Las tres razones de Joe Biden

Joe Biden, precandidato demócrata a la presidencia de EEUU.

Joe Biden, precandidato demócrata a la presidencia de EEUU. Crédito: EFE

El pasado 7 de septiembre, en el Hotel Willard, en Washington, D.C., durante su Discurso en la 20ª. Conferencia Anual del CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, el Vicepresidente de los Estados Unidos de América (EUA), Joseph Biden, mencionó tres áreas cruciales de la política exterior estadounidense, que definirán el desarrollo del continente americano durante el resto del siglo.

Es la voz del establishment la que se encuentra planteada en estas tesis, lo cual explicaría que, independientemente de si ganen republicanos o demócratas el próximo noviembre, esta será la hoja de ruta de los EUA en el continente durante esta centuria. El siglo XXI para América Latina, luego del derribo de las Torres Gemelas en 2001 y de las guerras por el petróleo desatadas por el Pentágono en el Gran Oriente, comienza este 2016.

Es una nueva versión del “New Deal” rooseveltiano, que buscaría promover un cambio democrático y seguro en la región, permitiendo el desarrollo de la clase media desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, teniendo como base, entre otros, potenciar el desarrollo de Centroamérica.

En primer lugar, Biden enuncia que ninguna democracia puede sostenerse sin crecimiento económico, y este no puede prosperar en ausencia del estado de derecho. Se trata de una nueva física de las relaciones económicas, donde las naciones tengan reglas transparentes y predecibles para que las empresas inviertan en ellas, donde el sistema judicial sea justo y la propiedad intelectual esté protegida.

El segundo ingrediente clave para el crecimiento económico, depende de asegurar un acceso a la energía que sea barato, confiable y sostenible, aún cuando el volátil precio del petróleo vuelva a subir. Según el Vicepresidente Joe Biden, gracias a la abundancia de gas natural y de los recursos de energía limpia y renovable en América del Norte, esta es ahora el epicentro energético para el siglo XXI en detrimento de las reservas petrolíferas de Arabia Saudita, Venezuela, Nigeria o Rusia.

En Centroamérica, los EUA invierten millones en el desarrollo del sector de energía, incluyendo la ayuda a los proveedores regionales de electricidad que desarrollan planes de energía limpia y el apoyo a los esfuerzos para maximizar el uso de la línea de transmisión regional. Mediante la creación de un mercado regional de energía, El Salvador, Honduras y Costa Rica están reduciendo los costos al importar electricidad de sus vecinos en lugar de encender sus propias centrales térmicas.

Y en tercer lugar, la atención se centra en América Central, que ha quedado marginalizada en la historia del ascenso de América Latina. Para la agenda del siglo XXI de EUA, Centroamérica es el eje que une norte y sur del hemisferio occidental y su desarrollo es condición sine qua non para el progreso continental. También es el nexo de muchos de los desafíos regionales más grandes y persistentes: la falta de seguridad energética, la corrupción, la pobreza aplastante, la violencia endémica, los sistemas educativos inadecuados y el crimen transnacional.

Guerra a la corrupción, al soborno y al tráfico de influencias; seguridad energética y un vigoroso polo de desarrollo en América Central, serían las nuevas prioridades de Joe Biden y del establishment para un continente que encarna, o padece, la doctrina de James Monroe y su Destino Manifiesto, elaborada en 1823, “América para los americanos”.

Por David Hernández, novelista y PhD por la Universidad Libre de Berlin, Alemania, escribe desde El Salvador

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