A los 12 años ya vendía su cuerpo

A sus 12 años ya vendía su cuerpo después de la escuela


Desde los 12 años Carla dice que deseaba tener relaciones sexuales. Ella le pidió al hombre que le hizo su primer tatuaje que le quitara su virginidad. Después de esa ocasión y por casi un año, Carla tuvo sexo gratis con otros hombres hasta que se encontró con Gerard.

Gerard le dijo que podía ganarse un dinero extra por las tardes, después de la escuela.

LEE TAMBIÉN: Adolescentes que huyen de hogares son propensas a ser explotadas

“Para mí tener sexo no es la gran cosa. Yo estaba teniendo sexo sin que me pagaran, entonces ¿por qué no cobrar? Mi padrote (pimp) me conseguía los clientes y yo me quedaba con 20 dólares por cada cliente”, dijo Carla.

Gerard cobraba entre 90 a 120 dólares por cada cliente, a veces más dependiendo del tiempo y del acto sexual que el cliente quería. Carla iba a fiestas contratada como acompañante. Otras veces el cliente utilizaba su vehículo para tener relaciones sexuales.

“Yo simplemente no pensaba nada. Hacia lo que me decían”, dijo Carla.

La madre de esta niña no sabía lo que Carla hacía después de la escuela o los fines de semana. La mamá nunca le preguntó.

Allison Newcombe, del programa Alliance for Children’s Right, dijo que con frecuencia, los menores que son explotados sexualmente como Carla provienen de familias disfuncionales, en donde no hay una figura paterna y la madre aunque está fisicamente, está ausente emocionalmente.

“Los depredadores sexuales saben identificar a las menores de quienes se pueden aprovechar. Las niñas que caen en las redes de los padrotes están solas o se siente solas”, dijo Allison.

Para tener un mejor control de Carla, Gerard se la llevó a su casa. Ella dejó de ir a la escuela y rompió todo contacto con su madre.

“Un día él se puso muy violento conmigo. Me quebró la nariz y me dijo que era mi culpa por no obedecerlo. Ahí decidí huir”, dijo Carla, quien inmediatamente cayó en las garras de otro padrote que pertenecía a una pandilla.

Este otro padrote la obligó a ofrecer su cuerpo en las calles.

Alguien que la vio caminando en las calles con minifalda y tacones altos llamó a la Policía.

El sargento Keff Walker, del buró de delitos mayores del Departamento del Sheriff de Los Ángeles, dijo que reciben llamadas de personas que vieron a algún menor en las calles vendiendo su cuerpo.

“El flujo de llamadas y de detenciones es lamentablemente muy constante… ahora tratamos a las niñas como víctimas y no como delincuentes”, explicó Walker.

Desde agosto del año pasado, las leyes han cambiado y permite que en lugar de arrestar a las menores, ellas sean transferidas a la custodia del Departamento de Servicios Infantiles y Familiares (DCFS) y el programa judicial de Niños Explotados Sexualmente (STAR).

Cuando Carla fue detenida por la policía ella tuvo opción de comenzar de nuevo a sus 15 años de edad. Ella pidió ayuda a Children of the Night.

Dr. Louis Lee, fundadora y directora de Children of the Night, dijo que recibe llamadas de todas partes del país de niñas que quieren ser rescatadas.

La organización se comunica con las agencias policiales locales las 24 horas. Las niñas están en el albergue, a donde reciben todo tipo de ayuda que necesitan para iniciar de nuevo y regresar a la escuela.

Carla tiene 6 meses en Children of the Night y aunque confiesa que ha sido difícil aclimatarse a este estilo de vida en el que ya no depende de su cuerpo para ganarse la vida, sino que tiene que esforzarse en los estudios, ella asegura que es lo mejor para su vida y que por primera vez sabe que tiene futuro.