‘Si no hubiera llegado a este club de boxeo estaría en la cárcel o muerto’

Más de 400 niños han entrenado en un gimnasio del vecindario de Pico-Union cuya permanencia está en vilo

Tony Franco, asegura que su vida sería otra de no ser por Pico-Union Boxing Club.

Tony Franco, asegura que su vida sería otra de no ser por Pico-Union Boxing Club.  Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Tony Franco huía de dos pandilleros de Pico-Union que le habían preguntado a qué banda pertenecía cuando una bala atravesó su cuerpo: entró por la espalda y salió por el pecho. Entonces tenía 13 años.

“Sentí caliente y mucho dolor”, contó Franco, ahora de 18 años y con cicatrices por aquel tiroteo que tenía como blanco a su amigo, miembro de una pandilla rival a la de los pistoleros.

Ya recuperado y decidido a dejar el camino equivocado, Franco se encontró con el Club de Boxeo de Pico-Union, irónicamente ubicado a unos pasos del parque Toberman, donde lo balearon.

“El box me salvó la vida”, aseguró sin titubear este chico que desde hace cuatro años practica un deporte que –según él- le ha dotado de confianza, disciplina y respeto. “Si no hubiera llegado a este club yo estaría metiéndome en problemas, en la cárcel o estaría muerto”, afirmó.

El club de boxeo de Pico-Union Boxing es un programa para jóvenes en riesgo de ese vecindario. Ahora su futuro está en vilo / Aurelia Ventura
El club de boxeo de Pico-Union Boxing es un programa para jóvenes en riesgo de ese vecindario. Ahora su futuro está en vilo. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Un barrio que lo necesita

En un territorio disputado a muerte por las pandillas, el Club de Boxeo de Pico-Union entrena tres veces por semana a niños que precisamente quieren alejarse de la violencia. En este barrio mayormente latino hay una tasa de 6.7 crímenes por cada 10,000 habitantes, más alta a la de vecindarios cercanos.

Desde su apertura en 2010, por este gimnasio comunitario han pasado más de 400 menores. Algunos, indicó su entrenador Jeff Sacha, dejaron las malas compañías y lograron inscribirse en la universidad.

“Uno de los cimientos que inspiraron la apertura de este gimnasio fue brindar un deporte competitivo, seguro y de calidad como un derecho humano fundamental”, indicó Sacha, originario de Seattle y estudiante de doctorado en la Universidad del Sur de California (USC).

Hace seis años, tres oficinas vacantes del Corporativo de Vivienda de Pico-Union, que se encarga de administrar unidades de vivienda para personas pobres, fueron acondicionadas por el Club de Boxeo de USC para entrenar de manera gratuita a unos diez niños.

Pero hay noches en las que hasta 25 chicos, casi todos latinos, abarrotan el diminuto gimnasio, en el que hay un improvisado cuadrilátero, espejos, una carpeta de goma y costales deformes.

No es el único reto que enfrentan: los guantes y el equipo están a punto de ceder, el entrenador Sacha dejará su responsabilidad después de graduarse de USC en unas semanas y no hay fondos para que las clases se sigan impartiendo sin pedir una cooperación a los alumnos.

Si este lugar cierra varios de estos menores ni siquiera tendrían la opción de ejercitarse en los parques de su comunidad, que son reclamados por pandilleros y desamparados.

04/01/16/LOS ANGELES/ Young boxers train at the Pico-Union Boxing Club, a free neighborhood gym, for at risk children in one of Los Angeles' most densely populated and gang-afflicted neighborhoods. The gym is at risk of closing down due to no funding and its coach Jeff Sacha moving away. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)
El club está en riesgo de cerrar, no hay fondos para que las clases se sigan impartiendo sin pedir una cooperación a los alumnos. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Por otro ’round’

Con la idea de mantener abierto el gimnasio por al menos dos años más, el club inició una campaña en internet para recolectar $25,000: www.gofundme.com/gunf8gek

La meta de la campaña en GoFundMe es recaudar $25,000. (Captura/GoFundMe)
La meta de la campaña en GoFundMe es recaudar $25,000. (Captura/GoFundMe)

“No queremos cobrar porque perderíamos al menos la mitad de los estudiantes”, dijo Sacha.

La ausencia de entrenador se cubrirá con la colaboración del responsable del Club de Boxeo de USC, Ramón Espada, y también con la ayuda de Franco, uno de los estudiantes más avanzados.

Franco, quien planea matricularse en el Colegio de Comercio y Tecnología de Los Ángeles, sabe que el cierre del gimnasio sería fatal para los chicos del barrio.

“Cuando yo vine la mente se me abrió, empecé a entender cómo era el mundo”, dijo antes de dirigir el calentamiento de más de veinte niños.

“Yo sé que el box también los cambiará a ellos”, enfatizó.

04/01/16/LOS ANGELES/ Young boxers Melania Dueñas,9, and Marvin Lopez, 14, train at the Pico-Union Boxing Club, a free neighborhood gym, for at risk children in one of Los Angeles' most densely populated and gang-afflicted neighborhoods. The gym is at risk of closing down due to no funding and its coach Jeff Sacha moving away. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)
Melania Dueñas, de 9, y Marvin Lopez, de 14, entrenan en el Pico-Union Boxing Club. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Guantes para pequeños gigantes

La edad mínima en este club se fijó en doce años, pero se han hecho excepciones.

Con apenas nueve años, Melania Dueñas se ha convertido en un promesa de ese deporte. “Uno, dos, uno, dos”, le indicaba su entrenador, Jeff Sacha, deteniendo los golpes de sus guantes rosas.

Dueñas podría estar jugando muñecas, pero esa noche acorralaba a su rival, sin dejar de cubrirse la quijada y las costillas flotantes. Esta pequeña dice que quiere ser boxeadora profesional.

“Me gusta porque puedes entrenar con otros niños”, dice ella durante un breve descanso.

Hace dos semanas se integró al entrenamiento Sebastián Ramírez, de apenas ocho años.

“La idea es que no ande en la calle y que esté quemando calorías”, indicó su padre, Rafael, quien vive en Pico-Union desde hace 40 años. “Esta área siempre ha sido bien ‘caliente’ [peligrosa]”, dice él.

Melania Dueñas, de 9 años, cambió las muñecas por unos guantes de boxeo. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)
Melania Dueñas, de 9 años, cambió las muñecas por unos guantes de boxeo. (Aurelia Ventura/La Opinion)

‘Me metí en drogas’ 

Marvin López, de 14 años, pensó seriamente ser parte de una pandilla en Pico-Union.

“Me juntaba con unos niños que andaban en la calle, que fumaban, tomaban. Me metí en drogas”, relata el adolescente de origen guatemalteco.

López, estudiante de la escuela intermedia, habla con el pecho agitado porque recién concluyó un intenso entrenamiento de boxeo, el responsable de que ahora esté alejado de las malas influencias.

“El boxeo me ayuda a mantenerme fuera de las pandillas y de las drogas. Es muy saludable para mí”, dice el chico. “Lo más importante ha sido respetar a todos”, agrega.

En caso de no tener suerte en el boxeo, el chaval planea estudiar en la Escuela de Leyes.

Pero dice que no piensa abandonar tan fácil su sueño de ser como el pugilista Manny Pacquiao, de quien admira su velocidad y técnica. Para ello entrena duro tres veces por semana en el gimnasio.

“Aquí me siento muy seguro”, dice el adolescente.

04/01/16/LOS ANGELES/ Young boxer Marvin Lopez, 14, trains at the Pico-Union Boxing Club, a free neighborhood gym, for at risk children in one of Los Angeles' most densely populated and gang-afflicted neighborhoods. The gym is at risk of closing down due to no funding and its coach Jeff Sacha moving away. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)
Marvin Lopez, de 14 años, se prepara para su práctica de boxeo. (Aurelia Ventura/La Opinion)

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