Un tanto de falta de Cristiano Ronaldo a un minuto del final castigó al Sporting de Portugal de su corazón, que tuvo en su mano el triunfo tras exhibir su potencial en el Santiago Bernabéu y desfigurar a un Real Madrid que acabó remontando con un testarazo de Morata que premió el orgullo para sacar la victoria 2-1.
Era un partido especial para Cristiano ante el equipo de su corazón, el club que creó una estrella mundial. Víctima del desorden, agravó la incógnita de su estado para disputar varios partidos por semana recién recuperado de su lesión de rodilla.
Martins se convertía en una pesadilla para Marcelo y los argumentos ofensivos del Real Madrid desaparecían. Benzema bajaba a recibir a zonas tan lejanas de la suya, que una pérdida provocaba el disparo de Silva que paraba Casilla.
El justo premio para el Sporting llegaba nada más nacer el segundo acto. Se esperaba salida en tromba madridista y nada más lejos de la realidad. Una falta de entendimiento entre Ramos y Modric acabó con el balón en la zurda de Bruno César, que con un disparo ajustado al palo superaba la estirada de Casilla.

Era el 89 cuando Cristiano colocó el balón en la escuadra y salvaba al vigente campeón de un estreno con derrota. Es cuando el Santiago Bernabéu explota su magia. A la heroica, sin darse nunca por vencido, llegó en la última jugada un magnífico centro de James y el remate de rabia contenida de Morata. Rui Patrício intentaba sacar el balón pero nada pudo hacer para evitar el castigo excesivo al Sporting. Su gran imagen se quedó sin premio. El Real Madrid iniciaba el camino al reto imposible, reeditar título de Liga de Campeones, sacando oro de una noche gris.
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