Trump da la estocada en la espalda

Su victoria en las elecciones primarias de los republicanos –créanlo o no— es casi inminente

Donald Trump Makes Campaign Swing Through Iowa

Crédito: Aaron P. Bernstein | Getty Images

Desde el momento que inició su campaña a la presidencia de la república, una gran mayoría pensó que, debido a su retórica divisiva, Donald Trump iba a ser uno de los primeros candidatos en abandonar la contienda política hacia la Casa Blanca.

Al igual que en la época mítica de los Caballeros del Rey Arturo de la Edad Media, Trump, como el forajido de la película, se deshizo uno por uno de sus enemigos. A sus amigos les dio una puñalada en la espalda.

Inicialmente fueron el senador Rand Paul y el gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, quienes se le enfrentaron, lo denunciaron e hicieron evidencia de su incongruencia política.

Paul comparó a Trump con Gollum, la figura detestable de la película El señor de los anillos.  Su obsesión por la Presidencia, aludió Paul, es tanta que no le importa polarizar a la sociedad. Por su parte, el gobernador Jindal caracterizó a la política de Trump “como un acto carnavalero”, y lo acusó de ser una persona extremadamente “narcisista y egomaniática”.

A ambos los azotó con denuedo desde su caballo “blanco” divisivo.  Trump dijo que Paul es un tipo que no tiene ni siguiera presencia física para ser presidente.  Es “feo” ironizó implícitamente.  A Bobby Jindal ni siquiera lo mencionó por nombre.  Lo ignoró y manifestó que su posición en las encuestas ni siquiera le permite responder a sus acusaciones.

El trato a Jeb Bush, su enemigo a vencer al inicio de su campaña a la presidencia, fue distinta. Sabía que debía destronarlo. Lo llamó “bajo de energía” y que pertenecía a una familia, que los votantes republicanos, no estaban conformes con su historial político.

Lo sucedido recientemente con el senador de Texas, Ted Cruz, es un hecho sin precedentes.  Cruz quiso manejar una estrategia amigable con el magnate de bienes raíces para acaparar apoyo de las bases de su partido político.

De inicio, su estrategia funcionó de maravillas. A pesar de empezar como uno de los candidatos políticos con menos posibilidades a ser nominado, Cruz llegó, hasta recientemente, a dominar en las encuestas del estado de Iowa y, en las encuestas generales, se posicionó segundo después de Trump.

Ante este hecho, Trump consideró que la amistad entre los dos había terminado. Le encajó la primera estocada en la espalda al cuestionar la nacionalidad de Cruz –y por ende su elegibilidad—por el hecho de haber nacido en Canadá.

La estrategia de Trump nuevamente funcionó. Su victoria en las elecciones primarias de los republicanos –créanlo o no— es casi inminente.  Solo nosotros, con nuestro voto, podemos detenerlo en noviembre de este año.

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