Voluntarios hacen la diferencia en la vida de miles de niños
La organización Schools on Wheels ayuda a menores sin hogar a completar sus estudios

Para los niños sin hogar es más difícil completar sus estudios, debido a sus circunstancias. Crédito: Archivo | Impremedia
En EEUU existen 2.5 millones de niños que no tienen hogar. Entre ellos, 500,000 viven en California según cifras de National Center on Family Homelessness.
Como resultado de la falta de vivienda, estos niños experimentan mayor dificultad para terminar sus estudios, algo que necesitan desesperadamente para poder salir de esa situación.
“Los niños no tienen control sobre su situación. Sus padres están tratando de sobrevivir, y tienen que cambiar frecuentemente de residencia. Esto a su vez hace que sus hijos pierdan clases. Cada vez que un niño tiene que mudarse, pierde tres meses académicos”, explicó Catherine Meek, Directora ejecutiva de Schools on Wheels (Escuelas sobre ruedas), una organización que apoya a niños que no tienen hogar para que puedan completar sus estudios.
“La única manera de romper el ciclo de pobreza es a través de la educación”, indicó Meek, quien comenzó su labor en la organización 17 años atrás como voluntaria. “Decidí dedicar una hora por semana a ayudar a un niño sin hogar con su tarea escolar, y el hacerlo me cambió la vida”, recordó Meek.
En algunos casos, las familias pierden los récords que necesitan para inscribir a los niños en una nueva escuela. De este modo, los estudiantes se atrasan más y más, se les hace cada vez más difícil, y eventualmente abandonan sus estudios.
Los voluntarios de Schools on Wheels, actúan como tutores, mentores, recuperan récords perdidos y recolectan mochilas y otros útiles escolares.
“Las relaciones que se crean entre los tutores voluntarios y los niños son relaciones que duran toda la vida”, señaló Meek, quien en sus años en la organización ha sido testigo de historias de éxito, pero también de historias tristes.
“Hay muchos niños a quienes nunca volvemos a ver”, agregó.
Entre las historias con final feliz, Meek destacó la de Ángela Sánchez, una joven que, gracias al apoyo de la organización, no sólo pudo terminar la escuela preparatoria, sino también graduarse en UCLA, con una licenciatura en Historia, un minor en Inglés con énfasis en educación y una maestría. En la actualidad, Ángela Sánchez es analista de programas de la fundación ECMC, una organización sin fines de lucro que fomenta la educación superior, enfocándose en las comunidades de bajos recursos. (http://www.ecmcfoundation.org).

‘Un tutor hace toda la diferencia en el mundo’
Al igual que miles de personas, en 2007, a comienzos de la Gran Recesión, el padre de Sánchez perdió su empleo. En noviembre de ese año, Ángela y su padre fueron desalojados de su hogar.
En un principio, padre e hija vivieron en moteles, pero una vez que se acabó el crédito, debieron mudarse a un refugio de emergencia, o Cold Weather Shelter.
“Son refugios temporarios, que aceptan a personas durante los meses de frío y son bastante inseguros. Jamás querría volver a un lugar asi”, indicó Sánchez.
Eventualmente ambos pudieron mudarse a un refugio para familias, donde vivieron durante los dos últimos años de la escuela preparatoria de Ángela.
La estudiante aplicó a cuatro universidades del sistema UC y cuatro de CSU y fue aceptada en todas. Pero ingresar a la universidad no fue fácil y Sanchez tuvo que trabajar duro para lograrlo.
Cuando vivía en el refugio, Ángela notó que llegaban tutores de School on Wheels a ayudar a otros niños con la tarea. La joven pidió apoyo para la tarea de su clase de cálculo avanzado y un graduado de Cal Tech y Princeton y voluntario de Schools on Wheels se ofreció como tutor. Su ayuda cambiaría la vida de la joven.
“Yo nunca había estado en el campus de una universidad y mi tutor me ofreció hacer una visita a Caltech. Al ver por primera vez un campus pensé, ‘Quiero estar en lugar como este’. La visita hizo que estudiar en la universidad se convirtiera en algo real para mí”, recordó Sánchez.
La experiencia fue tan importante para la joven que cuando ella ingresó a UCLA, reclutó voluntarios para el primer centro de Schools on Wheels de la universidad. En 2010, Sánchez organizó la primera visita guiada para otros jóvenes sin hogar.
“Un tutor hace toda la diferencia del mundo”, aseguró Ángela.
Un secreto difícil de guardar
“Para mí, la escuela era mi escape, el único lugar donde podía olvidarme de que no tenía hogar, donde podía sentirme como el resto de mis compañeros. Pero para otros niños, la escuela puede ser un lugar muy estresante. Muchos niños llegan a la escuela sin dormir, o no tienen manera de hacer su tarea y cuando la maestra los reta, quizás sin conocer su situación, se sienten muy mal”.
“No tener hogar es algo muy personal. No es fácil de compartir. Cuando mis amigos hacían bromas sobre los homeless, para mis adentros yo pensaba, ‘esa soy yo’. Cuando vives en las calles tu ego está muy herido, por eso muchos niños terminan por dejar la escuela”.
Derribando barreras
Los refugios son una solución temporaria al problema de falta de vivienda, pero a su vez pueden convertirse en una barrera para que las familias puedan salir de esa misma situación.
“En un refugio, cada minuto del día está regulado. Los residentes deben estar a las 5:00 p.m. en el estacionamiento. Pero, contrariamente a lo que muchos creen, el 40% de las personas sin hogar tienen empleo y no siempre pueden regresar a esa hora. Lo mismo ocurre con quienes están buscando trabajo y deben ir a entrevistas que no siempre terminan dentro del horario de los refugios”, explicó.
“Una amiga del refugio siempre decía que vivir allí era como estar en prisión sin haber cometido ningún crimen”, comentó.
Una de las tantas regulaciones del refugio donde vivía Sánchez era que a las 9:00 p.m. se apagaban las luces. Esto era un obstáculo más para la joven que necesitaba más tiempo para estudiar.
“Mi papá habló con las autoridades del refugio y me dejaron estudiar una hora extra, hasta las 10:00 p.m.”, recordó. Para poder terminar con la tarea escolar, Sánchez se escondía en un closet al final del dormitorio, donde, con una pequeña luz, podía seguir estudiando.
La prioridad de tener un hogar
“Todos los niños necesitan un lugar seguro donde vivir”, señaló Sánchez. “Los niños sin hogar están expuestos a la frustración de los padres, que están tratando de sobrevivir. Son testigos de la tensión que existe entre los residentes de un refugio, o de violencia doméstica en su familia. Viven rodeados de una atmósfera muy estresante que los afecta”.
Después de dos años, Ángela y su padre encontraron un hogar. “Cuando llegué, me senté en mi cuarto mirando a mi alrededor y no lo podía creer”.
“La gente se olvida de lo importante que es tener un lugar donde recuperarse, sentirse segura y poder relajarse. Yo soy una gran defensora de que la vivienda sea una prioridad”.
El estereotipo de las personas sin hogar es el de un hombre borracho pidiendo dinero a la salida de la autopista, pero no hay nada más lejos de la realidad.
“Nos olvidamos de que el 45% de las personas sin hogar está compuesto de familias”, señaló Sánchez.
“No es correcto llamar a la gente sin hogar ‘indigentes’ o ‘homeless’, porque esto es sólo su circunstancia y no los define como personas. Quizás se trata de alguien que ‘está’ sin hogar, o que ‘experimenta la falta de vivienda’. Pero no se puede poner a la situación por delante de la persona”, aclaró.
Sánchez también se refirió a aquellos que hablan de “limpiar la ciudad de homeless”. “¿A quién están desplazando al hacer esto? Los niños nunca deberían experimentar lo que es no tener hogar. Para la sociedad debería ser una prioridad que no haya niños viviendo en moteles, refugios, autos o en las calles. Es nuestro deber que esto no ocurra”.

Hacer la diferencia
La organización sin fines de lucro Schools on Wheels ofrece programas para niños desde Kindergarten al grado 12. La organización cuenta con un centro de aprendizaje ubicado en Skid Row.
“Los niños necesitan una educación y nosotros tratamos de derribar cualquier obstáculo que se los impida”, explicó Meek. “Los tutores van dónde se encuentran los niños, ya sea refugios, autos o incluso en la calle, porque el transporte para ellos es un gran problema”.
“La falta de hogar es un tema complejo. En parte es resultado de la falta de viviendas accesibles, pero también de problemas de violencia doméstica, adicción y de los niveles de pobreza que han aumentado de manera dramática”, explicó.
En 2009, la organización contaba con 300 voluntarios que ayudaban a 400 estudiantes. En 2016, el número de voluntarios aumentó a 2,200, mientras que el número de niños aumentó a 3,500.
“Necesitamos toda la ayuda que podamos recibir”, indicó Meek.
Si estás interesado en colaborar con algunos de los programas de la organización, puedes visitar https://www.schoolonwheels.org, llamar al 805-641-1678, o enviar un correo electrónico a contact@schoolonwheels.org.
Crisis en números
Las estadísticas sobre niños son fluctuantes y los conteos de personas sin hogar generalmente admiten que las cifras obtenidas tienden a ser menores a la realidad, porque no incluyen a familias que tienen que vivir en moteles, o a niños que viven en el sistema de crianza.
Se estima que uno de cada 30 niños en EEUU no duermen en su hogar. La Gran Recesión de 2008-2009 aumentó en un 50% la cantidad de menores sin vivienda propia.
Aproximadamente 415,000 niños por día se encuentran en el sistema de crianza (foster home).