México evidencia fragilidad en la última línea

El equipo Tricolor no presenta garantías en su cuadro bajo con el partido frente a EEUU demasiado cerca

Argentina con Messi, Tevez y Correa será una dura prueba para la zaga tricolor.

Argentina con Messi, Tevez y Correa será una dura prueba para la zaga tricolor. Crédito: Mexsport

Algo urgente necesita hacer México con su línea defensiva. Antes de la Copa Oro, el Tricolor había enfrentado en 19 ocasiones a la selección de Trinidad y Tobago con un saldo poderosamente favorable para el conjunto norteamericano de 12 triunfos, cuatro empates y sólo tres derrotas, pero en los dos últimos partidos la historia ha sido de sufrimiento.

En la Copa Oro México empató a los trinitarios sobre el silbatazo final gracias a un autogol rival. Fue un 4-4 con sabor a gloria por el rescate de puntos de último minuto. Antes de aquel partido, los caribeños sólo habían perforado la meta tricolor en 18 ocasiones.

Hoy, tras aquel duelo de la Copa Oro y el ocurrido el pasado viernes en Utah correspondiente a un partido de preparación de la Fecha FIFA, México suma dos partidos consecutivos sin superar a un rival siempre inferior, pero, peor que eso, en ambos ha debido remontar para igualar cuando las esperanzas se agotan, esta vez con un gol de esos de fantasía, obra de Héctor Herrera.

El recuento a últimas fechas de los duelos frente a Trinidad y Tobago refleja el estado de forma del equipo mexicano: dos empates y siete goles recibidos, números que no son para guardar en el cajón del olvido, sino para analizar qué falla en el juego defensivo del Tricolor.

México suele sufrir contra los equipos veloces, de poder de piernas, juego aéreo y superioridad física. No ha encontrado la forma de comandar los partidos sin mostrar vulnerabilidad en la retaguardia, y por ello suele verse mejor contra rivales de primera línea, porque ahí los papeles se invierten y el peso del juego pasa hacia el rival. El Tricolor es mejor víctima que victimario.

Este martes frente a Argentina esto quizá se podrá corroborar. En el AT&T Stadium no será el equipo mexicano el obligado a ir por el resultado, porque ni por asomo es favorito ante una escuadra donde juegan Messi, Agüero, Tevez y Di María, entre otros.

Sin embargo, el partido grande no es contra la albiceleste, sino frente a Estados Unidos el 10 de octubre. Ahí México se juega mucho dinero en publicidad y promoción porque ese encuentro decidirá al representante de la Concacaf en la Copa Confederaciones de 2017. Y no es Estados Unidos -pese a demostrar su fortaleza en el área durante los últimos años- el seleccionado obligado a ir por el resultado, sino México.

Esos espacios dejados en la espalda deben ser la mayor preocupación de Ricardo Ferretti por mucho que a su aparente interinato le resten tres partidos. México no se puede permitir siete goles de Trinidad y Tobago en 180 minutos porque eso le resta respeto, lo hace ver frágil, inseguro y eso, Estados Unidos, que tampoco atraviesa su mejor momento, no lo perdona.

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