¿Qué se siente despertar al día siguiente del que planeabas morir?

Colin Campbell tenía programado morir en una clínica de suicidio asistido el 15 de junio, pero una amistad de último minuto alteró sus planes, al menos por ahora. Esta es su historia

Muerte asistida

Colin dijo que sus planes aún no están cancelados. Crédito: NORTHPIX LTD

Colin Campbell tenía programado morir el jueves 15 de junio de 2017.

Tenía previsto a viajar a una clínica de muerte asistida en Suiza y finalizar su vida a los 56 años. Pero un encuentro con una desconocida lo llevó a posponer su cita y darle a su vida otra oportunidad.

“Fue un poco sorprendente despertar el viernes”, dijo.

“La mañana del jueves no fue normal, había declarado públicamente que sería el día de mi muerte y me había preparado para irme, pero seguía aquí”.

Colin, de Inverness, en Escocia, había tomado su decisión tras ser diagnosticado con esclerosis múltiple en 1995.

Este padecimiento ataca el sistema nervioso, y aunque no es terminal, es progresivo.

La movilidad de Colin empezó a reducirse y con la progresión de la enfermedad no le quedó otra opción que dejar su trabajo como consultor en tecnología de la información.

Se sentía cada vez más vulnerable, y viviendo solo en un apartamento en un segundo piso sin ascensor llegó a sentirse como un “prisionero” en su propia casa. Con el tiempo, perdió el contacto con sus amigos.

“Decidí que no podía lidiar con otro invierno después de ser hospitalizado dos veces en apenas tres meses”, contó.

En abril de 2017 decidió que la solución era solicitar un servicio suizo que facilitaba el suicidio asistido voluntario, y rápidamente recibió la aprobación para el proceso.

El suicidio asistido no es legal en Escocia. Un intento de legalizarlo no salió adelante en el Parlamento escocés en 2015.

Información y asistencia disponible

Mientras esperaba el final en pocos meses, Colin participó en un programa en la televisión escocesa sobre la legalización del suicidio asistido.

Rona Tynan estaba viendo la televisión esa noche.

“Oí las palabras ‘esclerosis múltiple’ e ‘Inverness'”, contó. “Así que me acerqué a la tele en mi silla de ruedas y escuché la historia de Colin. Me desesperó que él sintiera que tenía que tomar esa decisión”.

Rona era de la misma ciudad y también tenía esclerosis múltiple. Esposa y madre, dice que tiene una vida activa y feliz, aunque hace un año tuvo una sensación de desesperanza similar.

Cuando su prima se dio cuenta de que Rona no estaba recibiendo la ayuda a la que tenía derecho, los servicios sociales la contactaron rápidamente y le dieron más asistencia.

“Mi mayor preocupación era si Colin tenía la asistencia adecuada para una mejor calidad de vida y realmente quería intentarlo y ver si podía ayudarlo”, contó Rona.

“No quería que pensara que no estaba respetando su decisión, pero no podía pensar en que alguien estuviera dirigiéndose a su muerte porque no tuvo la ayuda apropiada”.

Las preocupaciones de Rona eran fundadas.

Cuando se conocieron, apenas a unas semanas de la fecha límite, descubrió que Colin no estaba muy informado sobre la asistencia a la que tenía derecho, incluido algo tan simple como un scooter de movilidad que podía ayudarlo.

“Me gusta desplazarme por la ciudad y con el scooter básicamente recuperé mi vida. Quería que Colin intentara esto para no sentirse atrapado y aislado”, dijo.

“Pensaba que el aire fresco, la gente y los amigos podrían suponer un gran cambio en la vida de Colin”.

Rona consiguió un scooter de prueba para Colin, que él encontró útil.

Las dificultades

Pese a su conocimiento de cómo funciona el sistema, Rona dijo que es difícil encontrar todo el apoyo que se necesita.

“He gastado mucho en elevadores para la silla de ruedas y cuidado privado, pero sigo sin tener una rampa. Si nos dieran estas cosas, o la ayuda adecuada desde antes, creo que la vida sería un poco más fácil”.

El Servicio Nacional de Salud dice que que cada paciente de esclerosis recibe información de un especialista sobre la asistencia disponible, y en el caso de Colin, continúa trabajando con él para darle “apoyo y consejo”.

A Rona le sorprendió que, a pesar que Colin había hecho pública su decisión, ningún servicio intervino o le sugirió otras opciones.

Cuando Colin visitó la clínica en Basilea, Suiza, tuvo que hacer seis pruebas para que se aseguraran de que no era vulnerable o estaba siendo coaccionado.

“Si fallaba en alguna de esas pruebas, mi hubieran denegado la prescripción que permite el suicidio voluntario asistido”.

“No se trata solo de pensar ‘voy a suicidarme’. Si decides ir a Suiza, hay mucho que planear y fue una decisión bien pensada”.

Sin embargo, admite que la clínica no se aseguró de comprobar que él había agotado todas las vías de apoyo posible.

Mik Scarlet, miembro de Not Dead Yet UK, una asociación británica de personas con discapacidad que se opone al suicidio asistido, dijo que implementar un nivel de salvaguarda sería esencial si algún día la muerte asistida es legalizada en Reino Unido.

Con parálisis desde los 15 años, Mik intentó acabar con su vida dos años después.

“Entiendo ese miedo y ese futuro negro”, dijo. “Mucho de eso es por la falta de apoyo, la falta de conocimiento, y la historia de Colin resume nuestras preocupaciones.

“No se puede decir que tomaste una decisión informada si no conoces los planes de scooters o cuidado”.

Otras opciones

Por iniciativa de Colin, él y Rona empezaron a explorar opciones de tratamiento, y Rona ha viajado a México para formar parte de una investigación de células madre.

La arriesgada terapia incluye barrer el sistema inmune de una persona y después reconstruirlo con un trasplante de células madre que frena el progreso de la esclerosis.

En un estudio reciente, de las 281 personas que recibieron el tratamiento, cerca de la mitad se beneficiaron pero ocho murieron poco después.

La recuperación puede llevar hasta dos años y el coste del tratamiento es de unos $65,000 dólares, que Rona consiguió gracias al crowdfunding.

Mientras Rona se recupera en México, Colin se ha establecido en una nueva vida y un nuevo apartamento en planta baja.

Pero su cabeza continúa volviendo al invierno y preguntándose si quiere sufrirlo de nuevo.

“No es agradable. Con esclerosis múltiple tienes un alto riesgo de infección. Un resfriado se convierte en neumonía y una neumonía puede matarte.

“Esperaba que aquel jueves fuera mi última mañana en el mundo. Esto es tiempo extra, pero soy realista, mis planes no están cancelados”.

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