Una menor de edad que es comprada para fines sexuales no es una ‘prostituta infantil’, sino una víctima de violación, abuso y de tráfico humano sexual.
Así lo establecieron este miércoles autoridades del condado de Los Ángeles que adoptaron una campaña nacional para enfatizar que no se trata de prostitución, sino de violación.
En ese sentido el sheriff del condado de Los Ángeles, Jim McDonnell, envió un mensaje a los 18,000 empleados de la corporación para dejar en claro que se debe eliminar el término de “prostitución infantil” en los casos de explotación sexual de menores de edad.
La medida implica que dichas niñas no deben ser procesadas judicialmente por practicar la prostitución, ya que deben ser consideradas víctimas y ofrecerles los servicios y recursos disponibles.
“El Departamento del Sheriff está profundamente comprometido a no simplemente mejorar las estrategias de lucha contra la delincuencia, sino también a nuevos enfoques centrados en las víctimas, que nos permitan rescatar y sanar a jóvenes sobrevivientes de trata”, mencionó McDonnell.
La campaña “No Such Thing As A Child Prostitute” (No existe tal cosa de la prostitución infantil) establece que por lo regular cuando la Policía interviene en un caso de abuso sexual de menores, la víctima es arrestada por prostitución y eso con lleva a un mayor abuso dentro de los centros de detención para menores.
Un informe de Human Rights Project for Girls, organización que encabeza la campaña a nivel nacional, establece que en California el 81% de las adolescentes en el sistema de justicia juvenil sufren de abuso físico y sexual.
Para Malika Saada Saar, directora de Human Rights Project for Girls, el término “prostituta infantil” debe ser modificado de las leyes, ya que cuando la policía suele realizar una redada, las mujeres son arrestadas por prostutición y quienes pagaron por el servicio sexual de una menor de edad, salen libres con un delito no grave, en vez de ser culpados de pederastas, violación y abuso infantil.
“Las niñas se convierten en propiedad que se vende al mejor postor, para ser violadas de manera repetida, y a menudo el tratante de blancas las marca (tatuaje) con su nombre en la cara, en el cuello o en el pecho”, mencionó Saada Saar. “Ellas no son prostitutas y no deben ser señaladas o tratadas como tal, se trata de víctimas y sobrevivientes de violación”.
