Hay iniciativas electorales que tienen la buena intención de resolver un problema serio como la crisis de vivienda en California. La Proposición 10 es una de ellas, sin embargo a la larga su impacto es más perjudicial que beneficioso por su efecto no intencionado.
Por eso recomendamos votar No en la Proposición 10.
El alquiler promedio de un apartamento de dos dormitorios en California es de 2,000 dólares mensuales; el precio medio de un hogar llega a los 600,000 dólares. Son prácticamente los más elevados de la nación. Es natural que haya una propuesta que elimina la ley que desde 1995 rige el control de alquileres.
La ley Costa-Hawkins establece normas al control de alquileres. Les permite a los propietarios elevar la renta cuando se va un inquilino, deja fuera del control a las casas individuales, entre otros. El propósito de los auspiciadores de la media es eliminar los límites. En la práctica las ciudades van a estar en libertad de fijar su propio nivel y precios de alquileres.
Si bien eso parece atractivo al inquilino de hoy, el efecto es contrario a lo que se busca. La medida conducirá a un incremento de precio. La solución al problema de los elevados alquileres no es decretar un precio sino construir más.
California es un estado caro en relación a los demás, pero el precio de la propiedad es alto porque la construcción de vivienda quedó retrasada en relación al aumento de la población. Lo que se necesita son estímulos para la construcción.
Los constructores y propietarios no invertirán en levantar vivienda si los alquileres son tan bajos que dejen de ser un negocio. Eso puede ocurrir con la Proposición 10.
De la misma manera, un dueño de casa puede no tener la libertad de establecer el precio si desea alquilar una habitación. La eliminación de la ley Costa-Hawkings abre las puertas a un control al dueño que quiera ayudar al pago de su hipoteca alquilando alguna parte de la propiedad vive.
La Proposición 10 podría ser aceptable si incluyera medidas que hagan más fácil y barato construir vivienda, si obligara a las autoridades locales a ser muchos más insistentes en que se destine una porción de los grandes proyectos habitacionales a vivienda asequible. Incluso se puede considerar un aumento en los créditos impositivos para los inquilinos en áreas de alto costo, como Los Ángeles.
La iniciativa no hace nada de esto. Solo se ocupa de los alquileres. Atiende el síntoma, el dolor, de de la enfermedad sin hacer nada para combatirla. De esta manera, la prolonga y la empeora.
Esta no es la respuesta para la crisis de vivienda. ¡Diga No a la Proposición 10!