Trump promete “diezmar” a “MS-13” y otros grupos criminales

Activistas acusan a Trump de atizar la xenofobia y explotar el temor a la inseguridad ciudadana para justificar su política de deportación masiva.

Expertos indican que muchas veces las autoridades se dejan llevar por estereotipos ya que la MS-13 suele utilizar tatuajes.

Expertos indican que muchas veces las autoridades se dejan llevar por estereotipos ya que la MS-13 suele utilizar tatuajes.  Crédito: Getty

WASHINGTON.- Mezclando el “asedio” de pandillas como la “MS-13” con el problema de la inmigración ilegal, el presidente Donald Trump instó este viernes al Congreso a que le dé más herramientas para reforzar la seguridad fronteriza y desmantelar y “diezmar” a las pandillas criminales en todo el país.

Trump acudió al “Suffolk Community College”, una academia policial en un sector obrero de Long Island, con su conocido discurso combativo contra la “Mara Salvatrucha” (“MS-13”), a la que describió como un grupo de “animales” despiadados que tiene “bajo asedio” a Long Island y ciudades como Chicago (Illinois) o Los Angeles (California).

Las pandillas han transformado apacibles comunidades en “campos de muerte manchados de sangre”, porque “son unos animales, y no podemos tolerar como sociedad el derrame (de sangre) de gente inocente, joven, maravillosa, vibrante”.

El mandatario hizo su discurso ante autoridades policiales locales en Brentwood, una ciudad de mayoría latina en Long Island a unas 40 millas al Este de Manhattan.

La ola de 17 asesinatos en Long Island a manos de la “MS-13” desde enero de 2016 ha caldeado los ánimos en el área, mientras grupos conservadores también hacen lo propio para pedir “mano dura” contra las pandillas.

Asimismo, Trump recurrió nuevamente a su estrategia de mezclar el problema de las pandillas con el de la presencia de inmigrantes indocumentados, a quienes lanzó una advertencia directa: “los encontraremos, los arrestaremos, los encarcelaremos y los deportaremos”.

En ese sentido, Trump destacó que, bajo su liderazgo, los cruces ilegales han bajado un 78% y la frontera sur de México “ahora registra poco tráfico” de inmigrantes indocumentados.

La visita de Trump a Long Island coincidió con el segundo día de la que inició ayer el fiscal general, Jeff Sessions, a El Salvador, para reforzar la cooperación policial entre EEUU y los países del “Triángulo del Norte”, que registran una continua emigración ilegal debido en parte a la violencia de las pandillas.

La “MS-13” se ha convertido en una de las más mortíferas de la región, con hasta 10,000 miembros tan sólo en EEUU, con concentraciones en Los Angeles y San Francisco (California) Houston (Texas), Nueva York, Boston (Massachusetts), Charlotte (Carolina del Norte), y el área de Washington, D.C, sede de la capital estadounidense.

¿Qué pidió al Congreso?

Para “desmantelar, diezmar y erradicar” a la “MS-13” y demás pandillas, Trump pidió al Congreso a que apriete las tuercas contra la inmigración ilegal, incluyendo agilizar la construcción de su prometido muro fronterizo, y fondos para la contratación de 10,000 agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), y de 5,000 agentes de la Patrulla Fronteriza, además de más jueces para los tribunales de Inmigración.

También reiteró su llamado a que el Congreso apruebe leyes, como las que ahora pululan en el Legislativo, que castiguen a “ciudades santuario”, agilicen las deportaciones, e incrementen las penas carcelarias para quienes cruzan ilegalmente la frontera.

Alcaldes “patéticos”

Trump afirmó, como lo ha hecho desde que se postuló para la presidencia en 2015, que heredó un “relajo” de país, donde pandillas como la “MS-13” florecieron debido al débil cumplimiento de las leyes migratorias, “un débil liderazgo político” y un “débil” sistema de vigilancia policial.

Sin mencionarlo por nombre, también atacó al alcalde de Nueva York, Bill DeBlasio y a otros que, como éste, han adoptado políticas de “santuario” para inmigrantes indocumentados, aunque la Conferencia de Alcaldes de EEUU de inmediato rechazó esas críticas, tachándolas de falsas y “peligrosas”.

Hay ciudades donde la policía con frecuencia no puede hacer su trabajo porque “tienen a un alcalde patético, o a un alcalde que no sabe lo que está pasando”, insistió Trump, quien pidió a los policías que no sean “demasiado buenos” o cuidados con los delincuentes .

Cultura del miedo

Defensores de los inmigrantes de todo el país acusaron a Trump de atizar la xenofobia para justificar la represión incluso de personas sin antecedentes penales.

Es que, según señalaron, la mayor parte de las medidas que impulsa Trump son una fórmula para la deportación masiva y no una estrategia enfocada en el combate a las pandillas.

El mes pasado, la jefa interina de la Patrulla Fronteriza, Carla Provost, dijo al Senado que de todos los menores centroamericanos arrestados en la frontera sur desde 2011, apenas el 0,02% tenía vínculos con pandillas en sus países, o estaban bajo sospecha de tenerlos.

La Oficina de Washington para América Latina (WOLA), un centro de estudios políticos en Washington, divulgó hoy una hoja con siete datos para desbancar los mitos sobre la “MS-13”, y  varias recomendaciones para combatirla sin confundir ni explotar el asunto para fines políticos.

La idea de la Administración de hacer de los migrantes centroamericanos sinónimo de pandillas criminales “sólo crea estigmas” contra los inmigrantes y los latinos, cuando lo apropiado es mejorar los servicios sociales para que los jóvenes no caigan en las redes de las pandillas, dijo Adriana Beltrán, analista de asuntos de seguridad ciudadana de WOLA.

Por su parte Angélica Salas, directora ejecutiva de la organización angelina CHIRLA, acusó a Trump de “declarar una guerra contra jóvenes inmigrantes bajo sospecha de estar implicados con las pandillas”.

La estrategia anti-pandillas de Trump es “fallida”, su retórica contra los jóvenes indocumentados es “despreciable” y “sus metas para financiar una máquina de deportación masiva es cuestionable”, advirtió Salas.

Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración, destacó que nadie quiere pandillas en sus comunidades pero el clima de hostilidad contra los inmigrantes y el temor a las deportaciones merman la cooperación con la policía para disminuir esa amenaza.

“Un reforzamiento policial eficaz trata a los inmigrantse como socios, no como enemigos, en la lucha contra el crimen”, enfatizó Noorani.

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