Editorial: Trump es un síntoma republicano

Nadie pensó que Trump iba a ser el gran beneficiado de los discursos de odio

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Crédito: EFE

Cría cuervos y te sacarán los ojos es la expresión más adecuada para explicar el momento por el que atraviesa la elección primaria republicana. La pasión, a veces irracional y extremista, de una base ultra conservadora que fue alimentada por años como una fuerza de choque contra las políticas del presidente Barack Obama ya no responden a los designios de quienes las manejaron desde Washington como parte de una estrategia más amplia.

La popularidad de la precandidatura presidencial de Donald Trump es una combinación del fervor anti-gobierno que hace preferir un neófito político por sobre la experiencia y que valora las barbaridades dichas espontáneamente por sobre el discurso coherente, con el enojo y la frustración. Este fue el mismo sentimiento manifestado furibundamente contra el Obamacare y el odio hacia Obama y a cualquier medida de su autoría.

El Tea Party encarnó ese movimiento populista que ayudó a los republicanos a recuperar ambas cámaras del Congreso. El arribo de los elegidos por esa base conservadora al Senado y a la Cámara de Representantes trajo un conflicto interno con los más moderados que paralizó el funcionamiento del legislativo. Ese era un presagio de una primaria divisiva.

Pero nadie pensó que Trump iba a ser el gran beneficiado de los discursos de odio hacia los indocumentados, sexistas y de la irracionalidad en política exterior, entre otros, que fueron sembrados en el Congreso. El millonario encarnó al representante ideal enojado, y anti-establishment, en donde la crítica no hace más que reafirmar ante sus seguidores que él está en lo correcto.

Los comentarios de Trump son dignos de risa y burla, pero no hay nadie que lo ataque por las barbaridades dichas sobre inmigración o en defensa de la mujer. Sus rivales tienen miedo de ofender a quienes piensan como él. Fox News, que en el pasado debate tomó la batuta para desprestigiar al millonario, hoy está haciendo las paces con Trump por el temor al enojo de sus televidentes.

Hay numerosos motivos por el cual Trump puede perder la nominación presidencial, pero el problema para los republicanos persistirá, ya sea por su decisión de una candidatura independiente o porque el candidato republicano ganador deba conquistar a los seguidores de Trump con sus posturas aberrantes. El problema no es Trump, él es tan solo un síntoma de un mal más grave que se salió de control.

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