Navegadores de salud ayudan a inmigrantes latinas

Centro comunitario guía a mujeres y sus familias a obtener los beneficios que les corresponden

El Centro MCHA ofrece clases y talleres informativos.

El Centro MCHA ofrece clases y talleres informativos. Crédito: Cortesía MCHA

La semana pasada, la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, aprobó la ley antiaborto más restrictiva de Estados Unidos desde la decisión de Roe v. Wade, en 1973. La ley de protección de la vida humana (House Bill 314, Human Life Protection Act) prohíbe el aborto en prácticamente todos los casos y condena a los médicos que lo realicen con hasta 99 años en prisión. Las únicas excepciones a la nueva ley son los casos en los cuales la vida de la madre corre serio peligro, o cuando el feto presenta una anomalía mortal. La draconiana ley no contempla excepciones para las víctimas de violación o incesto.

Su aprobación no es un acto aislado sino parte de una serie de ataques de la Administración Trump a la decisión Roe v. Wade y a los profesionales y centros médicos que realizan abortos. Dichos ataques a su vez impactan negativamente el acceso al cuidado de salud reproductiva de las mujeres, en particular de aquellas sin estatus migratorio legal y de las detenidas en centros de ICE.

En 2017, Jane Doe, una adolescente de 17 años que viajó desde Centroamérica a EEUU y fue arrestada por las autoridades migratorias estadounidenses al entrar al país, tuvo que pelear en los tribunales por el derecho a realizarse un aborto. El caso de la joven llegó a la corte federal y finalmente, cuando ya habían pasado más de 15 semanas desde la concepción, Doe obtuvo el permiso para poder hacerlo.

El acceso al cuidado de salud reproductiva de la mujer es fundamental, no sólo para ella sino también para su familia. Las inmigrantes latinas sin un estatus migratorio legal muchas veces postergan y descuidan su salud reproductiva, lo que a su vez impacta a quienes la rodean.

“El servicio a la mujer es primordial”, indicó Lynn Kersey, Directora Ejecutiva de Maternal and Child Health Access (MCHA), una organización de abogacía, educación, entrenamiento y servicios de salud para mujeres y sus familias. MCHA ayuda a las mujeres a navegar el complicado sistema de cobertura de salud y aboga por los derechos de sus clientes, sin importar su estatus migratorio.

Kersey explicó que muchas mujeres inmigrantes no visitan al médico hasta que están embarazadas, y por ello es importante aprovechar ese momento. El Medi-Cal por embarazo caduca un poco después de los 60 días de haber dado a luz y las mujeres pierden la cobertura.

“Cuando las mujeres están embarazadas reciben cobertura de salud comprehensiva, todo lo que necesiten, sin importar su estatus migratorio”, señaló Kersey. “El embarazo es la ‘puerta de entrada’. Hay mucho que se descubre durante el embarazo, que quizás la mujer desconocía. Es importante aprovechar este momento, para poder atender a su salud”.

Estigmas y mitos

Los navegadores y abogados de salud son una pieza fundamental en el rompecabezas que es el sistema de cobertura de salud. Su misión es la de guiar, informar y apoyar a los individuos a navegar el sistema. Al mismo tiempo, los navegadores o abogados de salud deben desmitificar información que llega a los oídos de los pacientes y que no siempre es correcta.

María López, una de las clientas de MCHA, llegó de Guatemala 13 años atrás. Su hijita, Magalí, de tres años de edad, nació en EEUU y recibe el Medi-Cal federal; mientras que López y su esposo, ambos indocumentados, reciben el Medi-Cal estatal de emergencia.

López, recibió el Medi-Cal completo durante su embarazo, pero dice que ahora que ya dio a luz prefiere no usarlo “por las dudas”. La inmigrante también se niega a pedir estampillas de comida, si bien podría calificar para dicho beneficio, o solicitar Health LA, un programa que complementa el Medi-Cal de emergencia y ofrece a los pacientes contar con un médico de cabecera.

“Hemos oído muchas cosas, y muchas cosas que al final no son ciertas. Yo oí en la tele que nos pueden deportar a nuestro país y si eso pasa, la niña se va a quedar solita así”, expresó López

“Muchas familias viven con la ilusión de que algún día puedan ajustar su estatus migratorio y por eso temen que si utilizan los beneficios, en un futuro esto los podría afectar”, explicó Celia Valdez, Directora de inscripción y alcance (Health Outreach and Enrollment) y quién escucha esos rumores diariamente.

“Muchas mujeres llegan creyendo que si utilizan el Medi-Cal o cualquier otro beneficio pueden deportarlos, quitarles a sus niños, la casa, incluso reclutar a sus hijos en las Fuerzas Armadas”, contó Valdez.

En muchos casos, los pacientes no sólo tienen la barrera del idioma, sino que tampoco saben leer ni escribir.

“Muchas veces, las personas pierden su Medi-Cal simplemente porque no lo renuevan, o cometen errores al llenar la aplicación”, explicó Valdez.

Valdez tiene un equipo de ocho personas que trabaja directamente con las mujeres que llegan al centro, las guían y asesoran sobre cuáles beneficios pueden obtener y cuándo deben renovar su Medi-Cal, ayudándolas a desenmarañar el complejo sistema de salud. MCHA también ofrece asesoramiento para obtener CalFresh (el nuevo nombre del programa de estampillas de comida), cuidado de salud mental, dental, visión y otros beneficios.

Temas tabúes

No sólo es el temor por el estatus migratorio, o los rumores y falta de información los que mantienen a las inmigrantes latinas alejadas del cuidado de salud reproductiva. Muchas latinas prefieren no tocar ciertos temas “vergonzosos” o tabúes tanto por cuestiones religiosas o culturales.

Según el estudio “Atención de salud reproductiva a través de los ojos de mujeres latinas”, realizado por el Centro nacional de violencia doméstica y sexual (http://www.ncdsv.org), las mujeres latinas son más reacias a compartir problemas importantes de salud reproductiva con sus médicos, como resultado de cuestiones culturales. Las latinas, especialmente las inmigrantes jóvenes o menos aculturadas y las inmigrantes que han llegado más recientemente pueden percibir a los proveedores de servicios de salud reproductiva como figuras de autoridad, y sentirse intimidadas.

También pueden sentirse incómodas ante conversaciones sexualmente explícitas que en su cultura son percibidas como tabú. Por otro lado, en el caso de las mujeres latinas solteras, este tipo de conversaciones pueden implicar que son sexualmente activas, algo no siempre bien visto bajo ciertas normas culturales.

Gracias a MCHA, Roxana pudo obtener ayuda para su diabetes.

Una larga relación

Roxana Gaspar llegó de Guatemala 25 años atrás, y desde hace 23 años que atiende a MCHA, no sólo para renovar sus beneficios, sino también para las clases y talleres informativos. La inmigrante tiene dos hijos mayores, de 22 y de 23 años.

“Dios me la puso en mi camino (a Debbie Winski, su trabajadora social de MCHA)”, aseguró Gaspar, quien conoció a Winski cuando su hijo mayor tenía 20 días. “Yo no sabía lo que estaba haciendo. Debbie me vio cuando le daba soda al bebé y se me acercó a hablar”.

Gaspar tiene diabetes tipo 2, Medi-Cal de emergencia, y está en el proceso de obtener My Health LA para complementar la cobertura. En MCHA la ayudan a aplicar para diferentes beneficios y la asesoran en temas de salud.

“Por ejemplo, me ayudaron a conseguir el ‘lápiz’ para la diabetes, porque yo no calificaba, pero tampoco podía usar las agujas (insulina). A cada rato me cambian la medicina. Yo no sé leer y muchas veces ni sé qué tengo que tomar”, explicó Garza. “Yo no tengo nada. Vivo sola con mis perritos y a veces sólo puedo comer una vez al día”, compartió.

Margarita Valdez es otra de las latinas que mantiene su relación con el centro, a pesar de que sus hijos ya están grandes.

“Llegué (a MCHA) cuando mis hijos mayores eran pequeños, hace más de 15 años”, recordó Margarita Valdez, cuyos hijos tienen en la actualidad 20 y 23 años de edad.
La inmigrante, que llegó de Hidalgo, México en 1994, sigue visitando el centro con sus hijas menores de 5 y 7 años de edad “por los talleres informativos, clases de desarrollo personal y las obras de teatro, que ofrecen.

“Cuando llegué, le tenía miedo a todo, pero gracias a estas clases, aprendí a hablar. Aquí recibo un apoyo permanente. Mis hijos tienen muy buenos recuerdos de venir al centro”, compartió. MCH ofrece actividades y cuidado de niños, mientras sus madres asisten a los talleres.

Las mujeres inmigrantes como Margarita aprenden a navegar el sistema de salud.

Y a pesar de la importancia del centro para cientos de familias y para la comunidad en general, MCHA y decenas de organizaciones similares podrían perder los fondos estatales.

“Los centros de abogacía y navegación del sistema de salud son necesarios. No sólo ayudamos a las mujeres embarazadas o sin documentos migratorios, sino también a las mujeres embarazadas que no tienen hogar (homeless) a hombres y a ancianos. Hace falta gente que luche por ellos”, señaló Kersey

En marzo pasado, una coalición de organizaciones que incluyen a MCHA, Community Health Councils, SEIU California y California Physicians Aliance, entre muchas otras, enviaron una propuesta a la Asamblea de Presupuesto de la Comisión de Salud y Servicios Humanos (Assembly Budget Subcommittee on Health and Human Services) para obtener fondos que apoyen a los centros de apoyo de cobertura de salud comunitarios.

Para más información sobre los servicios que ofrece MCHA, puedes visitar http://www.mchaccess.org/, o llamar al 213-749-4261

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