En abril, un incendio arrasó con siete unidades de un edificio de apartamentos en Panorama City, en el Valle de San Fernando.
Marvin Hernández y Telma de León vivían en uno de esos apartamentos con sus tres hijos.
“Lo perdimos todos. No hubo nada que salvar”, dijo el salvadoreño.
“Nomás los documentos que quedaron pudimos sacar. Nos quedamos solo con lo que traíamos puesto. Quedamos en la calle de un día para otro”, expresó su esposa, de origen guatemalteco.
Con la ayuda de organizaciones caritativas estuvieron en un motel por tres semanas, pero después encontraron acomodo rentando la sala de otra vivienda, por la que pagaban 650 dólares.
Admiten que es incómodo y agobiante vivir así, pero ese suplicio está a punto de terminar.

Esta familia es una de las elegidas para ocupar uno de las 27 unidades de Moonlight Villas, un edificio de vivienda asequible recién construido en Pacoima para ayudar a personas como ellos.
La familia tendrá asignado un espacioso apartamento de tres recámaras, totalmente amueblado. Pagarán el 30% de lo que gana Hernández laborando en la construcción, mucho menos de lo que pagan por la sala que alquilan hoy en día.
“Está bonito”, dijo Telma al visitar el edificio recientemente durante la apertura oficial del lugar.
“Ya vamos a tener donde estar firme en un lado. Ya ellos (los niños) van a tener su cuarto propio, agregó.
El edificio, ubicado sobre la calle Osborne, cerca al centro recreativo Hansen Dam, fue construido por Los Angeles Housing Partnership (LAHP) y Abbey Road, junto con los centros Penny Lane, una organización que ofrece asistencia a personas.
“Hemos seleccionado a todas estas familias que tendrán un lugar seguro donde vivir”, dijo Iveline Markovits, CEO de los centros Penny Lane.
Las familias podrán vivir en el lugar de manera indefinida, siempre y cuando cumplan con las reglas del lugar.
En el lugar también vivirán jóvenes adultos que provienen de hogares de crianza, así como madres que han sufrido abuso doméstico.
Una de ellas es “Alondra”, quien tiene dos hijas, de 14 y 12 años.
Por los últimos dos meses, esta mexicana ha estado en un albergue. Alondra no tiene familia en este país ni tampoco trabajo.
“Se me hace muy seguro y una oportunidad para continuar adelante”, expresó.