Pintor veterano de guerra retrata el paisaje urbano de Los Ángeles

El artista de origen hispano asegura que pintar le ha dado una vida nueva para dejar atrás esa locura de la guerra

La obra de Roberto Gutiérrez se expone hasta el 9 de febrero en la Galería Boathouse de la Plaza de la Raza en Los Ángeles.

La obra de Roberto Gutiérrez se expone hasta el 9 de febrero en la Galería Boathouse de la Plaza de la Raza en Los Ángeles. Crédito: Plaza de la Raza

Un veterano estadounidense de la Guerra de Vietnam que no encontraba explicación ni alivio para sus bruscos cambios de ánimo, encontró en la pintura una tabla de salvación, que décadas después lo ha llevado a exhibir en diferentes galerías del país.

Roberto Gutiérrez llegó a las artes plásticas a instancias de una monja franciscana, tras lo cual obtuvo una beca de estudios y desde hace 30 años exhibe en galerías de California, Nuevo México y Texas.

“Pero también en Europa, como en Francia, y espero poder mostrar mi arte en Italia y España”, agregó este californiano de 74 años, nacido en Los Ángeles y de raíces hispanas.

Gutiérrez, que en la Guerra de Vietnam sirvió como soldado de la Primera División del Quinto Regimiento de la Marina estadounidense, expone hasta el 9 de febrero en la Galería Boathouse de la Plaza de la Raza, en Los Ángeles, la muestra “La evolución de un artista contemporáneo, pinceladas de paisajes metropolitanos”.

Abierta en diciembre, la exhibición se compone de 58 pinturas en las que el soldado reconvertido en artista se centra en el “paisaje urbano cambiante” a través del tiempo de Los Ángeles, además de estampas de invierno del Parque Central de Nueva York y “la magia de París”.

“Mis influencias son los pintores mexicanos Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera; pero mis propuestas artísticas son impresionistas y abstractas”, explica el pintor, que suele trabajar con materiales como acrílico, tinta y acuarelas.

Antes de dedicarse a la plástica, entre los años 1965 y 1966, Gutiérrez combatió desde la base de Chu Lai, en la provincia vietnamita de Quang Nam, y fue uno de los pocos sobrevivientes de su pelotón.

Explica que tardó en saber que esos cambios intempestivos de humor respondían al nombre de Desorden de Estrés Postraumático (PTSD, en inglés), pero a diferencia de otros con estas secuelas, que terminan en las garras del alcohol o las drogas, él descubrió que pasar el tiempo pintando en sus telas le calmaba.

“Al regresar de Vietnam a veces me sentía deprimido, otras enojado. El arte me ha dado una vida nueva para dejar esa locura de la guerra”, dice el veterano, quien gracias a la beca para excombatientes G.I. Bill estudió artes plásticas en el East Los Angeles Community College.

“El ser humano con PTSD es terco, por eso muchos que sirvieron en diferentes ramas militares están en las calles como desamparados”, indicó.

Carl Castro, director del Centro de Innovación e Investigación sobre Veteranos y Familias Militares de la Universidad del Sur de California (USC), explicó que el arte es uno de los métodos “ampliamente utilizados por los veteranos para lidiar con los traumas del combate”.

“Las artes proporcionan una expresión que el público puede ver fácilmente y que se remonta a la Ilíada y la Biblia”, declaró Castro, un coronel retirado y que resalta que hay también otros métodos.

“Muchos veteranos toman pasatiempos, como la pesca, la carpintería, los deportes, o dedican sus vidas a ayudar a otros a través del trabajo voluntario”, agregó.

Según datos del Centro Nacional para PTSD, del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA), el 30,9 % de hombres y el 26,9 % de mujeres del Ejército de EE.UU. que participaron en la Guerra de Vietnam, de un total de 9 millones de militares este país, han sido diagnosticados con desorden de estrés postraumático.

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