La caída de Gloria Molina

La ex supervisora no ha dicho si se retirará de la vida política pero dedicará su tiempo a un proyecto de liderazgo de mujeres y a seguir con su pasatiempo de hacer colchas

Gloria Molina perdió la batalla contra el concejal José Huizar por el Concilio de Los Ángeles en las elecciones del pasado 3 de marzo.

Gloria Molina perdió la batalla contra el concejal José Huizar por el Concilio de Los Ángeles en las elecciones del pasado 3 de marzo. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

@AraceliMartinez

Cuando la aplastante derrota ya se veía venir la noche de la elección del martes 3 de marzo, preguntamos a Molina a qué se iba a dedicar si se confirmaba que los votos no le favorecían.

“Voy a trabajar con las madres y padres en el sistema de educación, estoy trabajando en un estudio con el Colegio Whittier sobre liderazgo de la mujer y continuaré haciendo colchas”, dijo.

El fracaso del 3 de marzo fue un duro golpe para Molina de 66 años, quien durante más de dos décadas ganó la elección en la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles sin problema alguno. “Pero gané porque logramos empoderar a la comunidad, y durante la elección, las calles comenzaron a arreglarse, el graffiti empezó a removerse, los árboles se podaron, y el problema de los desamparados se hizo parte de la plataforma de la oficina del concejo”, dijo dos días después, por medio de un comunicado, después de confirmarse su derrota. No dijo nada sobre un posible retiro de la vida política. Tampoco aceptó dar una entrevista a La Opinión.

Cuando en septiembre pasado, la entonces supervisora Gloria Molina anunció que disputaría su asiento en el distrito 14 del Concejo de la Ciudad de Los Ángeles a José Huizar, el actual titular, puso a temblar a más de uno, incluyendo al propio concejal.

Todos anticiparon una elección reñida pero pocos pudieron prever que Huizar le daría una paliza electoral a Molina quien por décadas fue una de las latinas más poderosas del país.

Muchos pensaron que en realidad Molina era un peligro para la reelección de Huizar, sobre todo por los recientes líos personales, en que se había metido el concejal, un choque que le costó 185,000 dólares a los contribuyentes; y una demanda por acoso sexual de una ex empleada que se resolvió de manera privada, sin que al final le significara un dólar a la Ciudad.

Se esperaba que los resultados de la elección por el distrito 14, que se extiende del tradicional barrio de Boyle Heights, el centro de la ciudad, hasta Eagle Rock, fueran apretados.

Pero nunca que el primer inmigrante mexicano en ser concejal en Los Ángeles, Huizar, que enfrentaba la contienda de su vida política, ganaría por tan amplio margen: 65.75% de los votos contra 29.93% de Molina.

En entrevista con La Opinión la noche de la elección, Molina reconoció que debió haber comenzado su campaña un año antes de la contienda del 3 de marzo.

“Empezamos tarde, y también fue muy difícil luchar contra un concejal que está en el cargo y tiene mucho poder “, admitió.

Añadió que fue duro por el dinero que tuvo para su campaña, —casi medio millón de dólares— contra cerca de un millón de dólares del concejal Huizar. “Pero hicimos lo mejor que pudimos con el dinero que tuvimos”, señaló.

Pese a su estrepitosa derrota, Molina pasará a la historia como la mujer que abrió camino a las mujeres latinas en California. Fue la primera latina en ser electa a la Asamblea de California en 1982; fue la primera concejal latina en Los Ángeles en 1987; y en 1991, la primera latina en ser supervisora del condado de Los Ángeles. Cargo que desempeñó por 24 años hasta noviembre pasado.

Aunque si bien, Molina logró convertirse en una figura independiente sin que los sindicatos y otros intereses especiales pudiera influir en sus decisiones, muchos consideran que al reelegirse de una manera segura en el condado durante dos décadas perdió el contacto con las necesidades de la comunidad. Huizar, pese a sus escándalos personales, se convirtió en un líder efectivo, quien siempre en cada elección en el Concejo, tuvo que luchar contra feroces opositores por permanecer en el cargo.

El profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles, Jaime Regalado dijo que tampoco esperaba que Molina perdiera con tan amplio margen. “Fueron varios factores que llevaron a eso: Se le olvidó cómo hacer una campaña dura ya que por muchos años fue una ganadora sin un virtual competir en la Junta de Supervisores; no recolectó suficiente dinero para su campaña, aunque de haberlo hecho, de todos modos, no hubiera ganado”.

Agregó que hizo campaña pensando que los votantes la iban a apoyar solo porque su nombre era “oro”, lo cual no es suficiente para ningún político. “No le ayudó para nada su estilo. En su tiempo como supervisora, se puso en contra de los sindicatos y no apoyó los derechos de los inmigrantes“, señaló

Regalado reconoció no obstante, que debemos admitir que en sus comienzos, uno de los grandes méritos de Molina fue haber desmantelado la maquina latina conocida como “Ol Boys” compuesta por los poderosos políticos Art Torres, Richard Alatorre y Lou Moret.

“Se convirtió en un héroe para las mujeres de color”, sostuvo.

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