Fue criado cristiano, pero al ver su acta de nacimiento se percató de algo increíble

En los últimos años, algunas sinagogas de Los Ángeles han notado que inmigrantes latinoamericanos abrazan el judaísmo como una manera de reencontrarse con la religión de sus antecesores

Oscar Domínguez encontró su conexión judía hace cinco años.

Oscar Domínguez encontró su conexión judía hace cinco años. Crédito: Isaías Alvarado | La Opinión

El salvadoreño Oscar Domínguez pedía una carta de apoyo para una propuesta en una sinagoga de East Hollywood cuando se sorprendió al conocer a paisanos suyos que practicaban el judaísmo.

No había sido una coincidencia: el documento que pedía Domínguez hace unos años impulsaba la iniciativa para que una escuela de Los Ángeles llevara el nombre de José Arturo Castellanos, el diplomático salvadoreño que salvó a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Luego de conversar con sus connacionales y con el rabino de la sinagoga, él aceptó el reto de armar su árbol genealógico y la palabra que lo conectó con sus ancestros sefarditas, “Ladino”, que se refiere a la variante del español hablada por los descendientes de judíos expulsados de España, estaba en el acta de nacimiento de su padre, aunque éste jamás supo lo que eso significaba.

“Empecé a investigar más y me fui dando cuenta de que definitivamente mis tatarabuelos habían sido judíos”, explicó Domínguez, quien hace cinco años abandonó la iglesia católica para estudiar el judaísmo en la sinagoga Knesset Israel, ubicada al norte de la calle Vermont.

“Con el hecho de descubrirlo sentí que estaba rescatando la identidad de mis tatarabuelos y que me estaba conectando con algo que Dios ha hecho para que encuentre la raíz verdadera”, señaló.

Algunas sinagogas del condado de Los Ángeles están experimentando la llegada de inmigrantes latinoamericanos que abrazan el judaísmo como una manera de reencontrarse con la religión de sus antecesores.

Este movimiento se ha denominado “Regresando a casa” y encuentra una explicación en los sefarditas que en América escondieron sus tradiciones para evitar la Santa Inquisición.

“Regresando a casa” se ha denominado al cambio del cristianismo al judaísmo entre latinos y personas de otras etnias en Los Ángeles y en otras partes del mundo l
“Regresando a casa” se ha denominado al cambio del cristianismo al judaísmo entre latinos y personas de otras etnias en Los Ángeles y en otras partes del mundo. (Foto: Isaías Alvarado/La Opinión)

Se ha documentado que entre los presos que acompañaron a Cristóbal Colón en su descubrimiento de América en 1492, venían sefarditas que se fingían cristianos para no morir en la hoguera.

“Muchos judíos creyeron que podrían escapar de la Inquisición si venían a América y por eso vinieron tantos, pero aquí España forzó a mucha gente a aceptar la religión católica, por eso muchos en secreto mantenían la tradición del judaísmo”, apunta Raphael Ortasse, un historiador judío.

Este viraje religioso de algunos inmigrantes en este país es parte de un movimiento que se observa en otras partes del mundo, según Ortasse. “Muchos en España, Portugal y Estados Unidos que por 500 años practicaron el cristianismo hoy están regresando al judaísmo”, afirmó.

Ela Bonilla Hernández, nacida en El Salvador hace 54 años, sintió este “llamado” hace seis años, después de ser un miembro activo de la iglesia evangélica
Ela Bonilla Hernández, nacida en El Salvador hace 54 años, sintió este “llamado” hace seis años, después de ser un miembro activo de la iglesia evangélica. (Foto: Isaías Alvarado/La Opinión)

Ela Bonilla Hernández, nacida en El Salvador hace 54 años, sintió este “llamado” hace seis años, después de ser un miembro activo de la iglesia evangélica. “Estudiaba la biblia pero había algo que no entendía, porque ya mi alma era judía, ya lo trae uno desde sus ancestros”, manifestó.

La iglesia cristiana, de hecho, proviene del judaísmo, que practicaron Jesús, el hijo de Dios, y su madre, María, de acuerdo a la tradición.
Hernández dice que ella prefiere la raíz espiritual, no una rama.

“El judaísmo viene en nuestro ADN, en la sangre”, cuenta la residente de Pico-Union y ahora la única de su familia que acepta esa religión. Sus hijos prefieren ser evangélicos. “Ellos me dicen ‘tú nos enseñaste esto, aquí voy a acabar’. Pero no es así, yo les explico, pero no me dicen nada”.

Ana Alarcón, residente de West Covina, encontró el judaísmo hace cuatro años
Ana Alarcón, residente de West Covina, encontró el judaísmo hace cuatro años. (Foto: Isaías Alvarado/La Opinión)

También interesada por conocer sobre sus antepasados, Ana Alarcón, vecina de West Covina, encontró el judaísmo hace cuatro años. “Empecé a preguntar en la familia si alguien sabía de nuestras raíces, pero mi alma siempre fue judía, porque siempre leía cosas del judaísmo”, señaló.

El “regreso” de Elisheva (Irma) Díaz, una angelina de origen mexicano, ocurrió hace diez años, después de predicar por distintos países para un templo cristiana y haber crecido en el catolicismo.

Elisheva (Irma) Díaz, una angelina de origen mexicano, “regresó” al judaísmo hace diez años
Elisheva (Irma) Díaz, una angelina de origen mexicano, “regresó” al judaísmo hace diez años. (Foto: Isaías Alvarado/La Opinión)

Ella dice que algunos de sus ancestros por el lado de su madre incluso murieron en España por defender sus creencias judías y otros las ocultaron cuando emigraron primero a México y después a EE UU.

“De repente se me pegó que yo quería regresar a las raíces de mi madre”, contó. “La sangre llama”.

Alrededor de 620,000 residentes del área de Los Ángeles (el 5% del total de su población) son judíos. Varios miles de ellos son judíos de origen latinoamericano.

El Schindler salvadoreño en el cine

Se espera que pronto sea vista en la pantalla grande la historia sobre el Schindler salvadoreño, José Arturo Castellanos, el diplomático que distribuyó más de 13,000 documentos de nacionalidad de ese país a judíos de Hungría, Rumania, Francia, Alemania y los Países Bajos.

Así los salvó de los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

El filme busca mostrar la vida de Castellanos, quien fue enviado a Europa luego de escapar de un atentado contra su vida en su país. En el Viejo Continente él asumió el reto de emitir visados y documentos de nacionalidad para salvar a los judíos amenazados por el régimen de Adolf Hitler.

Nacido el 21 de diciembre de 1891 en San Vicente, El Salvador, el coronel Castellanos falleció en su país el 18 de junio de 1977.

Cuando se desempeñaba como cónsul general de El Salvador en Suiza, en 1942, llegó a visitarle su amigo de ascendencia judía George Mandel Mantello, perseguido por los nazis y lo protegió ofreciéndole trabajo en la sede diplomática, además de una carta de ciudadanía y pasaporte de El Salvador.

Posteriormente, esos documentos él los otorgó en secreto a unas 13,000 familias judías, aunque los historiadores estiman de esa manera se salvaron más de 40,000 judíos.

Por este motivo, la Autoridad para el Recuerdo de los Héroes y Mártires del Holocausto Judío, Yad Vashem, nombró en 2010 a Castellanos como “Justo entre las Naciones”.

Desde ese mismo año, una escuela angelina lleva su nombre, una iniciativa del Corredor Salvadoreño, un sector cultural y de negocios en el oeste de la ciudad y cuyos dueños son originarios de ese país.

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