La ‘misión imposible’ de un fanático de la selección mexicana
Hizo un largo viaje con el tiempo justo para regresar a trabajar. ¿Lo logrará?
PASADENA, Calif.- José Mireles viajó de Dallas a Los Ángeles ayer, con el tiempo justo para encontrarse con sus dos hijas y transportarse al Rose Bowl para montar campamento y esperar el partido de México vs. Jamaica en la segunda semifinal de la Copa Oro 2017.
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Con el jersey de la selección mexicana y el nombre de Memo Ochoa con el “13” en la espalda, José disfruta de una cerveza fría y espera el asado junto a un grupo de amigos y sus hijas, quienes viven en Los Ángeles y aprovecharon el partido para convivir con su papá.
Mireles gastó alrededor de 550 dólares entre el vuelo y el boleto para el partido, pero él cree que “vale la pena” el esfuerzo y el cansancio de un viaje relámpago que quizá no terminará de acuerdo al plan.
“Es la primera vez que vengo a un partido aquí al Rose Bowl, y además tuve la oportunidad de reunirme con mis hijas”, explica entusiasmado.
El problema es que José debe presentarse a trabajar mañana a las 7 a.m. y su vuelo sale a las 11 p.m. esta misma noche, lo cual le deja un margen máximo tres horas, suponiendo que el partido (programado para arrancar a las 6 p.m.) no se retrasa y no se va a la definición por penaltis. Si a eso le sumamos el congestionamiento vehicular que satura las venas aledañas al coloso de Pasadena tras un partido de fútbol, regresar a tiempo para tomar su vuelo parece una misión imposible para este fanático del Tri.
Optimista, José dice “yo creo que sí la hago (alcanzar su vuelo)”, y se rehúsa rotundamente a la idea de abandonar el partido unos minutos antes del final, incluso si el juego ya está decidido, y así evitar el tráfico.
Al preguntarle qué pasa si pierde el vuelo, José lo tiene claro.
“Me quedo, vale la pena, o compro otro vuelo”.