Hay alivio migratorio para padres con hijos de necesidades especiales

Si tiene un hijo nacido en el país, o un padre, o un cónyuge que sufra de una condición especial de salud, califica para la residencia permanente

María Guerrero-Diego con su nieto Joel Arce, de 13 años, quien tiene autismo.

María Guerrero-Diego con su nieto Joel Arce, de 13 años, quien tiene autismo. Crédito: Aurelia Ventura | La Opinión

Mariela Guerrero-Diego nunca se imaginó que el nieto que adoptó a los pocos meses de nacido, la ayudaría a obtener su residencia permanente en Estados Unidos.

Su nieto Joel Arce fue abandonado por su hija mayor. “No pudo con la carga y se regresó a México. Cuando el niño cumplió tres años de edad, me di cuenta que tenía autismo”, recuerda.

Por mucho tiempo, Guerrero-Diego trató de buscar una solución a su vida sin documentos.

“Me encontré con abogados que me sacaron miles de dólares pero nunca hicieron nada. Hasta que un día, llegué por equivocación al edificio donde tiene sus oficinas el abogado Alex Galvez en el centro de Los Ángeles”, dice.

Este jurista experto en inmigración cuenta que muchos hispanos no saben de este alivio conocido como cancelación de la deportación 42B, que les da la residencia permanente, cuando tienen un hijo menor de 21 años, un cónyuge, padres o padrastros o madrastras, ciudadanos estadounidenses que están enfermos severamente .

“Ahora estoy a unos meses de obtener mi residencia”, comenta gustosa Guerrero-Diego de 55 años, quien hace 15 partió de Guerrero, México con la esperanza de una mejor vida para sus tres hijas.

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Mariela Guerrero-Diego vive también con su hija de 37 años, quien sufre una dispacidad intelectual.

Vive en un pequeño espacio de dos cuartos en el sur de la ciudad. En una de las pequeñas habitaciones, está instalado Joel; en la otra habitación, hay una pequeña cama que comparte con su hija de 37 años quien sufre de retraso mental.

Sobrevive de la venta de comida como tamales que hace para sus conocidos; en las calles vende miel y polen de abejas y hasta fabrica sandalias tejidas que también ofrece en la vía pública.

“Con ese dinero, nos sostenemos los tres. Aquí pagamos $500 de renta”, dice.

Le da una gran alegría pensar que va tener muy pronto su residencia permanente. “Cuando me haga residente voy a poder conseguirme un trabajito de medio tiempo, o hacer una empresa chiquita para sacarlos adelante. Tengo tanto planes, hasta quisiera que Joel fuera a la universidad”, dice emocionada.

Muchos hispanos desconocen de este alivio

El abogado Galvez dice que estos casos se resuelven por un juez en una corte de migración y recomienda que no la gente no vaya con un notario, sino que con un abogado porque un error puede ser irreversible.

“Los requisitos para solicitar la residencia permanente cuando se tiene un familiar en estas condiciones son: probar que han tenido una presencia física por diez años en el país; desde luego el hijo, cónyuge o padre debe tener una condición especial mental o física grave que le impida valerse por sí mismo; y el tercer requisito es que tengan buena conducta moral, sin delitos mayores, no violencia doméstica, no deportaciones previas, no drogas ni robos de grandes cosas”, expone.

Lo bonito de estos casos, observa, es que los jueces se suavizan y se muestran muy humanos y cuando se cumplen todos los requisitos, el fallo siempre es a favor de la persona que solicita la residencia permanente, porque quieren asegurar que el hijo o la persona que tiene la condición especial, va a tener quién se haga cargo de ellos para cuidarlos y protegerlos.

Algunos ejemplos de las condiciones que califican para solicitar la residencia son: síndrome de Down, esquizofrenia, autismo, cuadraplejicos, o cualquier condición grave que incapacite a un individuo.

“¿Quiénes no califican? las personas que tienen asma o problemas de aprendizaje, del habla o aquellos que reciben terapias de lenguaje”, precisa.

Al año, el gobierno de Estados Unidos entrega 4,000 visas para este tipo de casos. “Lo mejor es que cuanto se presenta la solicitud, reciben de inmediato un permiso de trabajo, y en promedio se resuelven en un año y medio, cada octubre, el gobierno entrega las visas”, sostiene.

En el caso de Mariela, anticipa que no tendrá ningún problema para obtener su residencia permanente en unos cuantos meses por su hijo Joel así como otra familia hispana de Anaheim que tienen un hijo menor nacido en el país que presenta síndrome de Down. “En este caso, los dos padres obtendrán la residencia permanente”, expone el abogado.

En un momento inesperado, Joel Arce salió de su habitación y con los ojos humedecidos interrumpió la entrevista para decir mientras miraba a su abuela, “en mi corazón, sólo hay gratitud para esta mujer”. Luego regresó a su pequeña habitación, donde se volvió a sumergir en sus pensamientos.

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