México y Trump: la hora de la verdad

Lo que todo el mundo se pregunta es si será posible que Trump obligue a México a pagar por el muro.

Donald Trump insiste en um muro en la frontera sur, que México debe pagar.

Donald Trump insiste en um muro en la frontera sur, que México debe pagar. Crédito: EFE/Impremedia

Este viernes, Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos en un escenario por demás caótico, entre otras cosas, por la larga lista de países y personas con las que en los últimos días ha decidido entablar batallas, en su mayoría carentes de sentido. En esa lista están, desde la actriz Meryl Streep y el congresista John Lewis hasta naciones como Alemania, China y México.

De todos estos países, en ninguno hay tanta preocupación por la llegada del magnate a la Casa Blanca como en México, donde Trump es considerado por la mayoría como el enemigo público número uno.

Aunque muchos consideraban que Trump había atacado a los mexicanos sólo para conquistar la candidatura presidencial, hasta ahora no ha dado marcha atrás en sus planes de construir un muro en la frontera y renegociar el TLC.

En sus declaraciones más recientes, Trump ha dicho que le pedirá fondos al Congreso para edificar al muro y después verá la forma en la que obligará a México a reembolsar los costos de la obra. Peña Nieto, por su parte, insiste en que de ningún modo pagará por el muro porque éste es un tema de dignidad nacional y de soberanía.

Lo que todo el mundo se pregunta es si será posible que Trump obligue a México a pagar por el muro.

La realidad es que, además de que sería impensable que el gobierno mexicano pague por la obra porque equivaldría a cavar su tumba política, carece del dinero para ello. México, como es bien sabido, atraviesa por una grave crisis económica.

Trump está bien enterado de la situación y ha esbozado algunas ideas para recuperar los costos del muro. Una de ellas es imponerle impuestos a las remesas de los indocumentados, pero hasta ahora no hay forma de identificar el estatus legal de quienes hacen los envíos.

Otra idea es aumentar las tarifas a las importaciones de México, pero esto elevaría los precios a los consumidores de Estados Unidos, sin contar con las demandas que se entablarían porque esto es contrario al TLC.

Trump también ha manejado la posibilidad no sólo de renegociar el TLC sino de salirse de éste. Si bien las consecuencias serían desastrosas para México, Estados Unidos también pagaría el precio porque al menos 6 millones de empleos dependen de este tratado, así como varias industrias, entre ellas la automotriz y las de alimentos y bebidas.

Como se ve, ninguna de estas propuestas será fácil de implementar. La relación entre México y EEUU es muy compleja y no se limita a lo económico. Abarca aspectos de cooperación en múltiples aspectos, entre ellos la seguridad nacional. Trump tendrá que evaluar cuidadosamente la situación una vez que esté en la Oficina Oval, desde donde el panorama lucirá totalmente distinto al que ahora tiene en la Torre Trump.

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