A dos años y medio de la entrada en vigor de la ley AB60 que autoriza las licencias de manejo a los inmigrantes indocumentados en California, se han entregado más de 900,000.
“La ley ha sido un éxito porque ha cumplido con su propósito de que el estado tenga conductores seguros y responsables”, dijo Armando Botello, portavoz del Departamento de Motores y Vehículos (DMV), la agencia estatal encargada de emitir las licencias de manejo.
Cuando la ley se aprobó en 2013, el DMV estimó que en tres años se entregarían un millón y medio de licencias bajo la AB60. Es posible que al cumplirse el tercer aniversario de la ley, alcancen el millón de licencias de conducir para los inmigrantes sin papeles.
“No existen estudios exactos sobre el número total de indocumentados en California. Por eso la meta inicial fue basada en un cálculo”, consideró Botello.
Por ahora suman 905,000 licencias de manejo emitidas bajo la ley AB60, la cual se llevó casi 20 años de lucha para ser aprobada en Sacramento.

Manejar sin miedo
Francisco Serrano, coordinador general de la Liga de Fútbol Infantil Anáhuak en Los Ángeles quien obtuvo su licencia AB60 en abril de 2015, dijo que han sido muchos los beneficios que ha recibido al contar con el documento.
“El principal es que ya puedo manejar con confianza sin miedo a que me detenga la policía y me quiten el carro”, dice.
Serrano quien manejó por 15 años sin licencia de manejo, dice que perdió cuatro vehículos en esos años.
“Ya con la licencia de manejo AB60 cambié de carro por uno de modelo más reciente y conseguí un seguro de auto un poco más barato”, comenta.
Pero los beneficios no terminaron ahí. Este inmigrante de León, Guanajuato, México cuenta que la licencia de conducir le ha servido para rentar automóviles, abrir cuentas de banco y conducir con tranquilidad fuera de Los Ángeles.
“Gracias al Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM) y a La Liga Anáhuak, muchos inmigrantes vencieron el miedo y se animaron a solicitar su licencia de manejo AB60”, dice contento.



La demanda baja
“Desde abril de 2016, la demanda comenzó a disminuir, y cada mes ha bajado un poco. En junio, por ejemplo, se expidieron 11,000 licencias de conducir AB60”, expone Botello.
La baja en la demanda, indicó, podría tener que ver con que en el primer año se registró un número muy alto de solicitudes, pero en el segundo y tercer año comenzó a descender.
Francisco Moreno uno de los líderes de COFEM consideró que el descenso en el número de solicitudes de licencias de manejo tiene que ver con que muchas personas sobre todo desde que entró el presidente Donald Trump, tienen miedo a solicitarlas porque creen que sus documentos que revelan su estatus migratorio van a ser compartidos con las autoridades de migración.
“Les explicamos que es muy difícil que eso suceda pero la mayoría no hace caso. Y no han sacado su licencia por miedo e incertidumbre. Algunos hasta temen que se llegue a revocar la ley AB60 “, indica.
El tiempo de espera para la segunda revisión de aquellas personas que les falta algún requisito o porque tienen que aclarar algún dato, se ha solucionado y se resuelve en pocas semanas; y no en meses, como ocurrió el primer año de entrada en vigor de la ley en 2015 cuando se registró una baja en las solicitudes.
“Sin ver las estadísticas, podemos decir que el área de Los Ángeles, ha sido la región donde se han entregado el mayor número de licencias de manejo AB60, expuso.
A pesar del descenso de la demanda, pasar el examen escrito las primeras veces sigue siendo un reto, dice Botello.



Un cambio de vida
A Luvia Lustre, residente de San Bernardino, en 2015 le llevó seis meses pasar el examen escrito. Lo que es más, lo reprobó nueve veces y lo pasó al décimo intento. En cambio la prueba al volante la aprobó a la primera.
“Se me hacían muy difíciles las preguntas. No las entendía, aún cuando el examen era en español”, recuerda.
Tuvo que inscribirse a los círculos de estudio de la ley AB60 que organizó Martha Ivonne Servin en San Bernardino donde la prepararon para el examen escrito.
Pero dos años después de contar con una licencia, Lustre confiesa que está muy contenta. “Ha sido un cambio muy grande en mi vida. Me siento más segura manejando. Si uno maneja correctamente, no hay nada de que temer”, comenta.
Y revela que la licencia AB60 le ha servido como tarjeta de identificación para fines locales. “En la escuela, en la biblioteca y hasta para cambiar cheques”, observa.
Recordemos que la licencia de manejo AB60 no se puede emplear con propósitos de identificación federal.
Lustre, una ama de casa, madre de tres hijos de 17, 12 y 7 años, llevaba tres años que manejaba su auto sin una licencia de manejo. Aunque lleva 18 años en el país, no aprendió a conducir hasta tres años antes de obtener la licencia.
Un estudio revelado por la Universidad Stanford en abril, encontró que la ley AB60 ayudó a reducir los accidentes de aquellos que pegan y escapan de la escena de los hechos en al menos un 7% en su primer año que fue puesta en vigor.