tiene voz, sin representación, la obra es más necesaria [que nunca].

La desaparición de Chávez Ravine fue una tragedia social, pero también cultural.

Sí. Y muchos creen que fueron los Dodgers que sacaron a la gente. No fueron ellos. Fue cuando empezaron las acusaciones de comunismo a los que propusieron la construcción de nuevas casas, cuando todo acabó.

¿Qué recuerdas de la primera vez que se representó la obra?

Fue un gran éxito… Vinieron muchos latinos, por primera vez al teatro, muchos de ellos, algo que nos hace falta en nuestra cultura. Ahora estamos por ver quién viene a verla ahora.

Al echar una mirada a la obra de hace 12 años, ¿cómo se dieron cuenta que ha cambiado Culture Clash?

Podemos decir honestamente que somos mejores escritores, más maduros, como dicen. Todavía hay una locura y sátira que siempre tenemos: un punto muy político, para la gente, con [toques] de comedia contra los políticos. Como actores también creo que hemos crecido.

¿Cómo ves el panorama teatral latino en Los Ángeles, comparado con principios de siglo?

Tiene que haber más. Hay más, como la Casa 0101, el teatro Sinergia, el LATC… Pero necesitamos más. Somos una población de más de 40%, por lo que nos hace falta más teatro, más compañías para representar a la comunidad. Nosotros a “la raza'” siempre le decimos: “sólo vale $25. Hay un descuento”. Y responden que son muchos, pero luego pagan $100 para ver a Juan Gabriel [risas]

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