Luchadores sin leyes frente a la muerte

Un senador presentará nueva iniciativa para intentar regularizar el espectáculo de la lucha libre en México

No todos los luchadores pueden acceder a un seguro de gastos médicos
mayores. El Hijo del Santo es uno de los afortunados.

No todos los luchadores pueden acceder a un seguro de gastos médicos mayores. El Hijo del Santo es uno de los afortunados. Crédito: Mexsport

MÉXICO.- Diez luchadores muertos, cientos de heridos y un número incuantificable de lesionados preceden en las últimas décadas a la muerte de Pedro Aguayo Ramírez, El Hijo del Perro Aguayo, según recuentos de luchadores que batallan desde hace años por leyes que los protejan.

Hasta ahora casi ninguna compañía de seguros médicos acepta el riesgo que implican los golpes contra el piso, los azotes, las maromas y todo el festín de acrobacias.

“Somos muy pocos los que podemos adquirir un seguro de gastos médicos mayores. Las compañías y los promotores no dan ninguna protección aunque es un deporte de alto riesgo”, dijo El Hijo del Santo, quien tiene una lesión en el cuello que lo retiró de manera temporal.

El especialista en medicina del deporte, Daniel Saudillo, explicó que el problema de la lucha libre es que las lesiones se acumulan “por años” hasta que un golpe de rutina a la larga puede convertirse en uno de vida o muerte, como ocurrió con Aguayo el pasado fin de semana.

Con tales consecuencias, el pago de 200 dólares que algunos luchadores pueden recibir como máximo por pelea por parte de las dos principales compañías, se vuelve, a la larga, insignificante.

El senador por Baja California, Marco Antonio Blásquez anunció que presentará el próximo jueves una iniciativa para su discusión en el pleno con miras a regularizar el espectáculo de la lucha libre. Propone un protocolo más detallado de atención médica, una indemnización para el afectado y sus familias en caso de lesiones y responsabilizar a las compañías de los seguros médicos.

“Se trata de que los jueces y árbitros, entrenadores, mánagers, médicos y asociaciones que tengan beneficios económicos directo o indirecto por motivo de los combates garanticen la salud y la vida y la atención médica integral de quienes lo hacen posible en el ring”, argumenta.

No es la primera vez que un legislador intenta amortiguar los riesgos para los luchadores. En mayo de 2014, la senadora Diva Gastélum planteó otra iniciativa que se fue a la congeladora en la que abordaba el derecho a seguridad social para los luchadores, donde además se pedían salarios “claros”, es decir, plasmados en un contrato laboral.

La lucha libre también le pasa la factura a las mujeres de manera aún más desventajosa, según describe Rosy Moreno, quien se la juega en el ring.

“Un luchador profesional pesado –consagrado- gana 10 dólares, una luchadora reconocida gana un dólar, lo que deja claro el machismo que hay en esta profesión. Esto lo debemos la mayor parte a los promotores, que no creen que como deportistas podamos llenar arenas”.

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