Informes alejados de la realidad

El presidente Peña Nieto se centró en cifras difíciles de entender y de dudosa veracidad

Enrique Peña Nieto, presidente de la República Mexicana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Enrique Peña Nieto, presidente de la República Mexicana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Crédito: EFE

Quiero empezar hoy enviando una felicitación al pueblo de Guatemala por el ejemplo que le dieron a México y a Latinoamérica de la forma en que se procede cuando se supone que hay corrupción en los altos mandos políticos del país. El Congreso, en forma unánime, sin importar partidos, votó por quitarle la impunidad al presidente de Guatemala para poder ser juzgado como cualquier ciudadano por los actos de corrupción que se le imputan.

Gracias Guatemala.

El pasado día primero, Enrique Peña Nieto, Presidente de México,envió al Congreso el informe correspondiente a su tercer año de gestión, en medio de rumores que señalan actos indebidos cometidos por algunos altos funcionarios de su gobierno.

Al día siguiente, en el Palacio Nacional de la ciudad de México, Peña Nieto reunió a cientos de personas, que incluían a los medios de comunicación, empresarios, funcionarios, y por supuesto sus “paleros”, y leyó, durante más de dos horas, su informe, que antiguamente los presidentes de México leían en el Congreso.

Este informe, sin entrar en detalles, puede ser dividido en tres partes. Primero, la parte en que acepta los problemas políticos y disgustos que son evidentes en el pueblo de México, segundo, la información de lo mucho que ha logrado en los primeros tres años de su gobierno, y tercero, lo que promete hacer en los tres años que le quedan.

Casi todos sus logros estuvieron presentados con cifras que, sin dar detalles de referencia ni las fuentes de los mismos, se ofrecían uno tras otro supuestamente respaldando grandes avances, aunque esos números no coincidan con el malestar general del pueblo mexicano respecto de la actuación de su gobierno.

Su presentación arrancó pocos aplausos, pero he de mencionar el más nutrido que se dio al referirse y agradecer a las Fuerzas Armadas su participación en las acciones contra el crimen organizado y de auxilio a civiles.

Me dio la impresión que físicamente el presidente está estupendamente dotado para hablar por horas enteras con la misma intensidad y que los que escuchábamos batallamos más para soportar tanto tiempo oyendo datos difíciles de asimilar y que además se reciben con algo de incredulidad.

Hay una cosa que me llamó poderosamente la atención. Repitió en varias ocasiones que el gobierno tenía que apretarse el cinturón, ser más eficiente y gastar menos, al tiempo que informó que estaba creando una nueva Secretaría de Estado, la de la Cultura, para hacer labores en ese campo.

El esfuerzo que hizo el presidente no cambia la sensación del pueblo que sigue pensando que una cosa son los informes oficiales y otra la realidad.

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