Editorial: Donald Trump en Saturday Night Live

Si Trump hubiera dicho de los afroamericanos las barbaridades que ha dicho de los inmigrantes mexicanos, él no estaría en el programa como alguien gracioso

Donald Trump, precandidato republicano a la presidencia de 2016.

Donald Trump, precandidato republicano a la presidencia de 2016. Crédito: EFE

Donald Trump es un millonario con un ego monumental que lo llevó a ser una celebridad televisiva y aprovecha ahora esa visibilidad para aspirar a ser el candidato republicano. Su éxito, que lo tiene al frente de la encuestas en la elección primaria, refleja el avance de la frivolización de la política en donde los candidatos recorren los programas televisivos ya no para hablar de sus planes de gobierno sino para ser una parte activa del entretenimiento.

Este es el contexto en que debe verse la aparición de hoy de Trump en el programa cómico Saturday Night Live (SNL) de la cadena NBC. El programa tiene una tradición de tener a políticos en su larga historia aunque ninguno ha sido el “invitado especial”, el cual gira el show a su alrededor, como con Trump. Él es el único que tiene la experiencia de 14 temporadas en TV con ratings altos. La expectativa seguramente es que su presencia eleve los puntos del programa y sea controversial como para que se siga hablando al día siguiente.

Empero, es imposible desasociar la popularidad política de Trump con su discurso de resentimiento hacia los inmigrantes mexicanos, porque esa fue la base en que se construyó su candidatura. Eso fue lo que llamó la atención en su discurso anunciando su ambición presidencial. Lo lamentable es que ya había una frustrada base republicana lista para abrazar fervientemente un discurso de este tipo. Hace años que desde el Congreso se le dice que la mayoría de los problemas, desde la economía hasta la seguridad, son quienes entran ilegalmente por la frontera sur.

La cadena NBC estuvo bien en romper la relación con la producción de Trump del programa El Aprendiz. SNL en cambio no tuvo la misma sensibilidad. Seguramente que si Trump hubiera dicho de los afroamericanos las barbaridades que ha dicho de los inmigrantes mexicanos, él no estaría en el programa como alguien gracioso. Pero eso es otro tema.

Para quienes están molestos por la presencia de Trump, la solución no es quitarlo de SNL. Sino que el televidente disconforme cambie de canal, que exprese a NBC su disgusto, que el consumidor recuerde cuales productos auspician el programa para no comprarlos. Este tipo de manifestación suele ser la más escuchada.

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